La Sicario

Cinco años atrás

Stone Island, Finlandia, Lara y su compañero Kalevi estaban en medio de un trabajo. Su mira un multimillonario finés dueño de una de las papeleres más éxitosas. Su trabajo era eliminarlo. 

Les habían pagado una fortuna por un hombre ánonimo quien al parecer le debía una cifra millonaria por contrabando de drogas. Éste no había cumplido el trato y se había quedado con dinero ajeno. 


Lara. —¿Pódes dejar de masticar esa goma de mascar en mi oido? ¡Me desconcentras!


Kal. —¿Y tu podrías dejar de escuchar esa música? ¡En serio me duermo Lara!


Lara. —No es cualquier música, amo esa canción y me concentra «ella lo miró muy enojada, lo empujó y lo hace caer»


Kal. — ¡Esa música la escucha mi padre! En serio, nenita por tener 20 años escuchas cosas aburrida y deprimentes. 


Lara. —¿Aburrida? «le grita enfúrecida» ¡Es Eros Ramazzotti en verdad  no tenés oido musical querido!


Kal. —¡No levantés la voz alguien puede escucharnos!


Ella se ríe a carcajadas y saca el ojo de la mira de su arma para dirigirse a su compañero. —¡No bromées! —manifestó Lara—. Estamos en una horrible casa abandonada en medio de la nada esperando por un desgraciado que venga a cazar y tu dices qué alguien nos oirá ¡En serio a veces hablas sin pensar! En verdad ¡¿No sé por qué te mandan conmigo?! Yo podría hacer esto sola. Eres un estorbo.


Kal. — ¡¿Yo un estorbo?! El que seas buena no te hace una maestra del asesinato, hasta un niño que juega videos juegos podría realizar ese tiro .

Lara lo mira y levanta se ceja izquierda.

—Más de una vez te salvé la vida. —dijo Kal—. Yo soy el cerebro y soy muy bueno ¡Y no te olvidés que cuando las cosas se complican yo termino tu trabajo!


Lara. — ¡Ya basta! ¡No te aguanto eres insoportable! ¡Silencio! ¡Ahí viene! 

Hubo un gran silencio y el objetivo cayó tirado en medio de la nada. 

Tiró del gatillo y trabajo terminado.
Juntaron sus armas. Kal lo remató por las dudas y se retiraron de aquel lugar.


Lara.  — ¿Era necesario?
Kalevi. —¿Qué cosa?
Lara. —¡Rematarlo a quema ropa! Ya tenía un balazo en medio de su sien.


—¡Más de un mes siguiendo al desgraciado hasta me empezaba a caer bién! —acotó Kalevi.


Estaban en una playa de Cuba los dos después de aquel trabajo en Finlandia.


Kal. — Me llamaron para un trabajo en Moscú la próxima semana. Es un buen dinero, no deberías desaprovecharlo 

Kaleví le da un sobre a Lara, coge el sobre y se lo devuelve, no lo acepta. 

—¡Quiero retirarme! —expresó Lara—Ese fue mi último trabajo.


Kal. —¡Eres buena y tienes toda una vida por delante! Podés hacer mucho dinero siempre y cuando lo cuides y no te lo droges como haces ahora. Jamás he visto a una joven atractiva como tú y a tu edad trabajar como lo haces, la frialdad de tu rostro  al verlos caer.


Ella lo mira de arriba a bajo y le dice. —¡Gracias por lo de atractiva! Y si soy consumidora es mí problema. Yo no solo gasto la plata en "esas cosas", también pago mi carrera. 


Él la toma del brazo y la sienta sobre sus piernas. —¿A dónde quieres qué vayamos? ¡Podríamos comprar una casa en Los Angeles¡ ¡Vivir allí! Yo sigo con mi trabajo y tu te dedicas a lo que quieras.


Lara. —  ¡Te lo agradesco! Pero mi respuesta es no Kal. Yo no sirvo para convivir con nadie. Contigo lo paso bien, tenemos buen sexo. Pero quiero salir de todo esto y no tener ningun vinculo. Tu eres un ser agradable y muy sexy «acaricia el cabello de Kal» Eres muy lindo y te quiero pero yo nunca debí mezclar el trabajo con sexo!


Él se ríe y la besó. —¡Esta bien! No te voy a presionar. Entiendo tu postura y voy a respetar tu decisión porque te quiero ¡Maldita bruja!


Lara. — Gracias por entender ¡Maldito insoportable, loco desquisiado!


Se quedan en silencio disfrutando de aquel paisaje.


Kal. —¡Vayámos al hotel! Hagamos una fiesta de despedida solo tú y yo. Dame el gusto de verte desnuda cabalgando sobre mi como una maldita zorra.


Se besan con pasión y se alejan de la playa.


Él, la acompaña al otro día  al aeropuerto con regreso a Soumi, ella se despide de su compañero y su trabajo para siempre. 

Esa tarde fue la última vez que vió a su sensual amigo, antes de marcharse le pidió privacidad y que no la espiará, que confiará en ella, todo iba a estar bien; no era necesario que la cuidará en cada paso que ella iba a dar.


Ella tomó una fotografia de él en un callejón de un barrio y la guardó como un bello tesoro para tenerlo presente con ella.

 

 




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