La segunda flecha de cupido

Capítulo 2

Llego a mi clase y me tengo que disculpar con el profesor por haber llegado tarde. Darwin y Evelyn me quedan mirando exigiendo una explicación.  
Ellos son mis dos mejores amigos. Evelyn va a natación conmigo desde niñas, es la hija de mi padrino, así que crecimos juntas y a Darwin lo conocimos aquí en la universidad. Ella es un poco más gruesa que yo, tiene un cuerpo de infarto, su cabello es castaño claro, sus ojos son verdes, es 2 cm más alta que yo. Darwin es mucho más alto, como 10 cm más que nosotras, él es de piel morena no tan oscuro, su cabello es castaño oscuro, sus ojos son cafés, su nariz es fileña y sus labios son carnosos, mi amigo tiene un cuerpo de infarto.

 


—Tienes cara de pocos amigos —me susurra Eve.  
—Es que tiene pocos amigos, solo nos tiene a los dos —responde Darwin con diversión y Evelyn rueda los ojos. 
Ellos tiene una química increíble, se gustan, pero ninguno ha dado el primer paso. 
—No eres nada gracioso, Dartonto. 
—Aún así te traigo loquita, preciosa —le guiña un ojo y mi amiga se sonroja. 
—Hagan silencio —sentencia el profesor. 
—En el receso nos cuentas —asiento. 
La clase se termina sin problemas, el profesor nos dejó un trabajo grupal para la próxima clase que es el viernes. Salimos del salón y vamos a la cafetería. 
—Somos todo oídos —comenta Eve y se sienta. 
—Un chico me chocó el auto. 
—¿Estás bien? —pregunta Darwin. 
—Sí, el único que sufrió fue mi precioso Nissan. 
—¿El chico era guapo? —pregunta Eve y Darwin dirige su mirada en su dirección. 
—¿Eso que tiene que ver? 
—Si es guapo se le perdona el incidente —ella le guiña un ojo. 
Darwin rueda los de él.  
—No me fijé en eso, tenía mucho coraje por mi auto, voy a tener que llevarlo al taller y me va a tocar que Juan me traiga —resoplo. 
—Al menos no te pasó nada —dice Eve. 
A lo lejos veo venir a Gabriel, cuando me ve, sonríe. Él es mi novio, también es el hijo de mi padrino. Tiene 21 años, es alto como Darwin, también tiene buen cuerpo, su cabello es rubio y sus ojos son verdes como los de Evelyn. Son muy parecidos físicamente.  
—Amor —besa mis labios. 
—Hola amor. 
—Chicos —los saluda. 
—¿Hay entrenamiento hoy? —le pregunta Darwin. 
Él se sienta a mi lado y pasa su brazo por mis hombros. 
—Eso no se pregunta, Darwin. Sabes que el campeonato se acerca. 
—¿Ves que sí eres Dartonto? Ese apodo te queda perfecto —Darwin le sonríe. 
—Y tú, eres preciosa, mi apodo también te queda muy bien —ella sonríe tímida —pero también eres insoportable —deja de sonreír. 
Le da un leve golpe en el brazo y Darwin se ríe. 
—¿Qué harás hoy, amor? —me pregunta Gabo. 
—Iré a mi entrenamiento, lo de siempre, ¿tienes algo en mente? —asiente. 
Se me acerca y muerde el lóbulo de mi oreja, suelto una pequeña risita. 
—¿Qué te parece si las recojo, dejamos a Eve en casa y nosotros nos vamos a dar una vuelta? —sonrío. 
—Nada me daría más gusto —le guiño un ojo. 
Darwin emite un sonido de picardía. 
—¿Son ideas mías o la temperatura subió aquí? 
—Que asco —susurra Eve. 
Darwin alza una ceja. 
—¿Asco por qué, preciosa? Si es la mejor sensación del mundo —ella lo mira. 
—Y tú lo prácticas muy a menudo, ¿o me equivoco? —alza una ceja. 
La respuesta no le va a gustar. 
—No debería responder eso, un caballero no tiene memoria. 
Veo la desilusión en el rostro de mi amiga. Se pone en pie y se va. Miro a Darwin con desaprobación. 
—¿Eres tonto o te sale natural? —ruedo los ojos y me pongo en pie. 
—¿Hice algo malo? 
—¿Y lo preguntas? 
—Mi hermana tiene razón, eres un tonto —dice Gabo y le da zape. 
Me despido de Gabo y sigo a mi amiga que tomó rumbo a los baños. Me mira y yo abro mis brazos, me acerco y la envuelvo en ellos. Sé que le dolió la respuesta de Darwin. 
—No debería sentir esto por él, es un maldito mujeriego —se separa de mí. 
—Él es idiota y mujeriego, pero ¿sabes qué? Te quiere. Solo que el muy cobarde prefiere las relaciones fáciles, de una noche. Le da miedo enamorarse de ti, pero si te quiere —ella suspira. 
—Y yo a él, también me da mucho miedo enamorarme de Darwin. Yo… no soportaría que jugará conmigo —niego con la cabeza. 
—Sabe que si llegan a tener algo no saldría ileso si te hace infeliz —se ríe. 
Me abraza. 
—Gracias Ane. 
—Ahora vamos a la próxima clase. 
Salimos del baño y cuando llegamos al salón Evelyn no le dirige la palabra a Darwin. Él hace todo lo posible por llamar su atención y mi amiga lo ignora, lo cual me causa mucha gracia. 

* * * 
Salimos de la universidad y vamos de camino a la escuela de natación. 
Llegamos en pocos minutos, a lo lejos veo a nuestras compañeras e inmediatamente nos  sumimos en una conversación mientras esperamos a la profesora. 
Estamos cerca de los juegos nacionales de natación, son en un mes, por lo que tenemos que esforzarnos más y entrenar con disciplina. La profesora deberá escoger a varias de nosotras para que representemos a la institución en los juegos nacionales.  
La profesora llega y de inmediato da su breve discurso de siempre. Que es para motivarnos a que demos lo mejor de nosotras. 
El entrenamiento termina y vamos a los vestidores. Al salir nos encontramos con el auto de Gabo y él esperándonos a un lado. Le sonrío y beso sus labios. 
—Vayan a un motel —susurra Eve con un tono de diversión. 
—Para allá vamos —lo miro como si estuviera loco. 
—Gabriel… 
—Ya Eve no es una niña, ella sabe lo que hacen las parejas cuando están solos —sonríe con picardía. 
Su hermana rueda los ojos. 
—Llévame a mi casa, estoy cansada —le ordena y se sube al auto. 
Gabriel me mira. 
—¿Te enojaste? 
—No me gusta que hables así. 
—No tiene nada de malo, somos adultos y es lo más normal que las parejas tengan sexo. 
—Es normal, pero no para que lo andes ventilando cada vez que se te da la gana —suspira fastidiado y su expresión no me gusta.  
Lo miro mal. Me doy la vuelta y me subo de copiloto, se sube después y emprende camino hasta su casa. Al llegar me despido de mi amiga y él arranca nuevamente. Se estaciona en una esquina. 
—¿A dónde vamos? —pregunta. 
—A mí casa, no tengo ganas de salir contigo. 
Me mira con incredulidad. 
—¿En serio me dices eso? 
—No acostumbro a bromear contigo. 
—Por Dios, Annelise. Es un acto infantil lo que estás haciendo, no tienes porqué enojarte, estás exagerando. 
Lo miro furiosa. 
—Yo no soy exagerada, simplemente odio que hables como si nada más tuviéramos sexo o ¿eso es en lo único que piensas? 
—No le veo nada malo. 
—¿Solo me quieres para eso? —se queda callado por unos segundos. 
Suspira y luego me mira. 
—Si nada más quisiera eso de ti, no tendríamos dos años de relación, ¿no crees? 
Suspiro. 
—A veces pienso que sí —susurro. 
Va a hablar y escuchamos ruidos a nuestro alrededor. Por la ventanilla del auto se asoma un señor con su rostro cubierto. Toca la ventanilla.  
Mi corazón comienza a latir más rápido. 
—¿Annelise Galván? 
Pregunta y miro a Gabriel asustada. 
—Váyase y no moleste. 
Contesta y el señor encapuchado rompe el cristal del auto. Toma a Gabriel de la camisa y lo acerca a la ventanilla. 
—No es contigo con quién estoy hablando —me mira a mí —Si no quieres que pase a mayores vas a dejar que me lleve a la señorita aquí presente. 
Gabriel lo golpea y yo suelto un leve grito. Enciende el motor y acelera. Detrás de nosotros viene el encapuchado en un auto y se acerca peligrosamente. Choca el auto por la parte de atrás y por la impresión siento un golpe en mi cabeza. 
—¡Dios mío! 
Gabriel logra esquivarlos hasta que lo perdemos de vista. 
—Eso fue… ¿Estás bien? —me pregunta. 
Mis latidos cada vez son más rápidos. 
—No, ¿cómo sabía mi nombre? 
—Eso lo vamos a averiguar. 
En pocos minutos llegamos a mi casa, me ayuda a bajar del auto y entramos, mi mamá al verme suelta un grito horrorizada y mi papá se acerca a nosotros de inmediato. Le contamos lo sucedido y su rostro es de total preocupación.  
—Lo más extraño fue que preguntó por mí, no sé qué iba a hacerme, pero me quería a mí. 
Mi papá se muestra completamente enojado y preocupado. 
—Gracias a Dios yo iba con ella, sino, no sé qué hubiera pasado. 
Asiento. 
—Esto es más serio de lo que pensaba. 
Frunzo el ceño. 
—¿Qué? 
—Ya había recibido amenazas, pero no pensé que fuera tan serio. Tú vida y la de tu madre corren peligro —mi bello se eriza. 
Gabriel toma mi mano y yo trato de asimilar lo que acaba de decir mi papá. 

 



#22903 en Novela romántica

En el texto hay: amor, odio, amisad

Editado: 14.08.2021

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