Repentinamente habían aparecido en un salón de clases. Era un aula de gran tamaño, como una pequeña versión del auditorio donde recibieron la bienvenida, con las paredes blancas con celeste, una gran lista pegada al lado de un pizarrón, un enorme escritorio frente a ellos. Había unos casilleros al fondo, justo al lado de unas escaleras. Amara no estaba sola, había muchas personas a su alrededor. Miró a todos lados buscando rostros conocidos, a su lado se sentaba una chica de cabello rizado largo, leía en silencio, la miró y luego continuó.
Amara se calmó cuando vio a Sofía y a Dean en la parte de arriba. Los chicos bajaron para encontrarse con ella. ¿Quién más estaría en su salón? Miró en todas direcciones y se sorprendió. Encontró a Tomás. Sintió alivio, estaría con sus amigos, solamente cinco de ellos eran desconocidos. Le parecía extraño que los seleccionaran en el mismo grupo, seguramente la directora Sakho decidió mantener a los cuatro juntos, para vigilarlos mejor. Después recordó, Kate no se encontraba con ellos.
Caminó al frente, al lado del escritorio vacío, donde observó una lista enorme con los nombres de todos los discipuli, la cual Amara recorrió con sus ojos para familiarizarse con ellos. Reconoció a Isaac Caal, Dean Salazar, Sofía Ágora y Tomás Vega. Al lado había otra lista, la cual leyó en voz baja.
Mentores y especialidades
Mentora Morgan
Especialización: Conocimientos de Khutenea
Mentora Buitrago
Especialización: Vorlec
Mentor Fonseca
Especialización: Uso del Nerlec
¿Fonseca?
Se escuchó la puerta abrirse y luego cerrarse. Amara y sus amigos, rápidamente regresaron a sus asientos. Un hombre, rubio con el cabello recogido en una cola, ojos castaños, alto y de expresión muy seria, llevaba un maletín, no vestía el uniforme de Oculus Aquilae, solamente la chaqueta. Tenía una pequeña cicatriz en la mejilla derecha. Simplemente entró, se sentó y esperó en silencio. Unos segundos después, entró alguien más. Era una mujer de al menos unos cincuenta o sesenta años, la cual se había presentado en la bienvenida. Al verla de cerca se percató de que llevaba un báculo. Parecía una persona amable, podía sentirlo.
El rubio se levantó y escribió en la pizarra. Seguramente su nombre. Amara lo miró asombrada.
"Raziel Fonseca"
—Mi nombre es Raziel Fonseca, nosotros dos seremos sus mentores por los siguientes años —dijo mientras examinaba a sus nuevos alumnos—. Puede llamarme, mentor, tutor, maestro o profesor, me da igual.
Dean, Tomás, Sofía e Isaac miraron a Amara sorprendidos. ¿Sería familiar de Dorian? O simplemente era coincidencia.
—Soy su mentora, Buitrago. Es un placer conocerlos —se presentó la mujer.
Una chica de largos cabellos dorados y unos ojos brillantes levantó la mano. Su nuevo mentor le dio la palabra. Ella se puso de pie, miró a su alrededor y luego a sus mentores.
—Cada grupo tendrá tres mentores, ¿dónde está la mentora Morgan? —preguntó con una voz muy aguda.
—Así es, somos tres, sólo que ella tuvo que retirarse por una emergencia —respondió mirando a Buitrago—. Les prometo que la van a conocer en los próximos días.
—¿Ella era la que se presentó antes?
—Así es.
Amara la recordó. “Kaira Morgan” había dicho. ¿Por qué se había ido tan rápidamente? No habían transcurrido ni…
—Hace menos de cinco minutos que estábamos en el auditorio y ya se fue —susurró Dean. Parecía que le leía la mente.
—¿Qué tipo de emergencia fue? —susurró a su amigo.
—Disculpen, ustedes dos —los llamó su mentor. Amara saltó del susto. Dean la miró con los ojos muy abiertos—. Pueden hacerme las preguntas a mí…
—P-perdón, es que nos preguntamos qué tipo de emergencia… —respondió Amara. Sintió que el corazón se detenía. Muy diferente a cuando la regañaban en la escuela. ¿Desde cuándo tartamudeaba?
—¿Qué tipo de emergencia qué? —preguntó Buitrago.
Sintió una profunda vergüenza, ni siquiera pudo formular bien su pregunta.
—Tranquila, no tiene por qué estar tan nerviosa, no mordemos. Al menos mi compañera no —bromeó Raziel intentando aligerar el ambiente.
“Decirles a todos que estoy nerviosa sólo me hace sentir peor”, pensó ella rindiéndose ante la pena.
Buitrago miró muy seriamente al otro mentor.
—Nos referíamos a el tipo de emergencia que obligó a Morgan a retirarse.
“¡Gracias, Dean! ¡Te quiero mucho!”
—Ahí me perdonan, no podemos darles más detalles sobre sus asignaciones —respondió la señora.
Su primera interacción con sus mentores y ya lo había arruinado. ¿Pensarían sus compañeros que daba pena? ¿Les importaría?
—¿Alguien más con preguntas?
Está vez, fue Tomás quien solicitó la palabra. Raziel asintió.
—Cuando la señora Sakho habló de que aún no éramos miembros, ¿a qué se refería?
Amara lo miró entrecerrando los ojos, ya se lo había explicado.
—Buena pregunta. Les explicaré lo que deben saber antes de iniciar este año. A diferencia de las otras organizaciones, ustedes son miembros formales en el momento que se les da este anillo —explicó levantando la mano, mostró un anillo negro con dorado, con el famoso símbolo—. Es una muestra de que están unidos a la organización. Recuerden que las asignaciones son los trabajos realizados por los miembros, se inician desde el primer año. Cuando obtengan el anillo, podrán realizar asignaciones de mayor riesgo.