Darian
ASISTIMOS a más de una reunión con las brujas para determinar las reglas de la misión y otros detalles. No puedo decir que me encuentre feliz de tener que venir a su sitio y tener que soportarlas más tiempo. Mientras más tiempo pasa, más desesperado me encuentro. El condenado aquelarre no ha elegido todavía a la bruja que me acompañará en la misión y eso ya comienza a ser un problema. ¿De verdad es tan difícil elegir a una de ellas?
Xander y los demás, hemos tenido que esperar a que el consejo de brujas elija a la persona adecuada en estos últimos días. Al parecer, la convocatoria para la misión es algo popular y casi todas ellas quieren la oportunidad de tomarla. Hemos presenciado todo tipo de solicitudes que es casi ridículo.
—Es estúpido, todas ellas son rídiculas.
—Son sus reglas —comenta Xander alzando sus hombros.
Después de la escenita que hizo la famosa Lavinia Raven, porque sí, escuché su nombre en los pasillos. Muchas brujas han querido imitar su intento y tratan de entrar a las juntas para llamar la atención. Por mucho que encuentre desagradable a Lavinia, debo admitir que fue la única con el valor suficiente para ser irreverente en comparación con las otras.
Quizá por un segundo, solo por un segundo considero la idea de que esa lunática no es tan mala como las otras. Hasta que la encontramos en el pasillo, peleando con otra bruja pelirroja. La tal Lavinia está acorralada contra la pared mientras que la pelirroja la mira con una sonrisa burlona.
—Nadie va a elegirte para esta misión, déjalo ya —le dice la pelirroja.
Lavinia la mira desafiante, incluso aunque está en una posición de desventaja, parece negarse a su intimidación. Ni siquiera se queja del golpe en el labio y su boca sangrando.
—¿Es eso lo que quieres que haga? ¿Y si le decimos a tu querida mami lo que me hiciste la otra noche?¿Crees que acepte tu solicitud?
La otra gruñe.
—¡Cierra el pico!
La suelta y con una mano una fuerte corriente de aire levanta a Lavinia para lanzarla contra una de las fuentes que se encuentra en medio del patio. Ella cae sin gracia en el agua y por un segundo pienso que la ha matado hasta que sale, empapada y con los ojos brillantes de furia.
Toda la escena me parece tan ridícula que aplaudo, de verdad es increíble el nivel de estupidez de las brujas. ¿Pelearse por una misión? ¿de verdad?
Mis aplausos se ganan la atención de todos, incluidas las dos brujas conflictivas.
—¿De verdad? ¿No tienen algo mejor que hacer? —pregunto.
—No te metas en esto —responde ella.
—Creo que tengo el derecho a meterme en esto, más si una de ustedes va a ir en misión conmigo.
Eso parece llamar la atención de ellas, en particular de Lavinia, quien sale de la fuente toda empapada.
—¿Tu eres el elegido para la misión de parte de la orden?
Asiento.
—Vi toda tu escenita ese día, no tienes ningún respeto por las reglas ¿no es así?
Sé que no debo involucrarme en esto, es problema de ellas, pero simplemente ya estoy harto de tener que esperar. Todo por un conflicto de niñatas que no saben controlarse entre sí.
Ella me mira esta vez con mucha atención, como si ahora de verdad me notara. Solo entonces noto que tiene los ojos oscuros, casi negros como la noche. Hay algo extraño en su apariencia, algo que no puedo evitar notar. Algo familiar en la oscuridad de sus ojos y ese desdén que muestra.
No creo haberla visto antes, no. Pero parece la viva imagen de ella.
De una de las brujas que arruinó mi vida.
Sus ojos son oscuros como pozos de agua negra sin fin, vacíos. Es como ver directo a la mujer que le quitó la vida a mis padres y la detesto, la detesto con todas mis fuerzas. Esta bruja no debe ser diferente. Y no puedo tolerar que una bruja así se considere suficiente para esta misión. Simplemente no.
—No me conoces, no sabes nada de mí —responde.
—No tengo que hacerlo, solo ver como ella —señalo a la pelirroja —. Te derribó tan fácil, me lo dijo todo. Te esfuerzas demasiado y ni así logras nada más que esto, eres débil. Eres casi nada —señalo el desastre que es.
Sé ahora que dado en el clavo, porque junta sus labios y me mira con un odio puro. Sus ojos oscuros y tormentososos seguro están brillando con deseos de venganza. En especial porque la otra bruja está detrás escuchando todo. No sé en que momento me he convertido en el centro de atención, pero veo como otras brujas me sonríen como si estuvieran satisfechas de verme humillando a su compañera. A una de ellas.
¿Es que son tan desleales?
No debería importarme de todos modos, mi único objetivo es evitar que esta chica termine en esta misión. Es solo basura sobrenatural, nada que valga la pena.
Pero solo la veo mirarme con tanto odio, sin atreverse a decir más. Niego con la cabeza, por supuesto. Solo debe ser de las que pretende ser ruda y en realidad no es más que una cobarde.
Aburrido, me alejo de la escena. Suficiente humillación habrá tenido.
Estoy por llegar al pasillo cuando algo me detiene por dos segundos. Llámalo intuición, llámalo lo que sea. Siento como ella se acerca detrás de mí, es rápida, se lo admito.
Al girarme, ella ya está lanzándose sobre mí. No tiene ningún arma, nada con lo que golpearme más que sus manos. Intenta darme con el puño en la cara pero logro detenerla con mi mano y la sostengo. Aprieta su mandíbula con fuerza y yo le sonrío.
—¿Te gusta atacar por la espalda? No es muy honorable que digamos —suelto.
—Si soy casi nada como dices, entonces matarte no debe suponer el inicio de una guerra ¿o sí? —amenaza —. ¿Por qué habría de importarme lo que diga un imbécil como tú?
Sus ojos oscuros brillan al verme, soñando con la idea de matarme. Sonrío.
—Debería importarte sí lo que quieres es ir a la misión. Pero ya todos sabemos que alguien tan débil como tú nunca podría lograrlo. Lo has dejado en claro —señalo toda esta escena.