La señorita Evonny

Capítulo 2

El regreso en carruaje había sido el más bello de todos, acordándome del dulce toque de sus labios y el abrazo con el que nos fundimos luego. Había sido todo tan perfecto que parecía ser parte de una novela. Una en la que, por desgracia, era solo el primer capítulo, ya que era recién el comienzo y debía volver a casa, donde sabía que me esperaba mi padre con su malhumorado rostro como siempre.

Una vez llegué, caminé adentrándome en la mansión, esperando no ser vista por mis hermanos, los que deseaba que estuvieran todos ocupados en alguna otra cosa. Sin embargo, no fui tan afortunada.

—Miren lo que tenemos aquí —exclamó uno de los gemelos.

—La futura reina —terminó el otro.

—Ya basta, cállense. Ahora tiene que ir con padre, quien le espera en su estudio.

Él, mi hermano mayor, me observaba con rudeza, como una pared gélida impenetrable conforme se acercaba bajando las escaleras. Su cabello se encontraba pulcramente peinado hacia atrás, dejando ver sus agudas facciones que habían hecho que todas las féminas se encontraran prendadas de él. Sus ojos, de un celeste claro, se encontraban sin brillo, casi como si no estuviese con vida. Aparentemente, como me lo había esperado, no iba a poder evitar encontrarme con mi padre y lo que tuviera que decirme. Para mi desgracia, hasta mi propio hermano parecía indicarme que iba a tener una larga y seria charla.

—Con su permiso —hablé por lo bajo, pasando junto a mis hermanos.

Llegué hasta el susodicho estudio privado de mi padre, el que se encontraba cerrado con la gran puerta de algarrobo oscuro que le infundía respeto. No quería llamar. Hubiera deseado pasar desapercibida e ir directo a mi cuarto, aún si eso significaba no consumir nada en lo que quedaba del día. Sin embargo, la presencia de los gemelos hizo que me diera cuenta que no tenía más remedio que tocar la puerta. De no ser así, ellos lo harían por mí.

Enseguida, una voz profunda me respondió desde el otro lado, haciendo que tomara una profunda bocanada de aire antes de entrar. Allí, me recibió el estudio con colores obscuros, sobrio por demás y con un aroma a puro que me obligaba a respirar con lentitud para no sentirme ahogada.

—¿Y bien? ¿Cómo estuvo la fiesta? —habló mi padre conforme fumaba, con un tono tan desinteresado que me hastiaba.

—Muy bien, nada fuera de lo usual.

—Nada fuera de lo usual ¿eh? —repitió elevando una de sus comisuras— Pues no es lo que Felician dijo.

Entonces, comprendí el por qué de la expresión más gélida de lo normal de mi hermano: me había visto. Solo esperaba que no hubiera presenciado cuando me besé con el príncipe. Ahí sí que estaría en problemas, ya que el honor para los Evonny era más importante que su propia integridad física. Si tuvieran que repudiarme para salvar su honor, sin duda lo harían.

—No sé qué es lo que Felician ha dicho, pero puedo asegurarle que el honor de la familia no ha sido manchado —mentí con elegancia, tratando de que no se notara el temblor en mi mano derecha, que siempre me ocurría al mentir.

—Claro, como se esperaba de ti —aduló con sorna.

Intuía que había algo más allí, por lo que preferí adelantarme y confesarme a sí misma, al menos lo suficiente como para contentar a mi padre.

—Pude tener contacto con el príncipe heredero. Hablamos un poco fuera de la fiesta.

—Muy bien. ¿Y pudiste seducirlo? —inquirió con seriedad.

—Creo que estoy en camino a hacerlo.

—Excelente. Por eso eres mi hija —elogió haciéndome sentir náuseas.

—Sí, padre.

Luego de una inclinación de cabeza, me permitió retirarme, lo que hice enseguida. Afuera del estudio me esperaban los dos problemas con nombre, Lenus y Brenan, los gemelos.

—Veo que fue una charla corta. ¿Le contaste todo? ¿O quieres que lo hagamos por ti? —picó Lenus.

—Vimos cómo se hacían ojitos a la distancia y hasta lo engatusaste para que saliera detrás de ti hasta el jardín.

—Y allí se veían de lo más tiernos, como una parejita —agregó Lenus para luego fingir ser un tonto enamorado.

—Y eso es lo que quiere mi padre. Así que, ustedes dos, les aconsejo que comiencen a hacer sus deberes antes de meterse en los míos, que muy bien los estoy cumpliendo.

Comencé a caminar hacia mi habitación, cuando entonces Lenus agregó algo mucho más hiriente de lo que me había esperado.

—Solo eres una zorra en nuestra familia, la que estamos vendiendo para alcanzar una posición en la monarquía.

Ante eso, tuve que cerrar los ojos para que las lágrimas no me traicionaran. Fingí frialdad, una que no poseía para nada, y volteé para verlos con repulsión. Pero, no pude decir nada. Porque, en cierta forma, estaba en lo correcto.

De allí, por fin me pude ir a mi habitación, donde lloré largo y tendido, sintiéndome sola en aquella gran mansión. Si bien tenía muchos sirvientes a mi disposición, no podía confiar en nadie. Y, aunque tenía a mi padre y mis tres hermanos, no se sentía como debería ser una familia. Al menos, así fue desde que mamá murió cuando tenía cinco años. Yo era la más pequeña y la que menos entendía de la situación, por lo que aún hay muchas cosas que no he podido terminar de entender. Solo sé que, desde allí, algo se rompió en nuestra familia.

Al día siguiente, me desperté y arreglé como era lo usual, para luego bajar al desayuno obligatorio que compartíamos en familia. Las miradas eran más incómodas de lo que se acosumbraba, mientras todos tratábamos de concentrarnos en lo que teníamos en el plato.

Felician, a mi lado, era el que más substraído estaba, comiendo sin pensar en nadie a su alrededor. Era como una gran habilidad que poseía y que envidiaba con mucha fuerza, sobre todo en ese momento donde yo era el motivo principal de chisme. Incluso, podía decir que toda la alta sociedad estaba hablando de mí, ya que había estado con el príncipe heredero y este había mostrado cierto interés ante mi presencia.

Uno de los gemelos le hizo seña al otro, ideando otra de sus travesuras, a pesar de que ya tenían diecisiete años y por terminar la academia. Así, comenzaron a idear algo que no tenía idea de lo que se trataba, solo adivinaba que no quería ser parte u objetivo de ella.



#5522 en Novela romántica
#2204 en Otros
#350 en Novela histórica

En el texto hay: reyes, romance, amor

Editado: 07.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.