La Sociedad

Iniciación

Dante

Todo pasa tan rápido, una noche estamos celebrando que Charlie pasó su primer luna llena y en la otra ya acabamos de empacar parte de nuestra ropa, o la mía, la de Charlie fue incinerada al igual que su casa; Javier nos dijo que no había mucha necesidad de llevar ropa, allá nos dan uniformes que llevamos en buena parte del tiempo. Scott y Logan nos llevarán a Boston para mantenerse cerca por si pasa algo; aunque antes de montarnos en la camper que Scott rentó regresa nada más y nada menos que Sheppard, nuestro querido hombre lobo omega que decidió alejarse del conflicto, que ya acabó hace como dos meses. Charlie corre a abrazarlo, es como su tío por lo cercanos que son, en mi caso solo me tienen cierto cariño.

— Muchachos, ya los extrañaba, Worcester no es lo mismo, no sin ustedes —sus hijos juegan alrededor de la camper y con un solo silbido de Sheppard se juntan todos atrás de él—. Niños, saluden a Charlie y a Dante.

— ¡Es como nosotros, papá! —grita Juliete señalando directamente a Charlie, ambos nos ponemos blancos como el papel, pero a estas alturas no es un secreto que podamos ocultar.

— ¿Eso es cierto, Charlie?

— Dante me transformó en un lobo, gran historia.

— ¿Cómo pudiste hacerlo? Pensé que la sangre de los cazadores no cambiaba —en vez de soltarle toda una historia, hago que mis ojos cambien de color, diciendole todo sin palabras—. Un hacedor de lobos, eso no lo vi venir.

— ¿Charlie es nuestro hermano ahora? —le pregunta Mason rascándose su descuidado cabello.

— Momo, él pertenece a otra manada —después voltea con Charlie y confirma que es como su familia—. Si quieres estar con nosotros eres bienvenido.

— Gracias, se siente como una fantasía, jamás pensé que pasaría esto.

— Bueno, muchachos, ya cargamos todo, estamos listos para irnos —nos avisa Scott usando una gorra de trailero, me contó que la consiguió en una apuesta en sus tiempos de universitario, en ese momento ya era un hombre lobo, uno beta, y usó su visión de calor para ganarle la apuesta a un trailero—. Sheppard, gusto en verte.

— Lo mismo digo, Valentine, ha sido una semana agitada.

— Y se vienen más cosas, la vida de un mítico siempre es agitada, ¿no crees?

— Y que lo digas —ambos se ríen un poco, jamás pensé que se llevaran tan bien, o tal vez es porque jamás pensé que tenían una conexión en la que la mayoría de los que estamos aquí estamos incluidos, la licantropía—. Bueno, iba a desearles un buen viaje, esperamos que todo salga bien y los Woodville salgan a salvo.

Después de una eterna ronda de despedidas y peticiones de Aldric para traerle recuerdos de souvenirs, emprendemos un viaje de casi dos horas sin saber lo que se aproxima; tenemos una misión, pero no una idea clara de lo que nos encontraremos, estamos en un punto ciego.



 

Al llegar nos separamos de Scott y Logan, a quienes les prometo hacerles saber por mensaje que estamos bien, ellos no pueden acercarse mucho sin que algún cazador sospeche de ellos, así que se quedan a las afueras de Boston en lo que nosotros iniciamos nuestra transformación. Javier nos lleva a una cafetería Private Alley 925, cerca del Parque Back Bay Fens; el lugar se llama Innuendo Coffee, como el disco de Queen. Al momento detecto sin necesidad de ver a las personas que no es un lugar para gente común, hay míticos y algunos cazadores en este sitio (es genial aprender a usar mi olfato de lobo para ser capaz de saberlo todo con sólo un aroma), los más evidentes son los pixies, algunos con orejas puntiagudas y otros con ojos muy grandes; algunos lobos me voltean a ver a mí curiosos del aroma que desprendo, el de un hacedor de lobos. Javier llega directamente al mostrador y pide lo que creo que es su bebida favorita para nosotros. 

— Dos lattes de caramelo y nuez. 

El barista, con su hermoso cabello arcoiris, no entiende lo mismo que yo, pues abre la puerta a una habitación etiquetada como V.I.P. y nos lleva a los tres adentro. Cada vez más este lugar me demuestra lo mágico que es, la habitación está más grande que el mismo local visto desde afuera; hay una zona con toda una peluquería montada en la que a Charlie y a mí nos mandan sin esperar nuestra respuestas, a mi decoloran mi cabello azabache y me lo tiñen de un castaño con mechones azules, no me cortan tanto cabello y el barista se limita a decirme que me ayudará a verme mejor. Charlie es quien tiene un cambio sorprendente, lo dejan con el cabello rubio platinado y le han rapado el cabello a los lados, dándole un toque un poco punk. 

— También era un hechizo para que Spencer no los reconozca, primogénito es muy reconocible. Por favor, Daniel, haz lo tuyo.

— Si tú lo dices… 

El barista, Daniel, suelta unas palabras que para mí no tienen sentido y nos sopla una especie de brillantina que desaparece al tocar nuestra piel. Al mirar a Charlie pienso que nos estafó porque seguimos viéndonos como antes, pero después el barista nos da un espejo y veo que hemos cambiado para los demás, pero entre nosotros nos reconocemos. 

— Ustedes son inmunes para el otro, así cuando los separen podrán volver a reunirse.

Charlie no necesitaba tanto el hechizo, desde que se volvió un hombre lobo también se ha puesto más apuesto, ya no se parece al Charlie de febrero, cuando todo esto inició; ahora en su reflejo su nariz está torcida a la derecha, tiene pecas y su mandíbula es más cuadrada, sin mencionar que sus cejas están más alzadas y descuidadas y su piel está más blanca en un tono levemente enfermizo. Por mi parte mi mandíbula se ve más curva, mis orejas son más grandes y tengo una nariz que cualquier famoso quisiera tener, mis cejas están más definidas y rectas y mis labios son más carnosos.




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