La Semilla del Mal

XVI

Lavinia

LA FIESTA de celebración qué está a punto de suceder esa noche me hace sentir como una clase de experimento a prueba. Mis compañeras y compañeros no dejan de lanzarme miradas curiosas, esperando que algo nuevo suceda. Por otro lado, los comentarios viperinos de Felicia y su grupo tampoco han pasado despercibidos.

Cada que me la encuentro por los pasillos, parece tener un insulto nuevo que decirme y sus estúpidos amigos se ríen. A veces me pregunto si tienen alguna clase de criterio propio o son robots en la espera de que ella diga algo para su aprobación.

Es ridículo.

Tengo que reunir todas mis fuerzas y paciencia para no golpearla y arruinar todo. Felicia lo sabe, por eso está provocándome. Pero al menos no tengo que aguantarla más cuando veo a la orden llegar. Entre ellos está Xander, quien me sonríe al verme y yo le regreso la sonrisa.

Tras nuestra última conversación, me quedó claro que Xander Rivers no es el enemigo. Quizá Darian Black lo sea, pero Xander no. Él es correcto, un líder perfecto para su grupo y aun sigo sorprendida de lo amable que puede ser conmigo algo que creía imposible.

Él se acerca.

—¿Cómo has estado?

¿Por qué parece genuinamente interesado? ¿Estoy acaso siendo una tonta por sorprenderme del mínimo de amabilidad?

Junto mis labios. Los últimos días han sido horribles ha decir verdad. Pero no voy a admitirlo, no quiero que me tenga lástima ni piense que soy débil.

—Muy bien, emocionada por lo que me espera.

Aunque sea un montón de mierda y más si es con Darian. Xander asiente y los dos comenzamos a caminar por el pasillo. Solo hasta ese momento me doy cuenta que va con su típico uniforme de la orden mientras que nosotras vamos con las ridículas capas de colores. La mía es morada.

—Debes saber... He hablado con Darian.

Contengo el aire. Seguro esa conversación fue desagradable.

—Sí, no fue fácil — continua como si leyera mi mente —. No logro comprender su rencor hacia ti, pero le ha quedado claro que debe hacerlo a un lado si quiere continuar en esta misión.

Asiento.

—Comprendo.

—Espero que tú puedas ayudarlo. Sé que son muy diferentes, pero hay algo en ti que me dice que puede influir de buena forma en él.

Parpadeo. Debe estar loco, ¿en qué mundo podría pensar eso? Darian me odia, estuvo a punto de matarme. Si hay una forma de influir en él, solo es una forma mala.

—Él realmente me odia, creo que no tienes ni idea de cuanto.

—Si me hago una idea, pero también creo que tú eres la única capaz de canalizar ese odio y transformarlo en algo diferente. Algo positivo para ambos.

Lo miro con sorpresa. Xander debe ser la primera persona en el mundo que cree en mí como alguien que no daña sino beneficia. ¿Por qué haría eso?

—Pareces sorprendida.

—Yo... Lo intentaré.

Entonces obtengo una sonrisa completa y me quedo congelada. Es demasiado atractivo y su sonrisa es honesta, como la de un niño travieso y feliz. No puedo evitar sonreír también.

Caminamos por un par de minutos en silencio hasta que nos topamos con Onix qué maúlla al verme. Me agacho y él se lanza contra mí, subiéndose en mis hombros. Xander se echa a reír ante la escena.

—¿Es este tu animal de compañía?

Asiento.

—Se llama Onix.

Onix maúlla ante la mención de su nombre y Xander vuelve a reírse.

—Parece adorarte.

—Debe ser el único —bromeo.

Xander acerca su mano para acariciarlo y enseguida Onix unta su cabeza. Le ha caído bien.

—No creo que seas difícil de adorar —comenta de repente.

Yo me quedo como piedra ante ese comentario. Quizá escuché mal.

—Sin duda eres alguien especial, Lavinia Raven. Seguro todos aquí lo saben.

Miro hacia otro lado, sintiéndome incómoda. Xander no debe saber lo mucho que me odian aquí.

—Xander, no creo que aquí piensen eso.

Él parece confundido.

—¿Por qué no?

Niego.

—Todos aquí me odian, no soy alguien especial al menos no en el aspecto que tú crees.

—Qué ellos no se tomen la molestia de conocerte no significa que no seas especial, Lavinia. ¿Alguna vez pensaste en eso?

Abro mi boca para debatir, pero sus palabras suenan tan sinceras, reales que no puedo decir más.

—Gracias.

—No tienes que agradecerme.

—Pues lo hago, gracias... De verdad agradezco que creas en mí y me hayas apoyado con Darian. Pero soy una desconocida para ti, ¿por qué confiarías en mí?

Xander se detiene y se me queda mirando. Sus ojos oscuros son como dos pozas de agua brillante. Me siento bajo un microscopio.

—Porque hay diferentes tipos de fuerza y creo que tu posees una fuerza especial. Además, no somos unos completos desconocidos ahora, ¿no? Es más, podemos ser amigos —sonríe alzando su mano.

Me quedo mirándolo como si acabara de decir una locura. Porque así parece.

—Yo...

No encuentro qué decir, estoy paralizada.

—¿Quizá fue demasiado? —pregunta él de repente inseguro.

—No, me parece una idea increíble —alzo mi mano para estrechar la suya y le sonrío de verdad.

Es extraño, no creo haber sonreído antes así. Pero la amabilidad y ternura de Xander me provoca ser amable también.

—Seremos amigos —asiento.

Los dos nos quedamos viendo con una sonrisa. Al menos hasta que Xander escucha que lo llaman y tiene que irse. Me mira con una disculpa y se va. Yo bajo a Onix quien me deja también abandonada, pero la estúpida sonrisa sigue en mis labios.

Debo de estar loca. Xander pertenece a la orden, está prohibido, pero...

Niego.

Tengo que calmar el latido de mi corazón. Solo somos amigos.

Entonces en mi distracción, no me doy cuenta cuando tropiezo contra alguien. Un cuerpo duro se golpea contra mí y me detiene de caer. Es Darian Black y a diferencia de Xander, no me regresa una mirada amable. Sus ojos que hasta ese momento noto de un color azul mezclado con el plateado, me examinan.




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