Charlie
Lo hemos logrado, fue un tortuoso camino, pero al fin estamos en la ceremonia oficial para nombrarnos cazadores oficiales y si todo sale bien es la última noche que pasaré en este infierno en la tierra. Nos llevan uniforme dorado especial para la ceremonia, debemos lucirnos con todo en la que se supone que es nuestra mejor noche y para mí sí lo es, es la noche en la que liberaré a mis padres y mataré a Spencer.
Antes de la ceremonia hacemos un pequeño funeral para Richie, quien terminó calcinado y no pudo cazar ni un solo demonio, así que no le ponen tanto afecto y se limitan a dar un discurso sobre lo importante que es nuestro propósito. El sentimiento no dura mucho, por no decir que no tienen sentimientos y fingieron tenerlo únicamente para pretender que les importa alguien más que no sean ellos y Spencer.
La ceremonia de nombramiento se vuelve a dar en el mismo recinto en el que mataron a sangre fría a Javier, han puesto una pesada alfombra encima de la mancha de sangre y han llenado de decoraciones todo el lugar, se atrevieron a ponerle una toga blanca al ángel cazador. No sé si debe ser un evento importante, le han puesto demasiado esmero para tratarse del festejo a solo cuatro cazadores, ni siquiera somos diez como para esforzarse en la decoración. Spencer baja por las escaleras con una túnica similar a la del viejo que nos encontramos en el bosque Charlie y yo, la que Shane describió como la de un monje capuchino; si no me falla la memoria eran muy parecidos, ¿Acaso Spencer fue a matarme personalmente? Si fue él, me escapé de la muerte sin siquiera estar enterado. Eso no importa, ya pasó y ahora estamos en la ceremonia de nombramiento, en la que elegiremos nuestra tarea del día para siempre. Una banda de música clásica toca con gracia y elegancia mientras Spencer se prepara para su discurso.
— Buenas noches, queridos hermanos —todos los presentes le devuelven el saludo al unísono, cosa que me aterra, es como si controlara sus mentes—. Hoy es un día de gozo, en la oscuridad los cazadores no nos rendiremos y estos cuatro chicos son la prueba de que aun en tiempos difíciles los cazadores saldremos victoriosos. Ya no son novicios, ya no más, han probado que están dispuestos a una vida de esfuerzo y sacrificios para cumplir nuestro sagrado propósito. Regocíjense hermanos que hoy es un día de alegría y gozo.
Todos vitorean y los puedo escuchar susurrando lo felices que están, son esos momentos los que me recuerdan que soy en parte hombre lobo. Un cazador con un traje rojo entra con un cojín en el que reposan cuatro broches de plata. Si es una última prueba juro que no me voy a detener y le encajaré una de esas cosas directo en el cuello.
— Honremos y démosle la bienvenida a Andrew Howard a la Sociedad de Boston —paso fingiendo que estoy feliz y me importa esta porquería. No es una prueba, me pone el broche cerca del corazón y me abraza, cómo desearía tener mi espada para apuñalarlo. El broche es bonito, tiene forma de un ángel extendiendo sus enormes alas y tiene un diamante como corazón.
Me indican que me siente en un trono y así lo hago, esperando a que nombren a los demás, quienes van pasando viéndose más alegres y emocionados de lo que posiblemente yo me vi. En el caso de Dante, se ve que hace una disimulada mueca de dolor, como es más lobo que yo le lastima más la plata. Los cuatro nos sentamos e inicia el banquete.
Nos han olvidado tan rápido que cuando pasan a la mesa de postres que está a nuestro lado ni siquiera nos ven, me da la impresión de que buscan cualquier excusa para celebrar y olvidar que están en una tiranía.
Siento que alguien me toca el hombro y al voltear veo que va a iniciar la operación Rescate paternal, el mismo cazador que nos dio nuestras falsas identidades en Innuendo Coffee me indica que ya es tiempo y otro cazador hace lo mismo con Elder. Tengo miedo de dejar solo a Dante, pero esta es mi lucha, él ya hizo todo lo que pudo para apoyarme como el gran amigo que es.
— Tus padres están cerca —me dice y yo le hago caso, si no los veo hoy me volveré loco.
Me conduce por un complejo sistema de túneles antes de llegar a lo que supongo que es la prisión en donde tienen a mis padres. También está Daniel, el barista de cabello multicolor, quien se encarga de devolverme a mi aspecto normal con ayuda de unas píldoras amarillas.
— Iré por Patrick, avísame si hay un soldado cerca —le dice el cazador a Daniel, quien juega con su corbata.
Dos cazadores rebeldes abren la celda y me encuentro con mis padres, siguen usando la misma ropa del día del ataque y se ve que los han maltratado. Hoy va a parar eso. ¡Es el día que tanto esperaba! Al fin será libres y volveremos a ser una familia más o menos normal. Voy hacia ellos tan feliz, quiero llorar de la emoción, pensé que no los volvería ver.
— ¡Los extrañé tanto! —quisiera abrazarlos si no fuera porque están detrás de las rejas—. Los voy a liberar.
— Hijo, ¿cómo llegaste a este lugar? —mi madre tiene una voz más ronca, no quiero imaginarme las terribles condiciones en la que los tenían a ambos.
— Les explicaré llegando a casa, han pasado muchas cosas —la cerradura tiene un simple y sencillo botón, muy tentador—. Dante ya viene.
— ¿Dante? Campeón, él no puede pasar, no es un cazador —mi papá se ve alarmado, pero le aseguro que todo estará bien, mis ojos se vuelven morados—. ¿Qué te pasó?
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Editado: 12.02.2025