Rouge
Siento un calor que quiere salir de mi garganta, mi respiración es dificultosa. Abro los ojos y un humo negro sale por mi boca. Este vapor me quema, me arde. Me levanto de la cama, voy a dirigirme a la cocina por un poco de agua, pero me detengo antes de llegar a la puerta de mi habitación. Visualizo como mi aliento oscuro se moviliza alrededor de mi espejo, así que me acerco a este. Como si fuera una cámara de vigilancia, puedo ver lo que ocurre en la casa de Ginji. Frunzo el ceño al verlo dormido en los brazos de Talk.
«Es mío», oigo en mi cabeza y mis dientes se presionan.
Le pego al espejo con mucha fuerza, entonces los vidrios se rompen, lastimando la piel de mi mano. Chillo de dolor, pero reacciono cuando me agarro la herida.
¿Qué estoy haciendo?
Mi sangre es negra y la lastimadura de la nada comienza a desaparecer. Siempre he pensado que eran alucinaciones, sin embargo es tan real. Aunque de algún modo desearía pensar que sí estoy loco, pues desde que acepté que lo que me ocurre es verdad la situación empeora.
Ya no solo hay voces e imágenes, también cosas sobrenaturales suceden a mi alrededor, como esta lesión curada, o…
El vidrio que ya no está roto.
Me agacho a tomar el último trozo que queda en el suelo, pero se desplaza de mis dedos y se une al espejo, para dejarlo liso y brillante en una especie de luz.
Hasta el vaso que iba a buscar está aquí.
Ginji
Parpadeo varias veces al darme cuenta que lo hice otra vez ¡Sonámbulo me fui a dormir con otro! Talk ni se ha percatado, pero qué vergüenza. Qué bueno, parece que tiene sueño profundo, porque ni se ha movido de allí.
Me levanto despacio de la cama, me voy directo a la cocina y me encuentro con la desaparecida.
—¡Selenia! —Me sobresalto.
—Así que envías a dormir a uno al sillón y al otro a la habitación de huéspedes, qué atrevida.
—No conocía la casa cuando Rouge vino a dormir —me defiendo.
—Harás que tu hombre se enfade. —Se ríe.
—¿Qué hombre? —Frunzo el ceño—. No digas bobadas.
—Haces bien, diviértete en todo lo que gustes, para eso es este deseo después de todo. Disfrútalo, porque cuando estés listo, ya no podrás hacer nada de esto.
Enarco una ceja.
—¿De qué estás hablando?
—Bueno, ya descubriste tu secreto y es un honor ser quien te haya encontrado al fin, así que tarde o temprano vendrás conmigo a la secta, para entregarte a nuestro gran señor.
—Tú estás loca, ya lárgate de mi casa. —Pongo las manos en mi cintura.
Se carcajea.
—La casa que yo te di.
—Me importa una mierda, yo no quería ser mujer y si ese señor del que hablas amaba tanto a mi yo del pasado no me hubiera cambiado el sexo, a las personas se las aceptan tal y como son.
—El dios de la oscuridad seguro estará de acuerdo contigo, pero como sabrás ustedes no podían estar juntos porque eras hombre, así que uno de los dos tenía que hacer ese sacrificio, alguien tenía que ser la mujer de la relación —se burla.
—Pues dile que se quedó en el pasado, es un retrógrado, y si tanto quería a una mujer, se hubiera convertido él.
Selenia vuelve a carcajearse.
—Eres tan divertido, Ginji, ya veo porque nuestro señor te ama tanto y quiere protegerte de todo lo que se viene.
—¿Qué se viene? —Enarco una ceja.
Sonríe con malicia.
—Te buscamos por muchas vidas y al fin te encontramos, esta vez tu protector no pudo esconderte. Al fin nuestro dios te tiene, estuvimos esperando esto por mucho tiempo. El mundo será nuestro, pero no te preocupes, tú no lo verás, te tendremos protegido en un mausoleo como él desea, protegido como una princesa.
—¿Me van a matar? —consulto al escuchar la palabra “mausoleo”.
—Oh, no, te va a comer, nada grave —dice tranquila.
Quedo petrificado sintiendo el miedo.
—¿Quién es ese protector del que hablas? —Intento recuperar mi compostura.
Alza la mano señalando la habitación.
—La guerrera que no se acuerda de su pasado. —Baja la mano, poniéndola en su cintura—. Tu caballero está en nuestro bando sin enterarse.
—¿Talk? —expreso sorprendido.
—El dios del deseo estará muy feliz, al fin podrá vengarse de ella.