La abuela estaba sentada en la hamaca de su casa, muy pensativa. Los pensamientos la llevaron al pasado, recordó su juventud y todo lo que había vivido.
Sus nietos se acercaron a ella, notando la seriedad de su expresión.
"Abuela, ¿estás bien?".
Preguntó uno de los nietos con preocupación en su voz. Ella miró a sus queridos nietos y les sonrió con ternura.
"Estoy bien, mis amores. Solo estaba recordando tiempos pasados, momentos que forman parte de nuestra historia familiar".
Respondió con voz suave. Los nietos se sentaron a su alrededor, esperando a que la abuela compartiera sus pensamientos.
Sabían que cuando ella se ponía así de reflexiva, solía contarles historias fascinantes sobre su vida y las generaciones anteriores.
"Recuerdo cuando era joven y descubrí un secreto en nuestra familia".
Comenzó la abuela, captando la atención de todos.
"Era un secreto que había sido guardado celosamente durante generaciones, un poder que solo algunas personas de nuestra familia poseían".
Los nietos escuchaban con atención, fascinados por la historia que su abuela estaba compartiendo con ellos. La abuela continuó, con una mirada llena de nostalgia y sabiduría.
"Ese secreto nos ha unido como familia a lo largo de los años. Ha sido una carga y, a la vez, una bendición. Nos ha enseñado la importancia de la lealtad, el amor incondicional y la protección mutua".
Dijo la abuela con voz emotiva. Los nietos sintieron un profundo respeto por su abuela y por la historia que les estaba revelando.
Comprendieron que los secretos eran parte de su legado familiar y que debían ser honrados y protegidos.
"Abuela, ¿qué poder era ese? ¿Cómo afectó a nuestra familia?".
Preguntó uno de los nietos con curiosidad. La abuela sonrió misteriosamente y respondió.
"Ese poder es parte de nuestro linaje, y cada generación lo ha utilizado de manera diferente. Es un regalo que debemos cuidar y utilizar con sabiduría, manteniendo siempre nuestros lazos familiares fuertes y unidos".
Los nietos asintieron con entendimiento, sabiendo que llevaban en su sangre un legado especial que los unía más allá de las palabras.
Se sentían agradecidos de pertenecer a esa familia única, llena de secretos, magia y amor.
"Hay algo más que debo contarles".
Dijo en voz baja.
"El poder del que hablo, no solo es protección; también puede abrir puertas a otros mundos."
Los ojos de los niños brillaron con curiosidad e inquietud.
"¿Otros mundos? ¿Cómo es eso posible?".
Preguntó uno de ellos. La abuela les explicó:
"En nuestra familia hay una leyenda, sobre una puerta mágica escondida en el bosque cercano. Aquellos que tienen el corazón puro pueden cruzar esa puerta y descubrir maravillas inimaginables."
Los nietos intercambiaron miradas emocionadas; sabían que estaban al borde de una aventura extraordinaria.
"¿Podemos ir a buscarla?".
Preguntó otro niño ansiosamente. La abuela asintió lentamente:
"Pero deben estar preparados, para lo que encontrarán allí. No todo es lo que parece, en esos mundos mágicos."
Con esa advertencia resonando en sus corazones, los niños sintieron cómo el deseo por descubrir lo desconocido crecía dentro de ellos.
La noche caía lentamente mientras planeaban su próxima aventura bajo las estrellas titilantes del cielo nocturno.
Así, bajo la sombra de un árbol centenario, la abuela y sus nietos compartieron un momento de conexión profunda, donde los secretos familiares se convirtieron en lazos invisibles que los unían para siempre.
"Pero hay más".
Continuó la abuela después de una breve pausa.
"Este secreto no solo nos une; también nos protege. Hay historias, sobre cómo nuestros antepasados utilizaron este poder, para enfrentar adversidades."
Uno de los nietos interrumpió.
"¿Adversidades? ¿Cómo qué?".
La abuela cerró los ojos por un momento, recordando viejas batallas y decisiones difíciles.
"Hubo tiempos oscuros, en los que nuestra familia enfrentó enemigos, que querían destruirnos. Pero gracias a este poder, pudimos defendernos y salir adelante."
Los ojos de los nietos se abrieron en asombro mientras imaginaban las hazañas heroicas de sus antepasados.
"¿Y nosotros? ¿Podemos usar ese poder también?".
Preguntó otro nieto con entusiasmo.
"Sí".
Dijo la abuela con firmeza.
"Pero recuerden, no se trata, solo del poder en sí; se trata del corazón, con el que lo utilices. Debes ser valiente pero también sabio."
Los niños sintieron una mezcla de emoción y responsabilidad al escuchar esto. Sabían que estaban destinados, a llevar adelante, el legado familiar y proteger sus secretos.
"Prometemos hacerlo".
Dijeron al unísono. La abuela sonrió satisfecha, mientras, el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, iluminando, el cielo, con tonos dorados.
"Sin embargo, hay un aspecto, del poder que aún no he mencionado".
Dijo la abuela, su voz ahora un susurro lleno de misterio.
"Cada vez ,que uno, de nosotros utiliza este poder, algo cambia en nosotros. No solo, en nuestra conexión con la magia, sino también en nuestras emociones, en nuestra esencia misma. A veces, el amor y la magia pueden entrelazarse de maneras inesperadas".
Los nietos se miraron, intrigados.
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Editado: 17.10.2025