La segunda oportunidad del alfa

Epílogo

Felicidad plena

 

Julián tomó entre sus brazos a su loba hechicera la beso con gran pasión mientras sus manos se deshacía de las prendas que impedían sentir el calor de su piel.

 

—Oh, mi hechicera eres tan hermosa, tanto mi lobo como mi alfa están locos por estar contigo, sabes hay algo en lo que tú serás la primera —Julián se aleja para mirarla a los ojos.

 

—Yo solo he mantenido relaciones sexuales con chicas en mi cuerpo humano, aunque mis entidades si han tomado el control —confiesa apenado, ella le sonríe y se acerca a besarlo ardientemente.

 

—No esperemos más mi alfa, quiero sentirte — ambos cuerpos se fusionaron de maravilla, era un espectáculo digno de los dioses.

 

Julián tomó su alma gemela en todas sus facetas, sintiendo el amor desbordado por parte de ambos.

 

Su lobo estaba encantado con la hermosa mate que la Diosa Luna le había regalado sin siquiera merecerlo.

 

El alfa no fue brusco cuando fue su oportunidad de tenerla, al contrario sus garras acariciaron tanto el pelaje de la loba como la piel de la humana, sin producirle otra cosa que no fuera placer. Ninguno se detuvo por una larga semana donde se marcaron con todo el amor que anhelaban dar y recibir.

 

—Te amo mi alfa —exclamo extasiada.

 

—Yo te amo mucho más mi loba hechicera —proclamo con devoción antes de volverse a fundirse en el cuerpo ajeno.

 

El clímax los invadió los colmillos del alfa atravesaron la piel de su compañera marcándola como suya una última vez antes de regresar a la manada.

 

...

 

—La familia debe de estar ansiosa por nuestra llegada —comento Aisha mientras el alfa conducía rumbo a la manada.

 

—Si estarán muy felices —asintió Julián, estaba tan feliz de que ella lo aceptara que no borraba la sonrisa de su cara.

 

En la manada todos estaban emocionados anhelado que todo hubiera salido bien con sus cachorros que a pesar de la edad que tenían lo seguían viendo como tal.

 

Leví se pasó la semana inquieto, en ocasiones lloraba, pues no entendía por completo por qué sus padres se habían ido sin despedirse y tardaban tanto en llegar.

 

Tampoco era que se le podía a explicar a un niño de su edad que sus padres pasaron la semana follando como conejos por el celo y que lo más probable era que muy pronto tuviera con quién jugar.

 

—¿Crees que se han cuidado o seres abuelos muy pronto? —pregunto Adriano emocionado, aún no lo era y ya venían tres en camino, no se opondría a unos cuantos más, ya era bastante viejo.

 

—Nuestra hija no se cuida, así que es lo más probable en uno de sus mensajes me dijo que su celo se activó en cuanto su Julián la toco lo natural en estos casos —Alberto explico mientras tenía una mano sobre la pierna de Alison y otra en la del beta.

 

Todos los demás asintieron sabiendo que eso era lo más probable, sin embargo, no les disgustaba en lo absoluto, solo deseaban la felicidad y armonía de su familia.

 

 

El auto con ambos jovenes se estacionó frente a la casa de la menor, la cual salió emocionada y abrazo a  su pequeno que no tardo en correr hacia la mujer que le había dado la vida.

 

Julián se les acercó y lo abrazo con fuerza, jamás imagino años atrás cuando nacieron todos los bebes que ese niño cuál fue el unico varón sería su hijo, más adelante, la vida da muchas vueltas y a veces lo que  nos parece imposible, el destino lo vuelve posible.

 

...

 

Tiempo después

 

La vida era emocionante para la pareja  se habían casado un mes después de iniciar su relación, pues como habían predicho los mayores la semana del celo fue muy productiva, dos cachorros habían nacido para unirse al equipo lobos de la familia, ninguno nació hechicero sino dos pequeños y revoltosos alfas, Aisha se sentía feliz con la familia que tenía.

 

No volvió a soñar con su antiguo mate, sin embargo, lo recuerda con una sonrisa, ni Julián ni ella quieren matar el recuerdo del gran guerrero que fue frente a su hijo.

 

La manada estaba en armonía, Michelle entendió que su oportunidad ya había pasado y se mantenía al margen y sola cuidando de sus cachorros, Julián le enviaba uno que otro obsequio a los pequeños y los saludaba con cariño cuando se los encontraba era un hombre empático que amaba los niños por lo que no veía nada de malo a hacer eso.

 

Aisha nunca volvió a  sentir inseguridad, conocía lo suficiente al lobo para saber que esté la amaba con locura.

 

Julián no paraba de agradecer a la Diosa Luna por darle una segunda oportunidad, pues se consideraba afortunado cada vez que veía a su loba hechicera y sus hijos llamarlo papá.

 

—Gracias por cambiar mi destino —ambos musitaron en sus mentes abrazados mientras observaban la luna esplendorosa y llena de luz.

 

Un ser místico, puro y lleno de luz, los observo y sonrió complacida, pues...

 

¿Quién dice que la Diosa Luna no puede cambiar nuestro destino?

 

 

 




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