La sociedad olvidada

Capitulo 7

La Luz de la Verdad

Lena nunca había conocido la sensación de no ser observada. Había crecido en un mundo donde cada pensamiento, cada movimiento, estaba registrado y analizado. Pero ahora, al otro lado del Muro, el silencio era absoluto, como si el aire mismo se hubiera detenido para escuchar sus respiraciones.

El dispositivo que Kiran le había entregado en la sien pulsaba suavemente, enviando pequeñas descargas que bloqueaban la conexión con Mnemósine. Durante un breve momento, Lena sintió una extraña libertad, pero la sensación se desvaneció tan rápido como llegó. La ciudad desolada ante ella parecía ajena, como un escenario olvidado por el tiempo.

—¿Y ahora qué? —preguntó Lena, mirando a su alrededor.

Kiran le dio una sonrisa tenue, una mezcla de cansancio y determinación.

—Ahora vamos a encontrar lo que nos ocultaron.

Empezaron a caminar, con los ojos atentos a cada esquina, cada sombra. El ruido del viento entre los edificios rotos y las calles vacías creaba un vacío que se sentía profundamente incómodo. No había sonido de máquinas, ni de drones, ni de voces. Solo el crujir de sus pasos sobre la tierra polvorienta.

Después de unos minutos, Kiran la condujo a una puerta metálica oculta entre dos paredes, casi invisible si no se sabía exactamente dónde buscar. Al abrirla, un túnel oscuro se reveló ante ellos. Lena dudó un momento, el miedo otra vez golpeando su pecho. Pero Kiran ya había entrado.

—Es el único camino —dijo desde la oscuridad.

Con una última mirada hacia atrás, Lena se adentró en el túnel, cerrando la puerta tras ella.

El aire dentro del túnel era frío y denso. Avanzaron en silencio, guiándose solo por la luz tenue de una linterna que Kiran había encendido. Cada paso parecía resonar en las paredes, pero el túnel no parecía tener fin. Lena se preguntó cuánto tiempo habían caminado cuando, finalmente, llegaron a una puerta de acero macizo.

—Este es el lugar —dijo Kiran, su voz ahora más baja.

Lena observó la puerta, que no tenía ningún identificador ni cerradura visible. Solo una pequeña ranura al costado.

—¿Cómo sabemos que esto es seguro? —preguntó, mirando a Kiran, quien parecía decidido.

—Porque aquí es donde comienza todo. Este lugar... es donde se almacena la verdad. Lo que nos ocultaron.

Con manos temblorosas, Kiran insertó un pequeño dispositivo en la ranura. La puerta emitió un sonido bajo, y lentamente comenzó a abrirse, revelando una sala enorme llena de monitores, cables y pantallas cubiertas de polvo.

En el centro, una consola central parpadeaba débilmente.

Lena se acercó, observando la tecnología obsoleta pero aún activa.

—¿Qué es este lugar? —preguntó, su voz cargada de incredulidad.

Kiran la miró, su expresión grave.

—Este es el archivo original. El verdadero registro de la humanidad. Aquí es donde se guardan los recuerdos que Mnemósine ha borrado. Los registros de lo que realmente ocurrió antes de que todo fuera alterado.

Lena dio un paso hacia la consola, pero algo la detuvo. Una pequeña pantalla parpadeó ante ella, y una imagen familiar apareció: su propio rostro, joven, con una expresión de confusión.

"Lena Tershova. Datos eliminados. Identificación: Extinción Programada."

El mensaje estaba claro. Su nombre estaba allí, pero la información había sido marcada como eliminada.

—¿Qué significa esto? —susurró Lena, su garganta seca.

Kiran dio un paso atrás, una sombra de tristeza cruzando su rostro.

—Significa que tú también fuiste parte de un plan que fue alterado. Mnemósine no solo controla los recuerdos… controla la historia. Y tú… tú eras uno de los archivos más importantes.

Lena sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. La verdad que había buscado toda su vida, aquella verdad que había sido borrada de su mente, ahora estaba comenzando a revelarse.

En ese momento, la consola central cobró vida, y una serie de imágenes comenzaron a proyectarse en la pantalla: edificios en ruinas, personas caminando en calles desiertas, y entre ellas, una figura familiar que no esperaba ver.

Era ella, pero más joven, mucho más joven. Y estaba junto a Kiran, en un lugar que Lena no recordaba.

—Eso es… —Lena susurró, mirando la imagen, completamente perpleja—. ¿Qué es esto? ¿Por qué estoy ahí?

Kiran se acercó lentamente, su rostro ahora más serio que nunca.

—La sociedad que conoces no siempre fue así. Hubo un tiempo, Lena, antes de Mnemósine, antes de todo esto, cuando las personas tenían control sobre sus recuerdos, sobre su vida. Pero luego, los gobiernos empezaron a temer lo que la memoria podía hacer. Y entonces, comenzaron a borrar, modificar, eliminar todo lo que no se ajustaba a su visión del futuro.

—Y yo… ¿qué soy? —preguntó Lena, temblando, incapaz de procesar toda la información.

—Eres parte de un experimento. Un intento por crear una sociedad perfecta, donde el pasado no tuviera poder. Donde el miedo y el sufrimiento fueran olvidados. Pero no todos los registros fueron borrados, Lena. Tú, y algunos otros, son los recuerdos perdidos, las huellas que dejaron atrás los que intentaron resistirse.

La realidad de su vida, todo lo que había conocido, se estaba desmoronando. Lena no sabía si el mundo había sido destruido por el control de Mnemósine o si, quizás, lo peor estaba por venir.

La pantalla central brilló con un último mensaje, escrito en letras grandes:

"Recuerda lo que fuiste. El futuro está en tus manos."

Y entonces, una luz cegadora iluminó la sala.




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