Lavinia
TODAS las miradas recaen sobre mí, incluyendo la del imbécil de Darian.
Sé que hay personas conmocionadas en cuanto camino hacia el estrado. Puedo escucharlas murmurar y quejarse, yo ignoro esas voces y subo. Tanto el consejo como Agnes no logran comprender cómo es que gané las votaciones. La verdad es que yo tampoco lo hago, solo sé que algún demonio si escuchó mi solicitud y ha funcionado.
—¡Tiene que ser una broma, no puede dejar que esta criminal lleve a cabo la misión! —señala Seraphina.
Agnes me mira con resignación. Claramente no esperaba este resultado.
—Me temo que es lo que es Seraphina, Lavinia ha ganado las votaciones. Ella será nuestra representante.
—¡No tiene poderes! —alguien grita entre el público. Seguro uno de los amiguitos de Felicia.
—Debemos considerar sus habilidades, el hecho de que todavía no haya manifestado poderes es preocupante. No podemos darle una misión de tal importancia a alguien así. Es prácticamente una humana —comenta otra mujer del consejo.
Aprieto mis labios, conteniendo mis ganas de responder. Agnes me mira y yo me siento bajo un foco de luz brillante.
—Conozco a Lavinia, sé que no tiene poderes, pero eso no limita su astucia. Es una buena bruja y está preparada.
Sus palabras me hacen sonreír. Nunca creí que ella viera en mí algo más que la chica que soy sin poderes. Y si Agnes cree aunque sea un poco en mí, sé que puedo lograrlo.
Ni siquiera mi madre diría eso.
Busco con la mirada en el público, solo veo a Emil contento y a Zarina dando unos saltos de felicidad en su asiento. Entonces siento otra mirada pesada sobre mí. Darian está evaluándome desde su asiento. Es obvio que no está nada contento con el resultado. Al contrario, tiene sus manos en puños y su mandíbula tan tensa que puedo notarlo desde aquí.
Le sonrío y él aprieta más la mandíbula, está furioso. Lo odia, me odia tanto y ahora más al saber que esta misión la tendremos que compartir.
Quizá no debió provocarme. Quizá no debió retarme, nadie que lo haga sale ganando.
Ahora tiene que afrontar las consecuencias. El consejo delibera unos minutos más sobre su nueva representante y entonces llaman al estrado a Xander, el líder de la orden junto con Darian.
Maldigo por lo bajo al pensar en que nos van a obligar a darnos la mano. No necesito de su ayuda, ni la quiero, pero si me niego a trabajar con él será un problema así que me trago mi odio por unos minutos y los veo ponerse a mi lado en el estrado. Agnes da su típico discurso y solicita que Darian y yo nos demos la mano de manera cordial al ser compañeros de misión.
Por un segundo, cuando me giro hacia él siento que se va a negar, pero camina como un robot hacia mí, como si una clase de fuerza imaginaria que lo estuviera obligando a acercarse y alza su mano para darme el saludo. Sus ojos me miran entrecerrados, como si intentara evaluar cada aspecto de mí y confirmar que en efecto soy una farsante. Sé lo que debe estar pensando: «¿cómo llegaste aquí?»
Miro su mano y luego a él, me gustaría comprender su odio hacia mí aunque sea un poco. ¿Qué es lo que realmente tiene en contra de las brujas? ¿qué es lo que tiene en contra mía?
Alzo mi mano para tomar la suya y tan pronto éstas hacen contacto, sé que ambos sentimos lo mismo. No logro encontrar una explicación, es como si se tratara de una energía que nos invade, invitando a la violencia. Mientras más aprieto mi mano, él hace lo mismo como si necesitara reafirmar su fuerza y yo sé que esto es nada más que una amenaza para mí.
Sus ojos siguen sobre mí, analizando cada detalle y puedo notar como sus labios se alzan en una sonrisa desafiante.
Sí, de eso se trata. Un desafío.
Cuando finalmente nos soltamos, muevo mis dedos que están un poco entumecidos de su fuerte agarre. Él continua sonriendo, como si le gustara causarme dolor y yo aprieto mis dientes. ¿Quién es este tío y por qué tengo el deseo de acabar con él?
La reunión por fin acaba, dando permiso para que todos salgamos del auditorio. Veo a todos salir hasta que solo quedamos él y yo. Darian permanece en el estrado y dirige una mirada hacia mí.
—Sé que hiciste algo para ganar esas votaciones, no estoy seguro de qué, pero voy averiguarlo.
Alzo mis hombros.
—Puedes pensar lo que quieras, Darian. Lo cierto es que no hay vuelta atrás, yo seré tu compañera en esta misión, quieras o no —sonrío.
En el momento en que le doy las espaldas, sé que cometí un error porque escucho sus pasos acercarse y no soy lo suficientemente rápida para detenerlo. Darian me toma por el cuello y me acorrala contra la pared más cercana. No tengo tiempo de actuar sorprendida, solo siento sus manos rasposas sobre mi cuello y veo sus ojos brillantes de ira.
De repente dejo de sentir el aire en mis pulmones.
—Te sugiero que tengas cuidado en cómo me hablas Lavinia Raven, ¿o tengo que recordarte que sin mi ayuda no eres más que una humana que quiere pretender algo más? Esto no es un juego para mí como lo es para ti.
Aprieto mis labios. De nuevo ahí está su deseo por hacerme sentir menos. Sus manos callosas me sueltan.
—¿Y qué vas a hacer? ¿matarme? Dudo que el aquelarre o la orden apruebe eso. Además eso te impediría ser el soldado perfecto que tanto te esfuerzas por querer ser —respondo en voz baja y peligrosa.
Ya puedo verlo, todos sus intentos por actuar acorde a las reglas. Darian tiene la pinta de ser el típico soldado que aspira a la perfección pero está demasiado lejos de eso.
—Si tengo que matarte...no dudes que lo puedo hacer. No me importa en lo más mínimo lo que ellos piensen, no voy a rebajarme a una basura débil como tú.
Es terriblemente irónico que todos estos años me he esforzado para el aquelarre para ser algo más que una simple humana y justo cuando se me presenta la oportunidad de demostrar más, me encuentro con uno de estos cazadores que piensa igual que todos mis compañeros. No me conoce en lo absoluto, ni siquiera lo intenta pero al igual que ellos, siempre tiene algo que decir para criticarme, para humillarme.