Lavinia
Lo que sea en lo que se ha convertido esa chica, no puede ser normal. Su piel parece cambiar de color como un camáleon y al principio creo que es un demonio más, sin embargo, sus ojos no son negros. Solo están brillantes, cristalinos, como si estuviera hipnotizada.
En cuanto corre directo a nosotros para atacar, no tengo tiempo de analizar y siento como Darian me empuja hacia el estante de libros para evitar ser objeto del ataque. Él parece tan listo como siempre y recibe el primer golpe de la bibliotecaria como si nada, detiene en un puño con su mano y la empuja más lejos. Ella aulla claramente enojada y vuelve a lanzarse contra él.
—¿Qué eres? —le pregunta Darian.
—Los voy a matar.
—Sí, bueno, ya hemos escuchado eso un par de veces y todos acaban comiendo polvo —me burlo mientras me levanto del suelo. Darian me lanza una mirada que dice: "cierra el pico", pero no puedo evitarlo. ¿Acaso todos firmaron un acuerdo para atacarnos o qué? Estoy harta.
—Lavinia —me advierte él.
La bibliotecaria endemoniada enfoca su atención en mí y salta evitando a Darian. Este va detrás de ella, pero es demasiado rápida. Llega en un segundo a mi lado y yo hago caso de mis instintos. Le lanzo el libro antiguo que debe pesar unos cinco kilos y la golpea lo suficiente para aturdirla. Al principio, me mira ofendida de haber sido golpeada con tal objeto.
—Debe ser triste que seas una bibliotecaria y tengas que morir por culpa de un libro, irónico ¿no? —digo.
La escucho gruñir y entonces se lanza contra mí. Lo siguiente que sé es que estoy contra un estante de libros y escucho varios de estos caer cuando siento las frías manos de la bibliotecaria en mi cuello.
—Lavinia Raven no deberías estar aquí.
Puedo sentir como de sus manos comienzan a crecer unas garras que amenazan con cortar mi cuello.
—Todo el mundo dice eso pero nadie nunca se molesta en explicarme nada —suelto furiosa. Al menos he tenido tiempo de sacar mi daga personal hecha de puro azufre y sal. Tan pronto toca el estómago de la bibliotecaria, ella grita de dolor y me suelta.
La veo retorcerse en el suelo.
—Tú eres... eres la...
No termina sus palabras, se está ahogando en ellas. Del otro lado, veo a Darian acercarse, parece igual de curioso que yo por escuchar lo que tiene que decir. Así que me inclino hacia ella y acerco mi oído. Me toma por sorpresa, cuando ella logra tomarme del cuello y lanzarme contra el suelo. De nuevo está usando las pocas fuerzas que le quedan para lastimarme.
Darian llega y está a punto de enterrar su daga en ella pero lo detengo. Necesito escuchar lo que está criatura tiene qué decir.
—Maldición... Estás maldita Lavinia Raven y aquel sitio o persona que toques lo estará igual que tú.
—Increíble, como si necesitará escuchar una profecía más —me burlo, aunque siento sus garras casi cortar mi cuello.
Le criatura se ríe y ahoga al mismo tiempo.
—Deberías escuchar las advertencias del más allá.
—Y tú deberías dejar de atacar a los visitantes de la biblioteca, es un pésimo servicio al cliente.
Logro encontrar mi daga en su estómago y lo retuerzo más. Ella grita y entonces su piel que cambiaba de color como un arcoíris comienza a difuminarse. Ahora luce como la chica que me atendió hace unos minutos, sus ojos están perplejo y da un grito de dolor.
Es entonces cuando noto que mi daga esta vez no está quemando su piel, ahora se lo veo sangre brotar de ella y la chica ha vuelto a su estado humano. Lo sé porque sus ojos están brillantes en lágrimas por el dolor.
Cae a mi lado, ahogándose en su propia sangre y tengo que hacer un esfuerzo enorme por entender que está sucediendo. Me levanto y la miro de nuevo. Está agonizando en su verdadera forma, la humana.
Niego con la cabeza y pongo enseguida mis manos en su estómago para detener la sangre. No. No puede ser, hace tan solo un minuto era un monstruo.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta Darian detrás de mí.
—¿No lo ves? ¡Ya es humana! ¡Hay que llamar a emergencias!
Darian me mira como si fuera estúpida.
—Estuvo a punto de matarnos. ¿Estás loca?
—¿Acaso no lo ves? Algo la poseyó, es una simple humana.
—Humana o no, intentó matarte. ¿Cómo puedes siquiera pensar en salvarla?
Pero ya es demasiado tarde cuando veo a la chica retorcerse de dolor. La sangre emanando de su boca.
—Yo... Lo siento tanto, por favor...dime que se ha acabado. No puedo ver nada.
Hay algo tan extraño en su súplica, casi como si me pidiera que le mintiera.
—Por favor... —vuelve a decir.
Yo me quedo congelada un segundo hasta que reacciono y tomo su mano.
—Está bien, estás en casa.
No sé cómo, pero de alguna forma me está escuchando. Intenta sonreír.
—¿Están todos?
—Están todos —repito.
Siento la mirada de Darian arder sobre mí, sin embargo, no hace nada para impedir lo que estoy haciendo.
—Gracias —susurra ella.
Apenas da un suspiro hasta que su pecho deja de moverse y sé que ha muerto. Siento la mirada nublada por las lágrimas. La he matado, la he matado sin dudarlo. No sé cómo ni porqué, pero algo la había poseído. Algo malo.
Tan solo era una chica joven. Una víctima más de alguien retorcido que usó magia para poseerla.
Para cuando logró levantarme, Darian está con los brazos cruzados, mirándome con una intensidad que me abruma. Debe estar furioso, odiándome con sus mil razones.
—Tenemos que salir de aquí antes de venga la policía. Lo último que necesitamos es que nos metan a la cárcel —dice mientras me toma del codo y me arrastra por los pasillos. Yo me suelto de su agarre y me detengo.
—La he matado, Darian.
—Lo he visto. Pero estabas defendiéndote. ¿Por qué habrías de mostrar piedad a alguien que quiso hacerte daño?
No puedo dar crédito a lo que está diciendo. ¿Acaso es tan fácil para él deshumanizar a todos?
—Esa chica no era mala, alguien la estaba utilizando. No merecía morir.