+Hace ya un tiempo que las clases que dictaba en la universidad la habían desmotivado. Sin embargo, insistía en la sistematicidad de sus cátedras, la rutina de revisión de trabajos de sus estudiantes, preparación de material de consulta, bibliografías; más que por pasión, por su sentido de responsabilidad y como una forma de mantener su reputación de académica, la que le costó años de investigación y que le significó ser considerada en la dotación , después, de varios concursos públicos sin éxito.
Todos los días, al despertar ,esperaba que el mundo girara a favor suyo, que un acontecimiento extraordinario ocurriera y la llevara por otros caminos más intensos o menos monótonos. No perdía su optimismo, pero, luego de las ocho de la mañana,se alejaba de sus deseos y continuaba su día normal. La alarma del despertador tocaba, a las nueve el recordatorio de alguna cuenta que pagar, revisaba su listado de compras, su horario, su planificación y corría tras el metro el que felizmente, quedaba cerca de su casa. De vez en cuando, con cierta precaución, miraba su celular, ignorando los mensajes de su ex-marido y respondiendo otros. Al salir del metro, apuraba el paso unos metros y subías las escalas de la universidad y he aquí lo más agradable del trayecto, mirar las columnas y preguntarse por qué el arquitecto o el diseñador habría decidido colocar gárgolas en la parte superior de las columnas,a cada lado de las escalas. Pero el detalle le encantaba y por un minuto, se sentía protagonista de una novela de Dan Brown, acosada de intrigas y conspiraciones. Esta fantasía le agradaba, pero sabía perfectamente que existía un submundo que la superaba y que era mucho más peligroso y sobrenatural de lo que un lector fanático podía imaginar.
Saludó como de costumbre al guardia y al conserje del edificio de la pontificia universidad y siguió su camino hacia el ascensor. Marcó el cuarto piso y al entrar se encontró con una colega que le sonrió con simpatía y la saludó:
-Buenos días, Vannia, ¿Cómo estás?.Me imaginaba que eras tú, el perfume te delató y el sonido de tus pulseras…
- Mis pulseras tan discretas- dijo Vannia y luego se rió encogiéndose de hombros.Por lo menos que mi perfume sea bueno,¿Cierto?
-Por supuesto, colega-le respondió la mujer
Se acompañaron hasta el cuarto piso, para luego ingresar cada una a la sala donde impartían sus respectivas cátedras.
Vannia recorrió el pasillo como todos los días. Le costaba trabajo ver a distancia, a causa de una miopía emergente. Mientras avanzaba se encontró , de pronto, con la figura de una persona a tres salas de distancia. Mujer. Al acercarse un poco más, distinguió el hábito de una religiosa que destacaba por su altura. No le pareció extraño, muchas estudiantes de la universidad eran religiosas, sólo que en su clase no tenía y el módulo había comenzado hacía tres semanas ,sin estudiantes nuevos. Ladeó la cabeza para ver mejor; le pasaba a menudo que confundía a las personas por no verlas claramente. Sin embargo, no se detuvo a averiguar,...iba a pasar de largo, cuando una voz que le pareció conocida la llamó por su nombre.
-Vannia...¿Cómo estás?
La profesora se dio vuelta rápidamente, miró fijamente a la monja y abrió con asombro sus ojos.
-¿Delia?…
-Sí, la hermana Delia Fitzgerald...¿te recuerdas?
-Hola ...¿Cómo estás?-Preguntó Vannia asintiendo la cabeza.
La profesora quería ser cortés, pero ya a pocos minutos de comenzar su clase, se apuró a dar un abrazo y un beso en la mejilla.
-¿Estás estudiando aquí?¿Haces clases?-Preguntó Vannia,distanciándose un poco para seguir camino a la sala donde le esperaban sus estudiantes.
-No...vine a verte.
-¿A mí?...¡Qué linda!…Estoy a punto de entrar a clases…
-Necesito hablar contigo.
La religiosa la miró esperando que Vannia la escuchara.
-No quiero interrumpirte en tu trabajo, pero podrías hablar hoy conmigo. Es importante.
Vannia se complicó al pensar que al salir de clases debía pagar la cuenta de la luz y el celular, aparte de eso, debía reunirse con su abogado para ver el tema del divorcio. Por un momento pensó si era mejor deshacerse de la situación, en verdad pensó muchas cosas. A pesar de eso, sonrió con afabilidad hacia su ex-compañera de clases.
-Termino a las once este bloque, no sé como andas de tiempo, Delia.Luego, entro a la una con el próximo módulo.¿Nos juntamos en el casino?-preguntó Vannia.
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Editado: 21.09.2019