La Sombra de Eleanor Grey

Capítulo 1: La Llegada de Eleanor

Basada en hechos reales. La curiosa vida de Emily Sageé.

Eleanor Gray siempre había sido una mujer racional, con los pies en la tierra. Después de años de enseñar en pequeñas escuelas de pueblo, le ofrecieron una posición como maestra en el prestigioso internado Ravenhill Manor, una antigua institución ubicada en un rincón remoto del campo inglés. A sus 32 años, Eleanor vio esta oportunidad como un nuevo comienzo. Sería su primer puesto en un lugar con renombre, lejos de los traumas y rumores de su pequeña ciudad natal.

Cuando llegó a Ravenhill Manor, la majestuosa y ominosa mansión la impresionó. Sus paredes de piedra antigua y sus grandes ventanales, que parecían estar siempre oscuros, la recibieron con un aire gélido. A pesar de que era un día soleado, un manto de niebla parecía rodear la propiedad. Los jardines bien cuidados no conseguían mitigar la sensación de algo antiguo y ominoso.

Al ingresar, fue recibida por la directora, la estricta señora Worthington, una mujer de ojos grises y cabello recogido en un moño perfecto. Mientras caminaban por los largos pasillos oscuros, Eleanor notó espejos antiguos colgados en casi todas las habitaciones. Algo en esos espejos la incomodaba, como si su reflejo tardara un segundo más de lo debido en desaparecer.

"Espero que te adaptes pronto, Eleanor", dijo la directora mientras se detenía frente a una puerta cerrada. "Aquí están tus aposentos. Tienes todo lo que necesitas. Cena a las ocho."

Eleanor agradeció, entró en la habitación y dejó su maleta en el suelo. Era una habitación pequeña pero cómoda. Una gran ventana daba a los jardines, y justo enfrente de la cama había un antiguo espejo de cuerpo entero enmarcado en oro envejecido. No pudo evitar mirarse en él durante unos segundos. ¿Por qué se sentía incómoda frente a su propio reflejo? Se sacudió el pensamiento de la cabeza, convencida de que el largo viaje la había cansado. Sin embargo, no podía negar la extraña sensación de que, en esa casa, algo la observaba.

Esa primera noche en Ravenhill, mientras dormía, soñó con su reflejo. En el sueño, su otro yo no se movía al mismo tiempo que ella. A cada gesto, a cada mirada, su reflejo la miraba fijamente, sonriendo de una forma que ella jamás había hecho. Al despertar, bañada en sudor frío, pensó que solo era su mente ajustándose a su nuevo entorno. No podía haber nada más. ¿O sí?




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