Ginji
Mientras revisamos de manera meticulosa la terraza, descubrimos una escalera de emergencia tan vieja que parecía oculta. Rouge baja primero, se oye rechinar ese metal, no se ve seguro, pero por suerte desciende sin problemas. Por mi parte los primeros escalones están bien, pero con el último no pensé que estaría tan alejado del suelo. Y eso que vi a mi mánager saltar. Mierda, qué vértigo.
—Salta, yo te atajo —me dice, así que dudo, sin embargo al final lo hago, él sonríe cuando termino en sus brazos—. Te atrapé, ya no te dejaré ir.
Intenta besarme, así que le grito.
—¡Bájame!
Se ríe.
—Perdón. —Me baja despacio—. Debo admitir que no te imaginaba tan alterado, aunque con sinceridad creo que me empieza a gustar esa faceta tuya también.
Me alejo del agarre que tiene en mi cintura, luego suspiro.
—Rouge, ya te he dicho esto antes y te lo diré de nuevo si es necesario, no estoy interesado en ti…
—Lo único que me importa es mi carrera —me interrumpe, terminando mi frase—. Sí, lo sé.
—¡¿Entonces por qué me sigues coqueteando?! ¡Antes no hacías eso!
Finge que tose.
—Ni tú gritabas. —Suspira y luego sonríe—. Supongo que las cosas cambian ¿Volvemos? —Ofrece su mano.
No la acepto y avanzo.
—¿Dónde está tu coche?
—Por aquí. —Se me adelanta tranquilo, está muy calmado y sonriente a pesar de mi rechazo.
¿Realmente las cosas han cambiado? No creo que sea para bien.
Al regresar nos cruzamos con Selenia, pero no acota nada, es como si nunca me hubieran enviado al psiquiátrico. La luz ha vuelto a la normalidad y el director parece entusiasmado, quiere incluirme en una nueva serie.
—¿Lista para ir al cine? —Talk se me acerca y frunzo el ceño.
—No —digo cortante.
—Deberías —expresa el director, entonces ambos lo miramos.
—¿Por qué? —pregunto yo para eliminar el silencio incómodo.
—Es que los quiero juntos para esta serie, será lo mejor, la pareja estelar unida, precioso.
—¡¿Juntos?! —chillamos los dos.
—Pero… —Se lo piensa Talk—. No sé, todavía no nos conocemos muy bien.
—¡¡Exacto!! —Asiento repetidamente.
—Aunque por otro lado... conocernos más que físicamente no me desagrada.
—¡¿De qué hablas?! ¡No he estado contigo! —chillo.
—Qué decepción que no recuerdes nuestras fogosas noches. —Enarca una ceja, pero luego se acerca de manera pícara—. Pero si quieres podemos repetirlas y esta vez no te las olvidarás.
—Asco —digo y doy un paso hacia atrás.
—Jovencitos, no quememos etapas. —Se ríe el director.
Veo como Rouge estruja el anotador que tiene y yo comienzo a reír con nerviosismo. Necesito explicar, porque siento que no quiero que esté enojado ni que lo malinterprete.
—¡He dicho que no pasó nada! —insisto.
—Haya ocurrido o no, no me importa —interfiere otra vez el director—. Fingir no es tan difícil, es como actuar y ustedes son excelentes actores, así que no le veo el problema, señorita.
Suspiro.
—Bien. —Luego señalo a Rouge—. Pero él lo tiene que aprobar.
—No es tu mánager —me recuerda Talk—. ¿O sí? Creí que era esa rubia despampanante de la otra vez.
—Sí, lo soy. —Llega la que faltaba y pone una mano en mi hombro—. Deberías ir a esa cita, es bueno para el marketing y ayuda a que no nos volvamos locos. —Hace una pequeña referencia al psiquiátrico a modo de amenaza indirecta.
Fuerzo una sonrisa, aunque no puedo evitar fruncir el ceño luego.
—Tienes razón, me encantará ir al cine con Talk.
La odio, solo quiere verme sufrir.