Entra a su casa, con una sonrisa bien marcada en su rostro. Deja las llaves sobre la mesa y sube a su habitación.
Siente que alguien lo sigue, pero no le da importancia. Nada más le importa, sólo quiere pensar en lo que ha ocurrido hoy, en el beso con Romina, en lo especial que se sintió y en la valentía que tuvo al pedírselo. Fue algo tan complicado, todavía recuerda los nervios que sentía, la situación en que estaba, con toda la gente preocupada en otra cosa. Sólo él con ese sentimiento. Y luego la sonrisa de Romina al escuchar la pregunta. Pareciera que lo esperaba, y menos mal que llegó el día.
Ve a una sombra detrás suyo. No tuvo que estar cerca de Emilia, aunque ella fue la que volvió y no se alejó de él. Él ni siquiera sabía.
La sombra se desvanece, y eso le hace soltar un suspiro de alivio. Enciende el computador a seguir con su proyecto. Ve que tiene un correo de Romina que dice:
“Buenas noches ;) y no te preocupes por Emilia. Se irá mañana. Antes iba a irse en unos días más, pero al saber que la sombra volvió (se le apareció) decidió irse mañana. Si quieres mañana puedes ir a mi casa y salir al centro comercial o algo así. Había planeado ir al cerro de nuevo, pero anunciaron lluvia. Tú me dices. Te espero :D”
Sonríe ante su mensaje. El mensaje es de hace 10 minutos, lo que le hace suponer que ella sigue en el correo. Le responde lo más rápido que puede:
“Claro que iré a tu casa, y me alegra que Emilia haya tomado esa decisión en vista de las circunstancias. También podríamos salir. Recuerda que puedo desde las 4 pm por el trabajo, aunque trabajamos en el mismo lugar :)”
Envía el mensaje y abre su proyecto. Con todas las cosas que han pasado en este último tiempo, ha avanzado muy poco. Todavía le queda mucho por hacer, aunque es muy probable que lo tenga listo antes que termine el año.
Cuando ya está tan cansado que el párpado le pesa, guarda lo que lleva avanzado y revisa su correo. Romina le ha respondido.
“¿Te parece a las 5 pm? Ahí podríamos salir y luego ir a tu casa o a la mía”
Él contesta de inmediato.
“Me parece bien. Ahí nos vemos :)”
Apaga el computador y se acuesta a dormir. Mañana se espera un gran día.
...
Se levanta temprano por la mañana, como de costumbre. Nada le interrumpió el sueño, y no hay ni rastro de la sombra.
Sale en el auto mientras ve a Romina subiéndose al suyo. Se saludan con una sonrisa y van a su trabajo. Se le hará muy difícil tratarla como una empleada más, y más no demostrarle cariño.
Llega a tiempo, antes que Romina. Entra a su oficina y se sienta en su escritorio. Saca su netbook y continua con su proyecto. El sonido de alguien tocando la puerta lo interrumpe en su ensimismamiento frente a la pantalla.
—Pase —dice sin desviar la vista.
La puerta se abre con el sonido de unos tacones marcando los pasos. Levanta la vista y ve a Romina.
—¿Qué te trae por aquí? —pregunta él, con una voz fría como si ella fuera un empleado más, aunque eso es lo que debe hacer para conservar su trabajo. No debe mezclarlo con lo personal.
—Pues... Se supone que me asignaron como jefe de un proyecto, y necesito saber de qué se trata. Mis compañeros me dijeron que debía preguntart... le a usted
Le parece tan extraño escucharla hablándole de usted.
—Oh, claro —saca una carpeta de un cajón y se la entrega— ¿Algo más?
Ella niega con la cabeza, haciendo notar su incomodidad. Sale de la oficina, mientras él continúa con su proyecto ¿le habrá dolido que haya sido tan frío? Eso cree. Y no le agrada tener que darle órdenes. Aunque ella llegará a su grado pronto, porque es muy buena ingeniera. Él se lo ganó en un año y nunca demostró tanta experiencia. Ella le quitaría el puesto con gran rapidez, aunque eso ¿importa?
***
Ya ha llegado a casa. En tan sólo una hora saldrá con Romina y no sabe cómo reaccionar. Supone que reaccionará cómo si nada hubiera pasado porque ella comprenderá que eso es lo que debe hacer en su trabajo. Es lo lógico, y es más que obvio que ella lo comprenderá.
Baja al primer piso y se hace un café con un pan con jamón y tomate. Come lo más lento que puede, tratando de hacer cundir el tiempo. Ojalá eso funcione.
Mira por la ventana y se percata de la presencia de Emilia en la calle con Romina. Pareciera que se están despidiendo. Emilia se sube al auto mientras Romina asoma la cabeza hacia la ventana del auto del piloto. Ve que se dan un gran abrazo. El auto de Emilia parte y se va, dejando a Romina sola en medio de la calle. Se ve triste. En un momento ella mira a la ventana por la que el joven ingeniero la observaba. Él desvía la mirada con rapidez, esperando que ella no lo haya visto. Se devuelve a la mesa y continua con su pan.