La Séptima Constelación

20. Puedo sentirte.

En el pueblo.

Antes de que Helen pueda terminar su jornada de ventas por el pueblo, el príncipe Aarón se le acerca, baja de su caballo y la saluda con una sonrisa.

—Príncipe Aarón. — hace una reverencia. — ¿Puedo ayudarle en algo?

—Los panecillos de tu familia son muy prestigiosos, me gustaría probarlos.

—Por supuesto. Usted escoja. — le muestra la canasta y él toma dos de ellos.

—¿Cuánto te debo?

—No se preocupe, hoy serán gratis. — le sonríe.

—Olvida que soy un príncipe, tampoco quiero abusar.

—No, de verdad, hoy serán como su muestra. Si le gustan, su próxima compra será efectiva.

—Vaya, eres buena negociando.

—Soy buena en muchas cosas. — vuelven a reír.

—Por cierto, quiero pedirte una disculpa por aquella noche en la que no me comporté de la mejor forma que digamos. No quiero que te quedes con esa mala imagen de mí, no soy así. — se refiere a la noche de la fiesta del pueblo.

—Descuide, no hay problema. Ya lo olvidé. No es importante de todos modos lo que una pueblerina pueda pensar de usted. — dice en tono irónico.

—Bueno, para mi hermano sí pareces ser muy importante y lo que es importante para él, también lo es para mí. Entonces... ¿podríamos ser amigos? — deja a Helen sin saber qué responder.

—No tengo ningún problema. Aunque no entiendo a qué se refiere con que soy muy importante para el príncipe Alan. — tiene curiosidad.

—La verdad es que yo tampoco lo entiendo, pero está en el lago justo ahora. Si quieres respuestas, ve y búscalo. Está solo. — le da otra mordida a su panecillo. — Espero vernos más seguido y...gracias por el pan. — dice, sube a su caballo y se marcha, dejando a Helen muy intrigada. ¿Qué hacia el príncipe en su lago, en el lugar más importante para ella? Da muchas vueltas hasta que decide averiguarlo por su propia cuenta.

Al llegar, ahí está. Bañándose, completamente desnudo en las aguas del lago.

Helen se esconde detrás de un tronco mientras lo observa sin que note su presencia. Jamás había estado tan cerca de un hombre desnudo y que provocara en ella deseos impuros que quizás nunca pueda consumar. Lo ve nadar y salir a la superficie pasando su mano por su lacio y mojado cabello negro.

— ¿No saludas? — dice aún sin verla, lo que la pone muy nerviosa.

—¿Cómo sabías que era yo? No me viste. — camina hacia él, que aún sigue dándole la espalda.

—Porque puedo sentirte. — se voltea y la ve. Su cabello mojado sobresale en su frente y eso lo hace ver más apuesto. Helen solo se queda en silencio viéndolo con el ceño fruncido.

Sale del lago desnudo.

Antes de que pueda ver algo que no debería, se gira inmediatamente para no hacerlo, a lo que el príncipe solo sonríe, se coloca la ropa paso a paso y la mira.

—¿Me estabas espiando? — le pregunta.

—Su hermano, el príncipe Aarón, me dijo cosas raras. — cuando ya tiene puesto el pantalón y parte de su camisa desabotonada, se da la vuelta.

—¿Qué cosas?

—Se disculpó por la otra noche y dijo algo sobre...que era muy importante para usted. — contesta algo apenada.

—Mi hermano suele ser algo irritante ciertas veces. No le hagas caso a todo lo que dice.

—¿Entonces no es cierto lo que dijo sobre mí? — en cuanto la pregunta sale de su boca, se arrepiente.

—¿Y qué tan importante es saberlo para ti? — se acerca y mira sus labios sin ningún pudor.

—Depende de cuan cierto sea. — le es sincera, lo que vuelve loco al príncipe. Con sus manos, va acariciándole desde los muslos hasta por encima de la cintura y la pega a él fuertemente.

Helen intenta escaparse pero no puede, la tiene acorralada.

—¿Lo averiguamos? — sostiene su mejilla con una de sus manos, haciendo que todo dentro y fuera de Helen se estremezca. Sabe que lo que está a punto de hacer está mal pero está dispuesta a correr el riesgo y dejarse llevar.

Cierra los ojos y antes de que sus labios puedan tocarse completamente, Odette los interrumpe.

—¡Helen! — grita, sin importarle que el príncipe esté presente. — Tienes que volver ahora. — parece muy angustiada.

—¿Odette? ¿Qué sucede? — está nerviosa.

—Es tu padre. Tuvo un accidente en el trabajo. — confiesa.




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