La selección

XXXVIII:

- Cuando terminéis de desayunar dirigios todas a la sala de clases. - Anunció la señorita Elise el lunes por la mañana, justo antes de que las seleccionadas se dirigiesen al comedor.

Y, nuevamente, todas las jóvenes supieron al instante el motivo por el que se les había llamado.

- Espero haber aprobado el examen. - Susurró Evelyn casi automáticamente mientras observaba su taza de café echada algo hacia atrás en su asiento.

- Ya verás que sí, y siéntate algo recta, la familia real de vez en cuando lanza miradas en nuestra dirección. - Le respondió Brielle, intentando animar y relajar algo a su amiga.

Ella estaba segura de que había pasado, tenía una sensación en el cuerpo que se lo anunciaba.

Ada también estaba segura de que había pasado. Lo tenía claro porque, gracias a su padre, había conseguido las preguntas. Su padre era comerciante de telas y visitaba el palacio constantemente, varias veces al año. En sus visitas tenía la libertad de moverse por palacio y muchas veces se enteraba de cosas privadas, así había conseguido saber lo que buscaban los príncipes antes de la primera selección y el significado de los sobres de colores.

La última visita a palacio había sido una semana antes del examen, y había escuchado las preguntas. Con una leve vista con su hija antes de volver a Iretia consiguió informarla. Lo que hacían se consideraba incumplimiento de varias normas, pero mientras no les pillasen todo estaba bien.

Al finalizar el desayuno, las jóvenes se dirigieron a la sala de clases temblando de los nervios. Se respiraba un ambiente similar al del día de la inscripción: en el fondo todas creían que pasarían el examen, pero todas sabían también que habría eliminadas.

- Si vuestros nombres están en esta lista, habéis conseguido pasar el examen y permaneceréis en palacio. - Anunció la señorita Elise, dejando una hoja de papel sobre su escritorio.

Las treinta y dos seleccionadas se acercaron a la mesa prácticamente corriendo. Aunque Evelyn no estaba especialmente emocionada por ver ese trozo de papel del que dependía que su familia siguiese recibiendo dinero o no, se vio arrastrada con el resto de jóvenes.

- Evelyn, ¡Hemos pasado! - En apenas un minuto Brielle salió de la aglomeración de chicas alrededor de la mesa y corrió a abrazar a su amiga. - Hemos pasado las dos, seguimos en palacio.

- ¿En serio? - En el fondo Evelyn quería creer que sabía con certeza que había aprobado, pero siempre quedaba una pizca de duda.

- Sí, están nuestros nombres en la lista, ¡Seguimos en palacio!

- ¿Y Azalea? ¿Y Bianca? - Sabiendo que ella había aprobado, y aún asimilando la noticia, la curiosidad invadió su cuerpo y quiso saber si sus otras dos amigas, Ada y más chicas habían aprobado o no.

- No lo sé, ni me he fijado. Podemos ir a preguntarles.

La marabunta de chicas que se habían agolpado sobre la hoja de papel comenzaba a disolverse lentamente, algunas saltaban de la alegría igual que Brielle, otras se apartaban llorando a moco tendido.

Azalea y Bianca fueron muy fácil de distinguir, pues Bianca era excesivamente clara de piel y pelo y, a su lado, Azalea se veía mucho más morena de lo que en verdad era.

- Las dos hemos pasado, ¿Y vosotras?

- También, Bianca aún no se lo cree. - Respondió la joven morena con una amplia sonrisa antes de abrazar a Evelyn.

- Sigo pensando que debería haber suspendido, apenas pude responder bien una de las primeras preguntas que había. He echado a perder los esfuerzos de Azalea por enseñarme. - Susurró Bianca con la cabeza ligeramente agachada, un par de mechones escapándose de detrás de su oreja.

- ¿Qué dices? No has echado mis esfuerzos a perder, has aprobado el examen. Ya está.

- Es estupendo que las cuatro hayamos pasado. - Comentó Brielle sonriendo.

Sonrisa que captó especialmente la atención de Azalea, ¿Por qué no le parecía una sonrisa sincera? Aunque rápidamente se deshizo de ese pensamiento, contagiada por la alegría de sus amigas.

- Solo hemos aprobado el examen once chicas, ¿El resto serán realmente eliminadas? ¿Todas? - Preguntó Bianca una vez que ya volvían a sus dormitorios.

- Eso parece... - Brielle respondió con cierto tono de tristeza.

Por los pasillos cercanos a los dormitorios se veían a seleccionadas sueltas llorando o caminando con rabia. Evelyn entendía sus reacciones, ¿cómo habría actuado ella si no hubiese pasado el examen? ¿Se habría permitido llorar delante de todas o habría aguantado hasta llegar a Iretia? No podía terminar de adivinarlo y agradeció enormemente el no tener la oportunidad de hacerlo.

Tenía unas ganas infinitas de escribirle a su familia y comunicarles las buenas noticias, aunque aún le quedaba una semana para poder hacerlo, por lo que se enterarían antes, durante la entrevista del miércoles.

Al ir tan ensimismada en sus pensamientos y no prestar realmente atención a su alrededor no se dio cuenta de la presencia del príncipe Stefan hasta que estuvo a un par de metros de ella, observándola con una amplia sonrisa.

- ¿Te apetece pasear, Evelyn? - Preguntó al mismo tiempo que hacía una leve reverencia.

La seleccionada le dedicó una corta mirada a sus amigas antes de asentir con la cabeza, aunque sin mucha ilusión. ¿Por qué siempre debía escoger los momentos más oportunos para presentarse ante ella?

- Vayamos a alguno de los jardines, donde podamos hablar cómodamente. - Propuso Stefan, aunque con tono autoritario.

Sin mediar palabra, ambos se alejaron del pasillo de los dormitorios de las seleccionadas. Stefan la guio hasta uno de los jardines interiores, uno que se podía ver en su totalidad desde el despacho que compartía con Kristian. No la llevó allí por ninguna razón en especial, simplemente porque sabía que su hermano estaría en esa sala.

- ¿Pensabas que no aprobarías el examen? - Preguntó el príncipe, volviendo a sonreír, cuando ya se habían adentrado en el jardín.




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