El sonido de las máquinas nunca se detenía en el Distrito Central. Lena lo sabía bien. Desde que tenía memoria, los zumbidos constantes de los sistemas de Mnemósine eran la melodía de fondo de su vida. Pero esa noche, mientras caminaba por los pasillos desiertos del Instituto de Datos, sintió algo diferente: un silencio extraño, como si la ciudad contuviera la respiración.
Cada paso que daba resonaba con un eco que la hacía sentirse fuera de lugar. Había algo inquietante en esa calma artificial, algo que le erizaba la piel.
—¿Dónde estás? —susurró en su comunicador.
La estática fue su única respuesta. Kiran debía estar cerca, pero la señal estaba bloqueada. Eso solo ocurría en zonas de acceso restringido.
Respiró hondo y avanzó. No podía permitirse dudar.
A lo largo del pasillo, las pantallas digitales mostraban las transmisiones diarias de Mnemósine. Noticias controladas, mensajes de seguridad, recordatorios sobre las normas de la sociedad. Todo diseñado para mantener el orden. Todo diseñado para evitar preguntas.
"El pasado es peligroso. No mires atrás."
Esa frase apareció en una de las pantallas y Lena sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Pero yo ya he mirado atrás.
Desde que Kiran la había llevado al archivo oculto, no podía dejar de pensar en lo que había visto. Fragmentos de información borrada, registros alterados, nombres de personas que no existían en la base de datos de Mnemósine. Era como si la historia que conocían estuviera construida sobre una mentira.
Y si eso era cierto… ¿qué más les habían ocultado?
Un ruido la sacó de sus pensamientos.
Se escondió detrás de una columna justo a tiempo para ver a dos agentes de seguridad caminar por el pasillo. Iban vestidos con los uniformes oscuros de la Autoridad de Datos, los guardianes de Mnemósine. Si la encontraban allí, fuera de su horario de trabajo, tendría que dar explicaciones que no estaba preparada para dar.
Los agentes pasaron sin notar su presencia, y Lena continuó su camino, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho.
Llegó hasta una puerta metálica con una luz roja parpadeante. Revisó el código que Kiran le había dado y lo ingresó en el panel. Por un momento, temió que no funcionara, que la trampa se cerrara sobre ella. Pero la luz cambió a verde y la puerta se deslizó hacia un lado.
Dentro, la sala estaba oscura, excepto por el resplandor de una única pantalla encendida. Frente a ella, Kiran estaba sentado, navegando entre archivos prohibidos.
—Llegaste —dijo sin volverse a verla.
—¿Por qué no respondías? —preguntó Lena, cerrando la puerta tras de sí.
—Bloqueo de señal. Es la única forma de que no nos rastreen.
Ella se acercó a la pantalla. Lo que vio la dejó sin aliento.
Registros antiguos. Fotografías en blanco y negro de una ciudad que se parecía al Distrito Central, pero con diferencias significativas: había carteles con nombres distintos, edificios que no existían en la actualidad, y lo más extraño de todo, personas que vestían ropas ajenas a cualquier diseño permitido por la Autoridad de Estética.
Lena tocó la imagen de un grupo de niños sonriendo frente a un mural.
—¿Qué es esto?
Kiran guardó silencio por un momento antes de responder.
—Es la ciudad antes de la Purga. Antes de que Mnemósine tomara el control.
Lena sintió que el aire se volvía denso.
—No… eso no puede ser cierto. Siempre nos han dicho que el mundo antes de Mnemósine era un caos, que la Purga fue necesaria para salvarnos.
—Eso es lo que ellos quieren que creas —dijo Kiran, ampliando otra imagen. Esta mostraba un edificio en llamas, con siluetas de personas corriendo en todas direcciones. —Pero la verdad es mucho más oscura.
Lena sintió un nudo en la garganta.
—Si esto es cierto… si todo es una mentira… ¿por qué nadie lo recuerda?
Kiran giró la pantalla y le mostró otro archivo. Un informe con la etiqueta "Proyecto Amnesia".
—Porque los recuerdos fueron borrados.
El impacto de esas palabras fue como un golpe.
—Eso es imposible.
—No lo es. Mnemósine no solo controla la información, controla nuestra memoria. Nos han reescrito, Lena. Toda nuestra generación fue moldeada para olvidar.
Lena retrocedió un paso, sintiendo que el suelo bajo sus pies se volvía inestable.
—Entonces… ¿qué somos?
Kiran la miró con seriedad.
—Somos lo que queda de una historia que se niega a desaparecer.
En ese momento, la alarma se activó.
Luces rojas comenzaron a parpadear en la sala y una voz mecánica resonó en los altavoces:
"Intrusión detectada. Procediendo con contención."
Kiran maldijo y se levantó de golpe.
—Nos encontraron.
Lena sintió el miedo invadirla, pero también algo más. Algo que nunca antes había sentido con tanta fuerza.
Determinación.
Si Mnemósine quería enterrarlos en el olvido, entonces ella lucharía para recordar.
Kiran tomó su mano y juntos corrieron hacia la salida.
La verdad ya no podía ser ignorada.