La Séptima Constelación

3. Mariposas azules.

Después del largo recorrido, volvieron al castillo para la celebración. Bailarinas, invitados, banquetes, música, todo lo necesario para disfrutar. Todos los presentes eran de la realeza, ya que tampoco se permitía el acceso de pueblerinos al castillo a menos que fuera para ser parte de la servidumbre o ser castigados por algo. Los regalos que llegaban, los guardias se encargaban de ponerlos en el aposento de Alan para abrirlos después con calma.

Las bailarinas hacen una hermosa danza para el príncipe mientras él come de los tantos postres y vinos que le han sido colocados a su alrededor. Rato después, los invitados se marchan, quedándose el pabellón completamente vacío.

—¿Has disfrutado de tu cumpleaños? — Belmont le pregunta sentado a su lado.

—Mucho. No tienes que hacer esto pero lo agradezco.

—Sí tengo que. Eres mi nieto. — golpea levemente su hombro. — Pero el día aún no termina aquí. — le hace unas señas a Vittorio y de inmediato, pasa a un grupo de jovencitas. — Todas a tu disposición. Elige a una o...a todas si quieres. — esboza una media sonrisa y Alan entiende a qué se refiere.

Observa con atención a cada una de ellas y elige a la que más nerviosa parece estar. No porque quiera tener intimidad, sino porque tiene otra cosa en mente.

—Creo que ya lo tengo claro. — la ve fijamente y cuando Vittorio la identifica, retira a todas las demás mientras unas siervas se llevan a la chica nerviosa a otra parte a prepararla para el príncipe.

—Buena elección. — el rey bebe de su copa. — Por cierto, noté que algo te incomodó en nuestro viaje por el pueblo. Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿cierto? Mandaría a la horca a cualquiera que te falte al respeto.

—No, ya te lo dije, no fue nada. — miente. — Y no te preocupes, si algún día alguien me falta al respeto, yo mismo le cortaría el cuello. — responde sin más, esboza una media sonrisa, se levanta y camina hasta otra de sus aposentos. Quince minutos después, las siervas le llevan a la chica que había escogido completamente cambiada, algo maquillada y mejor vestida.

Y aún sigue muy nerviosa.

— ¿Cómo es tu nombre? — se le acerca, ya estando solos.

— Claudia, señor. — dice sin mirarlo, con la cabeza agachada y temblando.

— ¿Por qué estás tan nerviosa si decidiste venir por tu cuenta a mí?

— Porque... — tiene miedo de ser castigada por decir la verdad.

—Anda, dilo. No tengas miedo. — se sienta en la orilla de la enorme cama.

—Mis padres me vendieron a su rey. Tenían muchas deudas y...los entiendo pero yo...no quería esto. No los creí capaz. — empieza a llorar. — Ahora no tengo más opción que hacer lo que usted quiera. — se seca las lágrimas.

—Pero... ¿acostarte conmigo es lo que quieres? — Claudia sigue con la cabeza agachada.

—Estoy segura de que usted es un deseo para cualquier mujer, incluso para mí pero mi sueño siempre ha sido ser desposada por alguien que me ame. — Alan frunce el ceño y pone los ojos en blancos. No es muy entusiasta de los temas románticos.

—Y efectivamente ese nunca seré yo. ¿Sabes qué? Hoy ya tuve un inusual día, así que tampoco tengo ganas pero por tu sinceridad, me caíste bien. — Claudia está sorprendida.

—Pero señor...si no cumplo mi parte podrían matarme. — levanta la cabeza, está muy asustada.

—Nadie hará eso. Buscaré algún quehacer para ti dentro del castillo.

— Pero yo no quiero quedarme en este lugar, quiero regresar con mi familia y mis amigos, por favor. — le suplica.

—No puedo prometerte nada y no creo que el rey acepte tu libertad aunque se lo pida. Es la única manera en que puedo ayudarte, tú decides si la tomas o no. No suelo hacer esto con todo el mundo así que...aprovecha. — Alan le explica hasta que entiende que no tiene más opciones.

—De acuerdo. Estaré eternamente agradecida con usted. — Claudia hace una reverencia.

—Quédate aquí por esta noche. Le diré a las siervas que mañana te busquen algún cargo que puedas hacer y si alguien pregunta, que lo dudo mucho, diles que estás bajo mis órdenes. — le aclara y se retira del aposento, dejando a Claudia muy contenta con su nueva e inesperada oportunidad.

Minutos después, Alan está en uno de los balcones tomando cerveza cuando Aarón llega de otras de sus aventuras nocturnas en el pueblo.

—¡Vaya! ¿Qué haces tú aquí? Pensé que estarías muy ocupado esta noche. — se sienta a su lado y empieza a beber con él.

—Estoy rompiendo un poco la monotonía. — da otro trago de su cerveza. — ¿Hasta cuándo vamos a ignorar lo que vimos? — cambia de tema.

— ¿A qué te refieres?

—La chica que me trajo esta noche no vino aquí por voluntad propia, sus padres se la vendieron al rey y hace 18 años vimos cómo tenía a cinco mujeres encadenadas en ese templo. ¿Cómo crees que debería tomarme eso?

—No lo hemos ignorado, hemos estado buscando en todos los lugares posibles y no hay nada. Es como si hubieran desaparecido. Quizás están muertas.

—Eran niñas, más grandes que nosotros evidentemente, así que la vejez no sería una vía. Estoy seguro que las asesinó o las volvió a esconder en otro sitio. — mira a su alrededor para asegurarse de que nadie los esté escuchando. — Pero la pregunta aquí es... ¿por qué? ¿Por qué las tendría encerradas así? ¿Por qué las ocultaba?

—Es algo que nunca supimos y me parece que nunca sabremos.

—¿Ya te darás por vencido?

—No pero no pausaré mi vida por algo de lo que todavía no tengo idea, Alan. Si aparece algo nuevo sabes que puedes contar conmigo pero de lo contrario seguiré buscándole un propósito a mi vida. Quizás debas hacer lo mismo. — Aarón se levanta y va a su aposento para descansar mientras que Alan, aunque reconozca que puede tener razón, no se quedará tranquilo hasta encontrar la verdad, si bien no sirva de nada.

En el pueblo.

Helen recibió miles de reclamos de toda su familia por haber mirado al príncipe de tal forma pero no se arrepentía de todos modos. Dejó claro que lo volvería a hacer cientos de veces más de ser necesario. No es de las que agachan la cabeza ante los tiranos. Lo mejor de todo fue que él también la vio y con eso le hizo entender que alguien en el pueblo no aplaude su arrogancia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.