La Sicario

Capitulo 2

 Llega  Jukka Virtanen de trabajar y ella no dice nada de lo ocurrido aquella mañana. Actúa como todos los dias sin demostrar nada extraño.

Jukka. — ¿Qué tal su mañana mis remolones?

Lara. — ¡Todo tranquilo! Lo de siempre, salímos hacer mandados. Luego nos quedamos hablando con la Señora de la esquina. La  mujer que tiene la perra graciosa ¿La ubicas?

Jukka. —¡Ah sí! ¡Ya sè quién es!

Lara. —Me contó que han comprado la casa de en frente ¡Han pedido una fortuna por esa casa seguro!


Jukka. —¡Si la verdad que si! Es amplia y tiene muchas comodidades. Tal vez la ha comprado algún médico o algún abogado.

Lara. — ¡No era nada barata! Hablando de médicos... Envié mi curriculum para unos trabajos que han públicado.

Jukka. — ¿Estás segura Lar? No necesitas trabajar mientras yo trabaje no es necesario. El bebé es pequeño todavía ¿Por qué no te dedicas a él?

Lara resonga. —¡Esta bien! Pero me parece injusto estar todo el día encerrada aquí en casa. Yo quiero trabajar tener mi plata, ayudar en la casa, con lo que te saca la zorra de tu ex mujer ya es más que suficiente ¡Yo quiero y necesito trabajar! Aparte al bebé lo puede cuidar mi madre.

Jukka. —¡Basta! ¡Ya empezamos con lo mismo! No es necesario que trabajes ¡Y si no salís es porque vos no querés! Yo jamás te prohibí salir. Y me alcanza Lara ¿O acaso te falta algo a tí y al bebé?

Lara. —¡No! ¡No me falta nada! Pero yo quiero salir a trabajar ¡Trabajè toda mi vida y me gusta tener mis cosas no pedirte dinero a  ti!

Cuando Jukka iba  a seguir con la conversación suena su celular. Mira el teléfono y le dice. —¡Dame un minuto! Debo contestar es Juana, quizá paso algo con los chicos.

Ella lo miró y frunció el ceño, le hace seña para que hable tranquilo. Ella lo miraba desde el pasillo y veía que èl iba de un lado a otro enojado, se escuchaban gritos de ambos lados, imaginó que era por lo qué había sucedido esa mañana y se dijo para ella misma ¿Cómo iba a  explicarle a Jukk lo del arma? ¿ Dónde había aprendido a pelear? E iba a tener que contar todo y no estaba preparada para eso. Ella prefería seguir guardando aquello y olvidarlo, se sentía incómoda y preocupada. No le gustaba todo eso y quería ser otra persona, quería cambiar. 
Ve que Jukk venía de regreso a la cocina y lo mira perpleja, seguro que algo pálida porque sentía que se bajaba su presión.

Jukk. —¿Lary estás bien?

Lara. —¡Sí! ¿Por qué?

Jukka. —Por tu cara, estás palida y te ves algo nerviosa.

Lara. — No, cada vez que suena tu teléfono y es ella me pone nerviosa porque siempre pasa algo y es problema y más problema ¡Cada vez que ella llama algo pasa!

Jukk. — ¡Sí! A mí también me tiene cansado con sus reproches pero es la madre de mis hijos y siempre voy a estar para ellos aunque a veces me pelée con ella y ya te lo he dicho.


Lara. — ¡Sí! ¡Lo sé!  ¿Y ahora qué paso?

Jukk. — ¡No sabés! Está cada dia más loca y obsesionada contigo cariño ¡Me dijo que te encontró en la calle y que tu la amenasaste con un arma! ¡Qué le diste una patada y le rompiste la nariz! Dijo que eras una asesina que tuviera cuidado, que sos peligrosa. Así que le grite que no mienta. Sabes artes marciales pero  no tiene nada que ver, seguro mis hijos le contaron de que entrenas y eso fue un dato justo para ella imaginarse cosas.Yo no le creo nada, esta loca, vieja y encima mentirosa.

Lara lo mira y se empieza a reír a carcajadas, por un lado porque sintió tranquilidad en que él no le haya creido y por otro lado Juana no iba a decirle la verdad, ella fue quien se  había presentado en su domicilio para hacer un escándalo. 
—¡Está cada día más loca! ¡Por favor me hace reír! —manifestó Lara—.  ¿En serio? ¿Yo un arma y amenasarla?  ¿De dónde saca esas cosas? ¡No puedo creerlo! ¡Me causa mucha gracia su gran imaginación! ¡Lo siento!

Jukk. —¡No te preocupes por ella! Cambiemos de tema, esta noche, nos invitaron a cenar Tarla y Kari ¿Què te parece? ¿Querés ir?

Lara. —¡Sí! ¡Me encanta la idea! Nos va hacer bien salir, hace meses que no salimos salvo a casa de tus padres y a casa de mis padres, no conocemos otra sálida con gente real.

CENA EN CASA DE LOS HEIKKENEN
Llegaron a casa de sus amigos y estaban muy animados. Ellos eran amigos de Jukka desde hace muchos años y adoptaron a Lara como si la conocieran de toda una vida. 
Ellos se llevaban muy mal con Juana conocian toda la frustración de aquel matrimonio y estaban felices con ella. 
Lara descanso esa noche ya que Tarla se encargo del baby toda la noche; ellos tenían hijos pero ya eran grandes, su hijo mayor ya tenía 21 años, el del medio tenía 17 y la más pequeña tenía 15 años.

Tarla. —¡Dios mío!  ¡Querida, fuiste madre y estás esplendida! ¿Cómo haces para estar tan bien?

Jukk se ríe y mira a su esposa con un aire de orgullo y feliz. 
—¡Se la pasa entrenando! —acotó Jukk—. Y no entiendo, come de todo y no se priva de nada y no engorda, la única vez que la ví gordita fue cuando estaba embarazada. 


Lara se  sonrojó. — ¡No sean bobos! Es génetica también. Y sí, entreno en casa y hago artes marciales. Lo prácticaba cuando estaba soltera y lo sigo haciendo para no perder la costumbre y no estar tan sedentaria.

Tarla y Lara se van a la cocina y los varones quedaron en la sala de estar. 
Lara le cuenta que ella quería empezar a trabajar y que Jukk no quería, eso la tenía inquieta. 
Su amiga le dice que se dedique a su hijo y que lo disfrute, porque después crecen y se van. Le contó su experiencia. 
Tarla trabajó toda la vida en la misma empresa como secretaria y cuando fue madre volvía enseguida  al trabajo y dejaba que sus hijos fueran criados por la niñera. No porque ella no quería estar sino porque podía perder su empleo.




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