La sociedad olvidada

Capitulo 14

El Rostro de la Verdad

Lena caminaba por las calles desoladas fuera del Distrito Central, el peso de la revelación de la noche anterior aún aplastándola. La verdad de lo que había descubierto sobre Mnemósine y la manipulación de la sociedad era como una carga invisible que le presionaba el pecho. Cada paso parecía más pesado que el anterior, pero algo dentro de ella seguía impulsándola hacia adelante, como si el destino le hubiera colocado ese camino a seguir.

Kiran caminaba a su lado, con los ojos fijos en el horizonte. La tensión entre ellos era palpable, pero en algún lugar profundo, Lena sabía que no podía confiar en nadie más. Kiran era la única persona que compartía su despertar, la única que parecía comprender la magnitud de lo que habían descubierto juntos. A pesar de sus miedos, a pesar de las dudas, Lena sentía que había algo más grande esperándola.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó Lena, rompiendo el silencio. Su voz sonaba más baja de lo que esperaba, casi como si tuviera miedo de la respuesta.

Kiran la miró, su expresión seria, como si hubiera estado esperando esa pregunta.

—Porque no era el momento. Todo en este mundo está diseñado para hacer que olvidemos. Y antes de que tú pudieras saberlo, necesitabas confiar en mí. Ahora que lo has hecho, hay algo que debes entender: la verdad sobre Mnemósine no es solo la verdad de una sociedad manipulada. Es la verdad de quién eres, Lena.

Un escalofrío recorrió la espalda de Lena.

—¿Qué quieres decir con eso?

Kiran se detuvo y la miró directamente a los ojos. Por un instante, Lena sintió que el tiempo se detenía, como si estuvieran compartiendo un momento de absoluta claridad. En sus ojos había algo más que sólo conocimiento. Había una certeza que Lena aún no lograba comprender.

—Lo que Mnemósine ha hecho no es solo controlar la memoria de todos. Es mucho más personal. Tú, Lena, no eres quien crees ser. No solo eres una ingeniera del Distrito Central. Eres... algo más.

Lena dio un paso atrás, su mente comenzó a girar con rapidez. El vacío en su interior se agrandó, como si todo lo que había sabido hasta ese momento comenzara a desmoronarse.

—No... no entiendo. ¿Qué soy entonces? —su voz tembló, incapaz de contener la ansiedad que sentía.

Kiran suspiró y se acercó lentamente, como si las palabras que estaba a punto de decir le costaran.

—Eres parte del sistema. Más de lo que imaginas. El propósito de Mnemósine, de todo esto, no es solo mantener el control. Es evitar que tú recuerdes quién eres realmente. La pieza que falta en tu historia... eres un experimento. Algo creado para ser olvidado.

Lena dio un paso atrás, la mente nublada por la incredulidad.

—¿Un experimento? No... No puedes estar diciendo eso.

—Es la única explicación lógica, Lena. El vacío que sientes... no es solo una falla en el sistema. Es parte de lo que te han borrado. Estás conectada de una manera que nadie más lo está. Tienes información en tu mente que ni siquiera Mnemósine puede controlar completamente. Y lo que has olvidado... podría cambiarlo todo.

El aire a su alrededor parecía volverse más denso, como si el mundo entero estuviera conteniendo el aliento. Lena sintió cómo su cabeza daba vueltas, como si la tierra bajo sus pies estuviera desmoronándose.

—¿Por qué... por qué yo? ¿Qué soy yo entonces? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Kiran la miró con una expresión que no pudo leer. Era como si estuviera viendo más allá de ella, como si pudiera ver un futuro que aún no podía comprender.

—Porque, Lena, fuiste creada para ser olvidada, pero no lo fuiste completamente. Y ahora, que comienzas a recordar, se avecina algo mucho más grande. Mnemósine no te ha destruido... pero quizás lo que tú sabes sobre Mnemósine, y lo que tú eres, es el único poder que puede acabar con todo esto.

Lena dio un paso atrás, intentando procesar la enormidad de las palabras de Kiran. El destino del mundo, el control de Mnemósine, y ahora, ella misma, estaban entrelazados de una manera que nunca habría imaginado. La verdad era más oscura, más peligrosa, de lo que había creído.

Kiran tomó su mano, un gesto casi imperceptible, pero suficiente para devolverla a la realidad.

—Es hora de que sepas toda la verdad. Y es hora de que decidas qué harás con ella, Lena.

El silencio entre ellos se volvió denso, cargado de significado. Lena miraba las calles vacías que se extendían ante ella, sintiendo el peso de las palabras de Kiran resonando en su mente. Todo lo que había creído sobre su vida, sobre su mundo, estaba ahora cuestionado. ¿Era solo una pieza más en el juego de Mnemósine? ¿O era algo más, algo con el poder de destruir ese sistema que había moldeado la realidad de todos?

Kiran apretó su mano con firmeza, como si quisiera transmitirle algo más allá de las palabras. Lena pudo ver la preocupación en sus ojos, una preocupación que no solo se refería al mundo que los rodeaba, sino a la verdad que ahora compartían. Sabía que la información que tenía el poder de cambiarlo todo también podía destruirla.

—Mnemósine no ha sido solo una fuerza de control, Lena. Ha sido una fuerza de ocultamiento. Esos recuerdos que han borrado... tu vida antes de todo esto... no son un accidente. Estás conectada a algo mucho más grande. Y no estás sola en esto. Hay otros, como tú, que también están comenzando a recordar. Somos los que pueden hacer que esto cambie.

Lena tragó saliva, mirando a Kiran con ojos llenos de incertidumbre. La revelación era demasiado grande, y el miedo se enredaba con su deseo de entender más. ¿Quién era ella realmente? ¿Por qué la habían creado, y quién estaba detrás de todo esto? Su mente trabajaba a mil por hora, buscando respuestas que aún no tenía.

—¿Qué debo hacer ahora? —preguntó finalmente, su voz quebrada por el miedo y la confusión.

Kiran la miró fijamente, el rostro de Lena reflejando un torbellino de emociones, y luego, finalmente, habló.




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