La Soberbia De Almoraz (enlazados1)

Treinta y cinco

Kailam

Estas semanas han sido una montaña rusa de emociones, desde ayudar en el trabajo a Octavio hasta pasar una tarde viendo películas.

Los tengo dormidos a los tres al lado mío, me gusta la sensación de ser parte de algo, somos como una familia, pero tal sensación me abruma así que me levanto y me voy del cuarto; al salir me encuentro con Sofia

- Porque traes esa cara mujer- me mira risueña -

- Que cara Sofia – me toco la cara –

- Puedes confiar en mí, ven vamos al jardín un rato – me lleva a fuera, caminamos un rato- ¿qué te pasa?

- Todo esto me abruma, no quiero que Octavio piense que yo quiero sacar ventaja

- No creo que llegue a pensar eso kailam – me observa fijamente – mas bien eres tu quien esta pensando así

- No se Sofia – le doy la espalda –

- ¡Kailam dilo de una buena vez! Se sincera contigo misma, que te pasa

- Cuando Gael me encontró en Provo, y me dijo la situación de Ivana, yo estaba dispuesta a dar mi vida por mis hijos, y si se amerita ahora no dudaría en hacerlo. No quería ningún trato con el que me pago por tenerlos, pero dadas las circunstancias me tocaba tratarlo, nada paso como lo planee Sofia, nada – me mira expectante- nunca pensé que fueran un extraordinario padre, cuando lo vi tirado inconsciente, me preocupe tanto que no me importo nada y no me despegue de el en ningún momento, hasta llore, - sonrío con desgano- sabes hay me di cuenta que me importaba

- Pero eso no esta mal

- Si lo está Sofia, yo tengo una vida en Provo, mis cosas están allá, no puedo dejar todo, así como así

- ¿Entonces qué vas a hacer? ¿prefieres tu vida de Provo o con tus hijos? – me observa esperando mi respuesta-

- Me quiero quedar Sofia, tengo a mis hijos conmigo y es la sensación más linda que he tenido

- Aja y Octavio que papel juega

- Pues no sé, como te dije me importa y mucho, pero de ahí a pensar en algo más, no

- Mujer llama las cosas por su nombre, te gusta mi hermano – me sonroje – no tengo un espejo en este momento, pero estas roja como un tomate

- Si es lo que quieres escuchar pues, si - me sonríe – pero no quiero nada con el

- ¿Porque kailam?

- Simplemente para mí no es el momento, quiero pasar tiempo con los chicos, hacer cosas de mama con ellos

- Te entiendo, pero puedes hacer todo eso, siendo pareja de mi hermano y muchas cosas mas

- Mmm no se Sofia

Hablar con Sofia me ayudo, creo que decir las cosas en voz alta ayuda y aclara ideas, tengo que empezar a hacer algunos cambios, no me había dado cuenta de que mi teléfono sonaba y sonaba, veo la pantalla y es Ian

- Hola Ian

- Kailam hola, como estas

- Bien y como están las cosas por allá

- Pues ayer vino un ente del estado y necesitan de tu presencia aquí, me dijeron que son asuntos legales de la cafetería, yo les dije que estabas fuera del país

- Hasta cuando hay plazo para estar allá

- Un mes como mucho kailam

- Antes que se cumpla el plazo estaré allá, te dejaron algo, un documento

- Si, te lo mando por correo para que lo veas, te espero kailam cuídate te quiero

- Te quiero Ian, cuídate

Siento que azotan una puerta detrás de mí, cuando volteo no hay nadie, pero hay un olor alrededor y es el de Octavio; seguro escucho la conversación.

Salgo a buscarlo por toda la casa, en su habitación no está, desde el balcón lo diviso en el jardín, sentado en unas de las banquetas

- Que haces acá afuera Octavio – siento a su lado-

- Pensando en todo y en nada kailam

- Mmm... escuchaste la conversación que tenia con Ian verdad – tiene la mirada en un punto fijo, no me mira-

- ¿Importa en algo kailam?

- Azotaste la puerta Octavio, te debió importar

- ¿Quieres mucho al tal Ian? Siempre que hablas con él le "dice te quiero Ian"

- Si lo quiero mucho Octavio; siempre está ahí para mí - hace un gesto indescifrable y se levanta de la banqueta-

- ¡¡Entonces que haces aquí si tu pareja te está en el pueblo ese!!

- ¿Pareja? Ian no es mi pareja Octavio; el tiene a cargo mi cafetería allá en Provo

- Como le vives diciendo te quiero, cuídate y no sé qué cosas más – me da la espalda -

- ¡Enserio! ¿Te molesta? – me mira y sus ojos reflejan rabia contenida-

- Sabes que no me importa, tu puedes hacer con tu vida lo que quieras, mientras mis hijos no salgan lastimados

- Jamás los lastimaría Octavio; pero que puedo decir yo, es tu perspectiva de la situación y sabes qué; mañana a primera hora me voy de tu casa- su rostro se suaviza por instantes –

- ¡Kailam, espera un momento! – no lo miro voy de camino a recoger mis cosas-

- ¡Tranquilo me voy ya! - le gritó, medio volteo y lo veo venir casi corriendo –

Fueron segundos donde siento que me jala hacia él, sus manos ahuecan mi rostro; me besa sin prisa, con sutileza con cierto grado de timidez, como buscando aceptación de mi parte, mi corazón iba a mil y terminé por rendirme ante él. Nos separamos por falta de aire, Octavio tiene una sonrisa plasmada en los labios me observa y me da un beso en la frente lo oigo suspirar y me dice que no me vaya, y me da un beso corto en los labios y me deja ahí, con una maraña de sentimientos en mi cabeza y mi corazón.




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