La Sicario

Capitulo 10

Vestía traje negro de Armany. Y estaba parado con las manos en sus bolsillos. 
—¿Qué tal me veo? —preguntó Kal y frunció el ceño.

—Te ves bien.  Muy sensual Señor Rodriguez  —expresó Lara en un tono irónico.

—No se  te ve nada mal el cabello moreno en tu bello rostro —dijo él y le regala a su compañera una gran sonrisa—. Como no puedo esposarte en la vida real irónicamente somos marido y mujer en la ficción.

—Vi las credenciales. La próxima al menos dejen que escoga mi nombre. Este nombre es horrible  —acotó Lara y no podía evitar la mirada de Kal, en sus ojos y su amplia sonrisa transmitia su felicidad.

Estando en el avíón con destino a Medallin, Colombia, Lara miraba por la ventanilla y de costado mira la expresión de preocupación en Kalevi. 
Lara acarició suave y dulcemente la mano de Kal y le pregunta: —¿Qué te sucede?

—Estaba pensando, (hace una pausa y ella lo mira con sus grandes ojos azules), deberías estar en tu casa ahora —manifestó él—. No es que no esté feliz por recupar a  mi mejor compañera, pero si algo sale mal y algo te pasará no me lo perdonaría. 
Lara le da un beso en la mejilla. —Saldrá todo bien, como en los viejos tiempos.

Llegan a su destino. Se alojan en un hotel pequeño de pocas comodidades. El clima era muy caluroso, allí en Colombia era verano.

Lara. —¡Por suerte empaque ropa liviana!

Kal. —Vamos a dar unas vueltas y conocer el terreno. A la noche actúamos y esta misma madrugada volvemos. 
Lara le hace unos masajes y le pide que se calme. Era la primera vez después de tantos añis que Kalevi estaba tan preocupado e inquieto.

Salieron a recorrer el lugar  y en bar escuchan una conversación, algo de que llegaba una embarcación a la madrugada para Pablo Juarez, a ellos les sonó familiar porque ese era el nombre de su objetivo; la gente los miraba porque se notaban que eran «turistas»
Se levantan y se retirán. Ven que aquel hombre moreno y delgado toma un sobre que le entregó el dueño del local de comidas. Suben al auto alquilado y Kal le dice a ella —Era lo que ya sabía. El tipo es un nárcotraficante. Maneja uno de los carteles más importantes de aquí. Son tres bandos y por la cantidad que pagaron alguna de sus competencias lo quiere muerto y fuera del rubro.
Kal mira por el espejo retrovisor y un auto los venía persiguiendo. Él detiene el auto  y  besa a  Lara para desviarlos y aparentar ser una pareja común.

Lara. —¡Si cada vez que pase algo te vas aprovechar para besarme...!

Kal. —Fue para desviarlos. Nos están siguiendo Lara.

Lara. —¡Si ya lo note no soy tonta! Vamos a tener que ser cautelosos porque debe tener decenas de hombres cuidando su pellejo. Pero estás algo eúforico, somos turistas, una linda pareja feliz de vacaciones quien lo notará.
Pierden de vista aquel auto negro.
Llega la noche y aprotan sus armas. Se colocaron los chalecos antibalas por precaución. Estaban a una distancia bastante considerable del objetivo.
—¡MIERDA! —dijo Kalevi murmurando entre dientes—. A esta distancia vamos a fallar. Lamento decirlo pero vamos a tener que lograr entrar Lary.

Lara. —Tiene una fortaleza de hombres ¿Cómo vamos hacer? ¿Tenes un plan b?

Kal la besó y la miró fijamente y le susurró —Pase lo que pase esta noche, quiero que sepas que fuiste lo mejor y lo único real en mi vida. Eres a la única persona a quien jamás le he mentido y si pasa algo, tu futuro queda asegurado más por Jared.

Lara. —¡No seas melodramático! Hemos estado en peores.

Sobre la malesa y en la oscuridad se van acercando y a medida que avanzaban iban derribando a uno y otro. Logran ingresar al interior de la estancia y se abrió el fuego. Mataron a varios hombres y ellos resultaron heridos. Kalevi recibió un tiro en su hombro derecho y Lara un disparo en su brazo. Pablo Júarez logró escapar de ellos, custodiado por sus mejores hombres. Kal estaba perdiendo mucha sangre y abandonan la misión. Cuando regresan al hotel estaba todo desparramado y roto. Sus  valijas abiertas y una nota que decía: «ESTÁN MUERTOS»

Kalevi. —Debemos buscar otro lugar porque nos van a encontrar. El tipo maneja todo. Casas, negocios, hoteles lo que te imagines. Es su terreno Lara.

Abandonan el hotel y se alejan. Van a un lugar desierto y ella le da los primeros auxilios. Sabían que ya no estaban seguros en ninguna parte. Recordaron aquella conversación y buscan el muelle donde probablemente llegaría la mercancia de Júarez. 
Allí estaban, varios hombres y un barco del cual bajaban tachos  grandes donde seguro traían la droga. En la oscuridad Kal logra ver a Juarez y le dice a Lary que le habían dado porque caminaba mal. 
Se acercan escondiéndose y Kal dispará a la dirección donde estaba el colombiano. Se abre el fuego otra vez. Pablo Juarez quizo escapar pero Lara logró herirlo en un brazo y éste le responde con otros disparos. 
—¡Maldita perra! —gritó Juarez—.  Te voy a encontrar y te voy a matar. Vas a lamentar haber nacido. Eres igual a tu padre, Cacciatore, trabajando para la CIA. No pude eliminarlo a él pero tendré el placer de enviarle tu cabeza por encomienda zorra.

Kal miró a su amiga y le pide que baje el arma. —No estamos seguros aquí. Vamos abandonar y contactarnos con el hijo del viejo. Alguien nos delato o esperaban a que llegaramos aquí.

Lara. —¿Qué tiene que ver la CIA y mi padre? Este trabajo era para un anónimo como siempre.

 




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