En el corazón del Valle del Eco Eterno, donde las arenas susurran instantes del pasado, se alza la Gran Cronoteca, fortaleza de la Casa Chronos, los guardianes del tiempo. Surgida tras la Gran Fractura, cuando las Casas se erigieron sobre las ruinas de una era olvidada, Chronos se consagró a desentrañar los secretos del flujo temporal, usando artefactos como el Reloj de las Eras para medir y manipular los instantes. Sus salones de mármol negro, tallados con engranajes gigantes que giran en sincronía con el tiempo, reflejan una devoción casi sagrada a la precisión. Chronos venera a Temporys, dios del tiempo y la memoria, cuya influencia guía su erudición y cautela. Su arma divina, el Reloj de las Eras, un artefacto capaz de ralentizar o acelerar el tiempo, es portado por Cassia, campeona de Chronos, cuya reciente desaparición ha sumido a la Casa en un silencio inquietante. El líder actual, Janus, un estratega enigmático y reservado, gobierna con una visión que parece anticipar cada movimiento, aunque su secretismo alimenta desconfianza.
La cultura de Chronos exalta el conocimiento, la disciplina y la introspección. Sus acólitos, entrenados en los Archivos Temporales, estudian los ecos del pasado para prever el futuro, manejando comunicadores de pulso que conectan instantes distantes. Sin embargo, su obsesión por el control temporal los aísla, y su rivalidad con Aetheria, cuya ambición aérea choca con su filosofía, es legendaria. En Elysara, Chronos es respetada por su sabiduría pero temida por su capacidad de manipular eventos. Bajo Janus, la Casa enfrenta la guerra con cautela, usando la desaparición de Cassia como un pretexto para reforzar sus defensas, aunque sus verdaderas intenciones permanecen veladas, como el tiempo mismo.