Kailam
Estar lejos de mis hijos ha sido tortuoso, verlos a través de una pantalla no es fácil; la pregunta recurrente de ellos es cuando vuelvo, ellos no saben que soy su mama, pero lo sienten y temo su reacción al saber todo; hable del tema con Sofia y pues me recomendó hablarlo con Octavio, pero no me gustaría por medio de una pantalla hablar de un tema tan delicado.
Hoy es el día, hablaré con Octavio sobre Ivana y Rafael, tengo muchas dudas, me gustaría tenerlo enfrente para ver sus reacciones y demás, pero dadas las circunstancias toco así.
Estoy sentada frente al aparato este, antes de hacer la llamada de video hay una entrante.
- Hola kailam como estas – se ve cansado –
- Hola, bien Octavio y tu
- Algo cansado, pero del resto bien
- Necesito hablar contigo, no quería hacerlo por este medio, pero tengo dudas de muchas cosas
- ¿Qué pasa kailam? ¿qué dudas?
- Tengo miedo de cómo van a tomar los chicos cuando se les diga que soy su mama, lo último que quiero es perderlos
- Espera, quién ha dicho que los vas a perder kailam, nada de eso, hay que contarle las cosas como pasaron en realidad, tanto Ivana como Rafael están grandes y entienden muchas cosas, así que no te preocupes
- Lo dices tú así no más, pero me preocupa mucho
- Bueno cuanto tiempo te falta por el pueblucho ese
- Pues, mes y medio mas o menos
- Aja, bueno el fin de semana no vemos
- Octavio no juegues conmigo, no te creo
- Jamás lo haría, si tanto te preocupa lo que piensen los chicos, acabemos con eso y ya
- Octavio ... - me interrumpe-
- No digas nada, y espéranos
El muy chistoso, colgó la llamada, no creo que venga y menos con Ivana y Rafael, al día siguiente trate de comunicarme con ellos, pero dicha llamada no conecta, Ian verifica la señal del internet y esta bien y me dice que el problema no es de acá; trato de llamar desde mi teléfono y nada, me estoy preocupando por no saber nada de ellos.
La última vez que hable con el chistoso de Octavio fue el martes y desde ese día no me he podido comunicar con nadie de la casa en Londres, para despejarme decidí ir a comprar suministro para la cafetería a Salt Lake City la capital del condado de Utah, antes de salir noto que estamos a viernes aun así decido irme, no creo que Octavio abandone la comodidad de Londres para venir al pueblucho este como el mismo le dice.
Compro todos los suministros que necesita la cafetería el mes y medio que falta para entregarla, no me he dado cuenta que han pasado horas y tengo varias llamadas perdidas de Ian, después lo llamó, camino todo el centro de Salt Lake City, en la vitrina de una tienda finísima veo un vestido azul rey, bellísimo, siento una respiración en mi espalda que me dice "le quedaría hermoso" volteo de golpe y me encuentro un Octavio con un gran sonrisa y cabello despeinado
- ¿Tu... que haces aquí? – mi cara debía ser un desastre-
- Hola kailam, como estas bien y tú, cómo te fue en el viaje – está burlándose, viendo lo sorprendida que estoy-
- Ah, hola Octavio
- Te dije que nos veríamos el fin de semana y llego a tu cafetería y no estas
- No te creí y tenía que hacer las compras de la cafetería, ¿cómo llegaste hasta acá?
- Tu amigo me indico como llegar; ¿cómo así que no me creíste?
- Pues no se Octavio – volteo a mirar el vestido –
- Entremos a Ivana le encantará ese vestido – entramos tomados de la mano-
Si por fuera la tienda se veía finísima, por dentro es otra historia, es una boutique especializada en ropa para niños, al preguntar por el costo del vestido me quedo de piedra literalmente; doy la vuelta y me enfoco en otro pero para niño muy lindo, vuelvo mi vista hacia Octavio y está mirándome con una gran sonrisa, la chica que nos atiende toma tanto el vestido de la vitrina como el que estaba mirando; le hago señas a Octavio pero hace como que no me mira, la chica le entrega las bolsa y sale como si nada
- Óyeme... gastaste una fortuna – me voltea a mirar-
- Kailam el dinero se hizo para gastarse y lo que compramos les gustara a los chicos; vamos nos esperan – mi cara es una mezcla de asombro e incredulidad-
- ¿Trajiste a Ivana y rafa? – sonríe y asiente, sin mediar palabra lo abrazo con todo mi ser-
- Vamos que están con tu amigo Ian, ya se habrán comido toda la cafetería – lo dejo de abrazar –
- De verdad gracias, disculpa por haber desconfiado de ti
- No te preocupes, ¿dónde están los insumos?
- Están allá en aquella tienda – le señalo la tienda cruzando la calle –
Octavio alquilo un auto, iba tan cómoda que me quede dormida todo el viaje de vuelta a Provo, al llegar ya es de noche, me susurran que ya llegamos, despierto de golpe y veo a Octavio sonreír y bajar del auto
Al entrar vienen hacia mi Ivana y Rafael, ambos me caen encima y empieza la tanda de besos, al detallarlos están muy sucios, volteo a mirar a Ian y olímpicamente se echa a reír y se va
- Porque están sucios – se miran y empiezan a medio limpiar –