Capitulo 11

: Los Guardianes del Olvido

El aire se cargó de tensión cuando la figura encapuchada dio un paso adelante, su presencia imponente y silenciosa. Los Guardianes del Olvido, como se autodenominaron, emergieron lentamente de las sombras, como espectros condenados a vigilar una verdad que nunca debía ser revelada. La sala, antes tranquila, se llenó con el sonido de sus respiraciones controladas y su marcha medida.

Lena miró a Kiran, esperando una reacción, una respuesta, pero él estaba paralizado, como si las palabras de la figura lo hubieran golpeado con el peso de una verdad que no quería enfrentar.

—¿Demasiado tarde para qué? —preguntó Kiran, su voz más fría de lo que Lena había escuchado jamás. Estaba claro que algo profundo dentro de él se estaba retorciendo. Había algo que le temía a esos Guardianes, algo que, hasta ese momento, había intentado ocultar.

La figura encapuchada hizo un gesto con la mano, señalando a los demás Guardianes, que se colocaron en posiciones estratégicas alrededor de la sala. Cada uno parecía más una sombra que una persona, como si hubieran sido hechos del mismo vacío que los rodeaba.

—La Fortaleza del Olvido no es solo un refugio de resistencia, joven Kiran. Es un testigo de un pasado olvidado, de secretos que no debieron salir jamás de estas paredes. Ustedes, con su lucha, destruyeron lo último que quedaba de un legado que debería haber quedado sellado en la oscuridad. La verdad que buscan… es más peligrosa de lo que pueden imaginar.

Lena frunció el ceño, sin entender por completo a qué se refería la figura. La Fortaleza del Olvido era el último vestigio de la resistencia, pero parecía que había algo más. Algo aún más oscuro y más antiguo. Algo que ni Kiran ni los demás conocían.

—¿Qué significa eso? —preguntó Lena, mirando fijamente a la figura.

Los Guardianes no respondieron de inmediato. Fue uno de ellos, un hombre alto con una capa negra rasgada, quien dio un paso hacia adelante, su rostro oculto bajo la capucha. Su voz resonó como un susurro del viento en una tormenta.

—Nosotros somos los guardianes de la historia. No de la historia que ustedes conocen, sino de la verdadera historia. La historia de la humanidad antes de los humanos. Antes de que el mundo fuera lo que es. Ustedes han desenterrado más de lo que pueden manejar, y eso solo traerá más destrucción.

Kiran apretó los dientes, finalmente recuperando algo de su compostura. Lentamente, colocó la mano sobre el mango de su espada, pero no la desenvainó.

—No me hablarás en acertijos, viejo. Si hay algo que ocultaron, quiero saberlo. Y si estás aquí para detenernos, no habrá manera de evitarlo.

La figura encapuchada se echó a reír, una risa grave que reverberó por la sala, haciendo eco en las paredes. Era una risa vacía, sin alegría, como si no hubiera esperanza en el sonido.

—Lo que está oculto no puede ser detenido, Kiran. No por ti, ni por nadie. El pasado tiene un poder que no comprenderás. Y cuando la verdad salga a la luz, todo lo que has conocido será destruido.

Lena sintió que un escalofrío recorría su espalda. No solo era un enfrentamiento físico lo que tenían frente a ellos, sino algo mucho más profundo. Algo que los implicaba a todos, especialmente a Kiran.

—¿Qué es lo que temes? —preguntó Lena, esta vez con firmeza, mirando directamente a los ojos de la figura. La incertidumbre había comenzado a desaparecer, reemplazada por una necesidad apremiante de entender. No podían quedarse en la oscuridad.

El Guardian que había hablado antes hizo un leve gesto hacia Kiran, como si lo estuviera evaluando. Luego, su mirada se dirigió a Lena.

—Tú también buscas la verdad, ¿verdad, joven? Pero hay algo que debes saber. Algunos secretos no son solo oscuros; son corrosivos. Cuando tocas lo prohibido, te consumes con ello. Y tú, Kiran, ya lo sabes. —La figura alzó la mano, señalando una serie de símbolos grabados en la pared, justo frente a ellos—. Aquí está la respuesta. El Olvido no es solo un refugio, es una prisión. Una prisión para lo que la humanidad nunca debió conocer.

Kiran no dijo nada, pero Lena pudo ver su rostro palidecer ligeramente, un destello de comprensión y miedo cruzando sus ojos. La pieza del rompecabezas comenzaba a encajar, pero la revelación parecía más una condena que una salvación.

—¿Por qué ocultaron esto? —preguntó Lena, su tono de voz más bajo, lleno de intriga.

El hombre alto que había hablado primero dio un paso hacia adelante, sus ojos brillando con una intensidad peligrosa.

—Porque la humanidad no está lista. Y nunca lo estará. La verdad sobre lo que ocurrió antes de la caída de la civilización… no es algo que cualquier ser humano pueda soportar. —Su voz se tornó sombría, más como un susurro—. Pero ustedes han desatado lo irremediable. Ya no hay vuelta atrás.

Lena miró a Kiran, y aunque él trató de mantenerse firme, algo en su mirada le decía que ya sabía más de lo que estaba dispuesto a admitir. ¿Qué había sucedido en el pasado que podía ser tan devastador? Y, lo más importante, ¿qué conexión tenía Kiran con todo esto?

—¿Qué debemos hacer ahora? —preguntó Lena, esperando alguna respuesta, aunque sabía que probablemente no sería fácil.

El líder de los Guardianes observó a Kiran un último momento, y luego dirigió su mirada hacia ella.

—Lo único que pueden hacer ahora es decidir si seguir buscando la verdad o retirarse antes de que los consuma a todos. Pero si eligen continuar, entonces ya no habrá marcha atrás. Ni para ustedes, ni para los demás.

Kiran finalmente habló, su voz más grave que antes.

—Si la verdad es lo que nos llevará a ganar esta guerra, entonces no podemos detenernos. No podemos permitir que el miedo nos controle.

La figura encapuchada asintió lentamente, y los Guardianes se dispersaron, volviendo a las sombras como si nunca hubieran estado allí.

Kiran se giró hacia Lena, su rostro reflejando el peso de las decisiones que debía tomar. Sabía que lo que estaba por venir podría cambiar todo lo que había conocido. Y no estaba seguro de si estaría listo para enfrentarlo.