La sombra de Athelburg

Capítulo 8: La Residencia en la Costa

Ricardo Fuentes vivía en una lujosa comunidad cerrada en la costa central de Chile. Su residencia, una imponente villa con vistas al océano Pacífico, reflejaba una vida de prosperidad y retiro dorado. A sus ochenta y tantos años, Fuentes había dejado atrás su carrera legal en la universidad hacía más de una década, disfrutando de la tranquilidad y los beneficios de sus años de servicio. O eso parecía.

El Detective Javier Solís, acompañado por la Detective Laura Guzmán y un par de oficiales de la policía local, llegaron a la residencia de Fuentes una mañana soleada. La formalidad del encuentro fue marcada desde el inicio; fueron recibidos por una asistenta discreta que los condujo a un estudio amplio y luminoso, decorado con antigüedades y obras de arte.

Ricardo Fuentes, un hombre de cabello blanco y mirada aguda detrás de unas gafas de montura dorada, los esperaba de pie, apoyándose en un elegante bastón de madera. Su apretón de manos, aunque firme, denotaba su avanzada edad.

"Detective Solís, ¿correcto?" dijo Fuentes, su voz sorprendentemente fuerte y clara. "Lamento la razón de su visita. La muerte de la Dra. Rojas ha sido un golpe para la comunidad universitaria." Su tono era de una formalidad distante, similar a la del Dr. Castro en su primer encuentro.

"Señor Fuentes," respondió Solís, mostrando su placa. "Estamos investigando las circunstancias de su muerte y hemos encontrado información que conecta a la Dra. Rojas con la historia de la Beca Athelburg, un período en el que usted sirvió como abogado principal de la universidad."

Una ceja de Fuentes se arqueó ligeramente. "Efectivamente. Fue hace muchos años. La beca ha pasado por numerosas administraciones desde entonces."

"La Dra. Rojas descubrió evidencias de manipulación y fraude en la concesión de la beca durante su gestión, señor Fuentes. Evidencias que sugieren la participación de varios altos cargos de la universidad, incluyendo al Decano Vargas y al Rector Thompson." Solís hizo una pausa, observando la reacción del anciano.

Fuentes mantuvo la compostura, pero una sombra sutil cruzó su rostro. "Esas son acusaciones graves, Detective. El Decano Vargas y el Rector Thompson ya no están aquí para defenderse. En mi época, la administración de la beca siempre se llevó a cabo con la mayor transparencia y siguiendo los reglamentos."

"La Dra. Rojas tenía documentos, señor Fuentes. Registros bancarios, transferencias, e incluso correspondencia interna que apuntan a la desviación de fondos de la beca hacia cuentas no autorizadas." Solís continuó, con la Detective Guzmán mostrando discretamente copias de algunos de los documentos.

La mirada de Fuentes se endureció. "Si Elena tenía esas teorías, debió haberlas presentado a las autoridades universitarias en su momento. Hacer acusaciones póstumas sin pruebas concluyentes no beneficia a nadie."

"Ella tenía las pruebas, señor Fuentes. Estaba a punto de hacerlas públicas. Y su investigación también la llevó al caso específico del Dr. Adrián Castro, un estudiante meritorio que fue inexplicablemente descalificado para la beca en ese período." Solís añadió el nombre de Castro, viendo si obtenía alguna reacción.

Un destello, casi imperceptible, de reconocimiento o quizás de alarma cruzó los ojos de Fuentes. "Castro... sí, recuerdo el nombre. Hubo algunas controversias con algunas solicitudes en esos años. Pero todo se resolvió internamente, siguiendo los procedimientos."

"¿Se resolvió, señor Fuentes, o se encubrió?" preguntó Solís, su voz ahora más directa. "Tenemos documentos que sugieren su participación en la invalidación de la solicitud del Dr. Castro, a pesar de sus méritos académicos."

Fuentes se irguió, apoyándose con más fuerza en su bastón. "Detective, no voy a tolerar estas insinuaciones. Serví a la Universidad de Athelburg con integridad durante décadas. Cualquier decisión tomada en relación con la beca se basó en el mejor interés de la institución y siguiendo el consejo legal pertinente."

"¿Y el consejo legal pertinente incluyó la creación de cuentas offshore y la desviación de fondos, señor Fuentes?" Solís no cedió. "La Dra. Rojas tenía los extractos bancarios."

El silencio en el estudio se volvió palpable. La brisa marina que entraba por las ventanas parecía contener la respiración. Ricardo Fuentes finalmente rompió su fachada de calma. Una vena latió visiblemente en su sien.

"Elena era una mujer... problemática," dijo Fuentes, su voz ahora cargada de una amargura apenas disimulada. "Siempre escarbando en el pasado, intentando encontrar fantasmas donde no los había. Sus teorías sobre la beca eran infundadas y peligrosas."

"¿Peligrosas para quién, señor Fuentes?" preguntó Solís, fijando su mirada en el anciano. "Para la reputación de la universidad... o para las personas que se beneficiaron de ese fraude?"

Fuentes no respondió de inmediato. Su mirada vagó por el estudio, evitando el contacto visual con los detectives. Finalmente, suspiró, dejando caer parte de su compostura. "Todo eso quedó en el pasado, Detective. ¿Qué sentido tiene removerlo ahora? Los involucrados... la mayoría ya no están. Dejen que los muertos descansen."

"Algunos legados, señor Fuentes, siguen envenenando el presente," replicó Solís. "Y a veces, los muertos no descansan hasta que la verdad sale a la luz." La investigación en la residencia de Ricardo Fuentes apenas comenzaba, pero Solís sabía que estaba muy cerca de desenterrar las raíces más profundas de la sombra de Athelburg.



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En el texto hay: elena, detecive, lasombradeathelburg

Editado: 25.07.2025

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