La selección

XXXIX:

Kristian estaba leyendo. O lo estaba hasta hacía diez minutos.

¿Por qué no podía apartar los ojos de las siluetas que paseaban tranquilamente por el jardín? Él no tenía nada que ver con Evelyn, al menos, nada más que con el resto de seleccionadas. Y sabía que su hermano iba a hablar con ella tarde o temprano, él mismo se lo había dicho. No estaba atraído hacia ella ni había desarrollado sentimientos.

Sin embargo, ahí estaba, plantado frente al ventanal con el entrecejo fruncido y el libro entre las manos, sin prestarle atención. ¿De qué estarían hablando? ¿Sería algo importante? ¿Por qué no iba él a hablar con ella?

Movido por el impulso inicial que le había provocado ese pensamiento comenzó a caminar hacia la puerta del despacho, aunque acabó deteniéndose a medio camino. ¿En qué estaba pensando? Se sujetó el pelo rubio con la mano que tenía libre y entrecerró los ojos. No podía bajar y presentarse ante ellos de repente, y no tenía motivo alguno para ir a hablar con Evelyn.

Volvería a sentarse en su silla y continuaría con su lectura, obviando la presencia de su hermano y una de las seleccionadas en el jardín. Esa era la teoría, pero llevarlo a la práctica le pareció prácticamente imposible, acabando nuevamente frente al ventanal. ¿Qué estaba haciendo?

* * *

La mayoría de las seleccionadas eliminadas no se marcharon hasta el martes por la tarde y, cuando lo hicieron, se notó un gran vacío en palacio, sin embargo, esto no supuso un problema para Evelyn que, con la tranquilidad que le proporcionaba el saber que permanecía en palacio, disfrutó el resto del tiempo que quedaba hasta la siguiente entrevista como nunca había disfrutado la estancia en palacio. Y el miércoles por la mañana ese sentimiento se intensificó gracias a un encuentro imprevisto.

Azalea estaba teniendo una cita con el príncipe Stefan, justo como le había dicho que haría, esa misma mañana y Brielle y Bianca habían decidido escoger el modelo que llevarían en la entrevista de esa noche.

Evelyn paseaba por los pasillos de palacio, al no haber apenas seleccionadas le resultaba agradable moverse ya que sabía que no se toparía con demasiadas chicas. No podía deshacerse de los guardias, pero en el mes que llevaba en palacio había aprendido a obviar su presencia en la mayoría de ocasiones.

Estuvo investigando mayormente la tercera planta, a la que había subido muy pocas veces. También aprovechó para moverse por otras zonas de palacio que no fuesen el edificio principal: descubrió dónde se encontraban los establos, otra gran biblioteca, un salón de música, una sala repleta de cuadros de antepasados reales, las mazmorras...

Pudo acceder a algunos torreones y subió hasta lo más alto, quedándose sin oxígeno en el proceso. Deseaba poder salir a los balcones de lo más alto y poder ver hasta dónde le alcanzaba la vista, pero se encontró con las puertas cerradas.

Llevaba bastante rato ya recorriendo el palacio, y la última decepción de los torreones fue la que impulsó el fin de su actividad. Con paso más lento que el que llevaba al inicio, regresó por donde había ido, aunque le costó un largo rato reconocer algún pasillo.

Acabó llegando hasta su dormitorio y, desde allí, decidió bajar a la planta baja, tal vez para ver si Bianca y Brielle ya habían terminado de escoger conjunto, o para ver si Azalea ya había terminado su cita con el príncipe, en la que llevaba varias horas.

Lamentablemente Stefan seguía disfrutando de la compañía de Azalea y Bianca y Brielle continuaban en el salón.

- Llegas justo a tiempo Evelyn, ¿Qué te parece este vestido? - Preguntó la joven pelirroja sonriendo ampliamente y acercándose a su amiga a paso ligero con una prenda color vino.

- Muy bonito. - Le respondió esta, aunque apenas observó el vestido que Brielle le estaba mostrando. - Azalea sigue con Stefan.

- Sí. - Asintió Bianca animada, observando varios vestidos de un azul oscuro.

- Parece que ambos disfrutan de la compañía del otro. - Brielle Susurró girando sobre sus pasos y acercándose a la seleccionada de blanca piel con una expresión entre seria y entristecida en el rostro.

Expresión que Evelyn no pudo ver.

- Espero que siga siendo así, Azalea tenía tantas ganas de pasar más tiempo con el príncipe...

- Y no solo ella, Bianca. - Anunció Brielle volviendo a sonreír como de costumbre.

- Pero ya quedamos muy pocas. Seguro que los príncipes tendrán más citas aún.

- Si Kristian ni siquiera ha tenido su primera cita. ¿A qué estará esperando?

- A lo mejor no se siente atraído hacia ninguna, eso también puede pasar.

- Es posible, pero al ser tan diferente a la situación de su hermano... No sé, es llamativo, solamente eso.

Evelyn se había acabado cansando de la conversación y había dejado vagar la vista por la habitación, aunque sin fijarse en nada en específico.

Un punto alejado, en la puerta de la pared opuesta a la que se encontraban, llamó su atención: una de las seleccionadas, que Evelyn reconoció a los pocos minutos.

Se trataba de la chica de pelo corto y oscuro que tanto le había echado en cara cuando la joven de cabellera rubia y mejillas sonrojadas fue eliminada y le echaron a ella la culpa.

Les dirigió una mirada altiva y de corta duración antes de caminar con excesiva seguridad hacia los probadores, a buscar conjunto para la entrevista, igual que Bianca y Brielle.

- Me resulta tan extraño ver a tan poca gente... - Susurró Bianca, con un vestido azul cielo en las manos.

Brielle y Evelyn le dieron la razón y la chica pelirroja volvió a sacar tema de conversación rápidamente, casi obviando por completo la presencia de la otra seleccionada.

Llegó un momento en el que Evelyn se agotó de permanecer de pie escuchando una conversación en la que apenas estaba participando. No tenía ganas de mirar los vestidos, no tenía ganas de hablar y hablar sin descanso, solo tenía ganas de volver a su dormitorio y descansar.




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