La Sirena

El Puente de los Dos Mundos

Desde aquella noche en que el río cantó para todo el pueblo, algo cambió en el aire.El agua corría más clara, las flores crecían donde antes no había vida y las lluvias caían con dulzura, como si obedecieran un compás secreto.

El valle parecía bendecido… pero Lía sabía que aquello era solo el comienzo.Había aprendido a escuchar no solo el murmullo del río, sino también el suspiro de la tierra bajo sus pies.

Las raíces, las piedras, incluso el aire, tenían voz. Y todas repetían la misma frase, como un eco antiguo que viajaba desde los confines del mundo:

“El equilibrio debe extenderse.”

Una tarde, mientras el sol se escondía tras las montañas, Lía se acercó al agua.Su reflejo ya no era del todo humano: sus ojos tenían un brillo de marea, y su piel mostraba un leve resplandor azulado.Aun así, no sentía miedo.Sabía que no pertenecía únicamente a un lugar, sino a ambos.

Del río emergió una figura translúcida, formada por espuma y luz: era Lucía.Su voz sonó como un pensamiento dentro del corazón de Lía.

"Has unido lo que fue separado. Pero ahora el mundo más allá del valle despierta".

"¿Despierta?" .

Preguntó Lía.

"Sí. Donde hay agua, hay memoria. Y donde hay memoria, hay dolor. No todos los ríos han sido escuchados como este. Algunos claman justicia. Otros, perdón".

Lía bajó la mirada, sintiendo el peso del mensaje.

"¿Quieres que vaya hacia ellos?".

Lucía asintió.

"Eres el puente. Donde tú camines, el agua hablará".

Durante los días siguientes, el viento cambió.Bandadas de aves del sur comenzaron a volar sobre el valle, siguiendo el cauce del río como si obedecieran una llamada invisible.Los aldeanos notaban presagios: los espejos se empañaban con olor a sal, los pozos murmuraban bajo la luna.

Alma observaba a Lia con una mezcla de orgullo y temor.Sabía que el destino la empujaba hacia un viaje sin regreso.

"¿Volverás?" .

Le preguntó una noche, mientras empacaba unas pocas cosas.Lía sonrió.

"El agua nunca se va. Solo cambia de forma".

Alma la abrazó con fuerza.

"Mi abuela decía que toda guardiana debe elegir entre proteger su mundo o abrirlo".

"No puedo proteger lo que está cerrado.Debo abrirlo… aunque duela".

Respondió Lía.Lía siguió el curso del río durante días.Atravesó montes, valles, pueblos dormidos.En cada lugar, el agua la reconocía: se movía a su paso, la envolvía sin mojarla, le mostraba visiones de lo que había olvidado.

En un desierto, halló un pozo seco que comenzó a llenarse solo con su presencia.En un bosque, un lago oscuro reflejó por fin la luz de las estrellas.En una ciudad costera, los pescadores la vieron caminar sobre el muelle y juraron que, desde entonces, el mar dejó de devorar sus embarcaciones.

La gente comenzó a llamarla de muchas formas:a hija del río.La que camina entre aguas.La voz del mar en la tierra.

Pero para ella, solo existía un nombre verdadero: Puente.Una noche, mientras acampaba junto a un lago dormido, Lía sintió un temblor en el suelo.El agua comenzó a agitarse, y una figura emergió de las profundidades.No era Lucía… era otra. Una sirena de piel oscura y ojos dorados, vestida con restos de coral.

"Tú no eres la primera. Hay guardianas en todos los horizontes".

Dijo la extraña.Hay guardianas en todos los horizontes.

"¿Guardianas?".

Preguntó Lía.

"Sí. Hijas del mar que eligen recordar. Pero algunas ya no escuchan… han olvidado el canto y usan su poder para dominar, no para sanar".

El corazón de Lía se contrajo.El mar no solo despertaba memoria, también conflicto.

"Entonces, mi tarea no ha terminado".

Susurró.La otra sirena asintió.

"Tu destino te llevará a ellas. Solo el Puente puede unir lo que está roto… o dejar que se hunda para siempre".

Cuando el amanecer llegó, Lía se adentró en el agua.Su cuerpo se volvió ligero, y su voz se mezcló con la del lago.Desde lo profundo, una nueva melodía comenzó a expandirse por los ríos, mares y lluvias del mundo.Era un llamado.Una advertencia.Y una promesa.

“Donde haya agua, habrá memoria. Donde haya memoria, habrá vida.”

El viaje apenas comenzaba.El Puente entre los dos mundos estaba abierto.Y con él… también los secretos que el mar había guardado durante siglos.




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