La Sombra de Blackwood

Parte 2

Las semanas en la Academia Blackwood se transformaron en una rutina casi mágica para Ethan y Anya. A pesar de las sombras que parecían rodear la escuela, sus momentos juntos en la biblioteca se convirtieron en un oasis de tranquilidad y descubrimiento. Había algo en la penumbra de las lámparas que los rodeaban, en el silencio roto solo por el pasar de las páginas y el suave murmullo de sus voces, que hacía que cada encuentro se sintiera especial, como si el mundo se desvaneciera y solo quedaran ellos dos.

Una noche en particular, se encontraban leyendo un viejo libro de poesía que Anya había encontrado en la sección de libros olvidados. La luz dorada de la lámpara apenas iluminaba sus rostros, creando sombras suaves que bailaban sobre las páginas. Ethan no podía dejar de observar a Anya mientras leía en voz baja, su voz suave llenando el espacio entre ellos. Esa noche, Anya parecía más distraída que de costumbre, y cada vez que sus dedos rozaban los de Ethan, él notaba que ella no los retiraba de inmediato.

—Ethan… —dijo ella de repente, cerrando el libro y mirándolo directamente a los ojos—. ¿Alguna vez has sentido que hay cosas que simplemente no puedes decir en voz alta? Cosas que quieres decir, pero no sabes cómo...

Ethan se sorprendió por la intensidad de sus palabras y la vulnerabilidad que percibía en su voz. Él también sentía eso, y Anya era la razón. Había tantas cosas que quería decirle, pero no encontraba el valor para hacerlo. Se inclinó ligeramente hacia ella, notando cómo su respiración se aceleraba.

—Sí, lo he sentido. Especialmente últimamente. —confesó, sin apartar la mirada de ella—. Hay muchas cosas que no sé cómo decir… pero cuando estoy contigo, siento que tal vez no necesito decirlas. Como si… —se detuvo, tratando de encontrar las palabras—. Como si todo tuviera sentido solo porque estás aquí.

Anya lo miró, sorprendida por la sinceridad de sus palabras, y por un momento, sus ojos verdes parecieron brillar con una luz nueva. Dejó el libro a un lado y se acercó un poco más a él, lo suficiente como para que sus rostros quedaran a solo unos centímetros de distancia.

—Ethan… —susurró ella, su voz apenas un murmullo—. Me haces sentir como si pudiera ser yo misma, sin máscaras. Y eso… eso me asusta tanto como me reconforta.

Hubo un silencio tenso, lleno de promesas no dichas. Ethan sabía que ese era el momento, que si quería decir algo, tenía que ser ahora. Se inclinó hacia adelante, y cuando sus labios se encontraron, fue como si el tiempo se detuviera. El beso fue suave, lento, lleno de ternura y duda. Era como si ambos estuvieran explorando algo completamente nuevo, algo que no se atrevían a comprender del todo.

Cuando se separaron, Anya dejó escapar una risa nerviosa, pero sus ojos brillaban con una alegría que Ethan no había visto antes.

—Creo que… eso era algo que no podía decir en voz alta. —dijo él, tratando de aligerar el momento, aunque su corazón latía con fuerza.

—Y aun así, lo dijiste. —respondió ella, sonriendo antes de acercarse para besarlo de nuevo.

A partir de esa noche, sus encuentros en la biblioteca se volvieron más íntimos, más intensos. Ya no solo leían, sino que hablaban de sus sueños, de sus miedos más profundos, y de cosas que nunca habían compartido con nadie más. Ethan descubrió que Anya tenía una colección de dibujos que hacía en secreto, paisajes y retratos que capturaban la esencia de las personas y lugares a su alrededor. En uno de esos bocetos, había dibujado una escena de la biblioteca, con dos figuras sentadas una junto a la otra bajo la luz de la lámpara.

—¿Esos somos nosotros? —preguntó Ethan un día, cuando encontró el dibujo entre las páginas de un libro.

Anya se sonrojó ligeramente, asintiendo con una sonrisa tímida.

—No es nada, solo… algo que hice una noche. —dijo, aunque sus ojos delataban lo especial que era para ella—. Me gusta la forma en que te ves cuando piensas que nadie te está mirando. Es como si tuvieras el mundo entero en tus ojos.

Ethan sintió que el corazón le daba un vuelco. Cada vez que estaba con ella, sentía que las barreras entre ellos desaparecían, que las palabras no eran necesarias para entenderse.

—Anya… tú haces que todo sea mejor. —dijo, tomándola de la mano—. No sé cómo explicarlo, pero… me haces sentir que no estoy solo. Que, por una vez, pertenezco a algún lugar.

Anya lo miró, y había una tristeza en sus ojos que Ethan no entendía del todo.

—Me alegra que te sientas así, Ethan. Pero hay tantas cosas que no sabes sobre este lugar… sobre mí. —susurró, su voz temblando ligeramente—. A veces pienso que, si supieras la verdad, te alejarías.

Ethan frunció el ceño, sorprendido por la intensidad de sus palabras.

—Anya, no hay nada que puedas decirme que me haga alejarme de ti. —respondió, apretando su mano con más fuerza—. No tienes que cargar con todo sola. Estoy aquí… y no voy a ninguna parte.

Sin embargo, mientras su relación florecía, la oscuridad que rodeaba a la Academia Blackwood se hacía cada vez más evidente. Había rumores de estudiantes que desaparecían sin dejar rastro, y algunos incluso decían haber visto figuras extrañas merodeando por los terrenos de la escuela durante la noche. Anya parecía conocer más de lo que decía, y eso solo aumentaba la preocupación de Ethan.

Una noche, después de uno de sus encuentros en la biblioteca, Ethan notó que Anya estaba inquieta. Sus ojos se desviaban hacia las ventanas, como si esperara ver algo en la oscuridad exterior.

—Anya, ¿qué es lo que realmente está pasando aquí? —preguntó, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos—. Me has dicho que tenga cuidado, pero… necesito saber por qué. ¿Qué es lo que estás ocultando?

Anya respiró hondo, como si estuviera reuniendo el valor para decir algo que había guardado durante mucho tiempo.

—La Academia Blackwood no es como las otras escuelas. —empezó, su voz baja y llena de tensión—. Hay historias, leyendas que dicen que este lugar está maldito, que hay algo oscuro acechando en las sombras. Mi familia ha estado involucrada con esta escuela desde hace generaciones, y he escuchado cosas… cosas que no deberían ser ciertas, pero lo son. Y sé que suena loco, pero he visto cosas que no puedo explicar.



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En el texto hay: romamce, terrorpsicolgico, misteriojuvenil

Editado: 23.10.2024

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