Darian
El sonido de esas alarmas me dice algo que habíamos estado esperando por años. La orden oscura lo había escrito y ahora es momento de actuar. Para el momento que escucho los altavoces resonar, sé que no hay vuelta atrás. Mi primer instinto es correr hacia mi armario y buscar en la madera debajo del piso. Es ahí donde encuentro todo tipo de armas y las meto en una mochila.
Si lo que dicen de la alarma es cierto, la amenaza que nos depara es mucho peor de lo que alguna vez enfrentamos. Somos cazadores, nuestra principal actividad se basa en acabar con las amenazas sobrenaturales de la ciudad y usualmente nos enfrentamos a demonios. Aunque hay todo tipo de criaturas despreciables e incluso peor que esos demonios, las brujas.
Desde que tengo uso de razón, las brujas están enemistadas con los cazadores, ¿la principal razón? Ellas acostumbran a trabajar con demonios y nosotros matamos a esos demonios. Así que, como es natural, nos odiamos mutuamente. El aquelarre al que ellas llaman es solo un grupo pretencioso que quiere tener el control de lo sobrenatural en la ciudad y la orden oscura no tolera eso.
Sin embargo, desgraciadamente hay caminos que unen a nuestros grupos y esta condenada alarma es uno de ellos.
Ambos sabemos el nivel de peligro, lo que significa.
Han encontrado a la semilla.
Para un simple mortal, no es nada, para nosotros es un anuncio del principio del fin. Un apocalipsis, el final del mundo.
Puede sonar demasiado exagerado, pero las reglas ya estaban escritas hace milenios y tanto el aquelarre como la orden llevan años activos y lo saben. El mundo antiguo lo predijo y nuestro presente ahora está a punto de desbordarse.
Cuando termino de recoger las armas necesarias, salgo del instituto hacia el patio para buscar a mi equipo. Al alzar mi vista al cielo, noto como hay una especie de llamarada brillante que tiñe el cielo de rojo escarlata. Entre el caos, veo a mis compañeros correr de un lado a otro, un joven pelirrojo se tropieza y sé enseguida quien es: Gideon Drimsley. Me acerco y lo ayudo a levantarse.
—¿Qué crees que estás haciendo?¡Tienes que esconderte! —hablo en voz alta, tratando de que se me escuche entre el caos.
Gideon es uno de los primerizos en la orden, apenas lleva un mes aquí por lo que prácticamente no sabe nada de nuestro mundo. A veces me pregunto si es una buena idea convocar a cualquier joven a ser cazador. No todos presentan aptitudes para serlo, tal es el caso de Gideon que desde que llegó parece asustado y mira a todas partes como si le estuvieran persiguiendo.
Lo que debió llamar la atención de la orden fue el hecho de que sobreviviera a un ataque de demonios en una noche y fuera el único sobreviviente. No es bueno peleando, tampoco es muy inteligente. Es como un perro chihuahua que se la pasa temblando todo nervioso. ¿Qué pudo haber hecho para que no le mataran?
Nadie lo sabe.
Pero yo tengo curiosidad.
Gideon se levanta gracias a mi ayuda y me mira con los ojos desorbitados del pánico.
—Esta…ba…estaba intentando llegar al refugio pero… —tartamudea.
Miro a mi alrededor, el refugio es una zona bajo tierra que la orden ha creado con el fin de proteger a los suyos en caso de algo grave. Solamente le daríamos uso si es estrictamente necesario, tal como sería ahora. Sin embargo, el instituto es demasiado grande y no hay tiempo suficiente para buscar una de las entradas.
Niego con la cabeza, hay más probabilidad de que Gideon sobreviva a mi lado a que lo deje irse a buscar una de las entradas. Con su suerte, vuelve a tropezar en las escaleras y termina matándose en la caída. No me gusta nada tener que cargar con él, pero tengo pocas opciones y tampoco soy desleal a mis compañeros.
Lo miro.
—Sígueme. No te alejes de mí —ordeno.
O si no tendré que matarte. Pienso para mis adentros.
Gideon asiente enérgicamente y se pega casi a mis talones mientras caminamos hacia la entrada del instituto. Hay una alta posibilidad de que en los techos ya estén preparando las ballestas y todo tipo de armas como si fuera una guerra.
Lo curioso de todo esto es que no sabemos a qué nos enfrentamos exactamente. La profecía que nos compartió decía esto:
Una semilla nacida del ser más poderoso resurgirá entre vosotros.
La mezcla de sangre convertirá a este ser en un camino de destrucción tan poderoso como fatal.
Los hijos de las sombras y las hijas de la luna tendrán un objetivo en común: acabar para siempre con la semilla del mal o permitir que acabe con todo el mundo que conocen.
Por lo que se entiende de esa profecía, es que esta supuesta semilla es un ser desconocido. Puede ser un monstruo, una persona o lo que sea. Es tan ambigua e inexacta que me molesta. ¿Acaso a las profetas les costaba dar más detalles? ¿Si era hombre o mujer? ¿Es un condenado monstruo, demonio o un fantasma?
Para cuando llegamos a la entrada del instituto, veo al grupo de cazadores con sus armas. Yo saco de mi mochila mi arco y flechas, listo para atacar a cualquier objetivo, aunque lo cierto es que lo único que provoca caos es la estúpida alarma. El cielo teñido de rojo es raro sí, pero no pasa nada más aparte de eso.