La Sombra de los Caidos

PROLOGO

Año 2.999 de la Era de las Casas Observatorio Olvidado de las Cumbres Gemelas

Dicen los cronistas que la historia es un río, pero Lady Cassia de Chronos sabía que eso era una mentira reconfortante para mentes que anhelan la simplicidad. La historia no era un río; era un océano lleno de corrientes silenciosas, profundidades insondables y presiones abisales donde monstruos antiguos dormían. Y últimamente, sentía que algo en esas profundidades, algo vasto y olvidado, había comenzado a moverse, perturbando las corrientes superficiales del presente.

Frente a ella, extendido sobre una mesa de piedra pulida por el viento, un mapa celestial de la Casa Aetheria mostraba las corrientes de viento del último ciclo. Lord Valerius, heredero de dicha casa, señaló un punto sobre las Montañas del Velo Roto, un área que incluso los cartógrafos más audaces dejaban intencionadamente en blanco.

—Aquí —dijo, su voz era la calma que precede a la tormenta—. Las corrientes no fluyen, se quiebran. Como si chocaran contra una roca invisible en el cielo. Mis exploradores informan de un silencio antinatural, una zona muerta donde el viento se niega a entrar y el aire mismo se siente pesado y sin vida.

Cassia asintió, su mirada fija no en el mapa, sino en el astrolabio de bronce que giraba lentamente a su lado. Los engranajes del artefacto, normalmente tan precisos como el latido de un corazón, sufrían espasmos erráticos, pequeñas convulsiones que delataban una arritmia en el orden natural de las cosas.

—El tiempo se comporta de la misma manera en esa región —replicó ella—. No fluye, se estanca. Se arremolina sobre sí mismo como agua en un sumidero. Mis videntes no ven ecos del pasado allí, sino… nada. Un punto ciego en el tapiz del destino, una mancha de tinta que se expande.

Se miraron el uno al otro en el silencio del observatorio abandonado. Eran los herederos de dos de las casas más poderosas, el pináculo de una era de paz que había durado tres milenios. Deberían haber sido rivales en el gran juego de la política, pero su búsqueda compartida de la verdad los había convertido en aliados secretos. Ambos habían sentido la misma disonancia en el mundo, una nota desafinada en la gran sinfonía de la creación.

—No es magia divina —concluyó Valerius, su mano descansando sobre la empuñadura de su espada, un gesto instintivo de un guerrero que siente una amenaza sin forma—. Y no es obra de ninguna de las casas. He estudiado los textos de la Guerra del Ocaso. Esto se parece más a las descripciones de las “heridas” que dejaron los Eilodon en el mundo, lugares donde la realidad se desgarró y nunca sanó por completo.

—Una herida que está supurando —añadió Cassia, su voz teñida de una urgencia fría—. Y si informamos a nuestros padres, en lugar de buscar una cura, usarán la herida como un arma. Aetheria culpará a la magia de Chronos, acusándonos de imprudencia arcana. Mi casa acusará a Aetheria de una arrogancia que los ha llevado a perturbar fuerzas que no comprenden. Se ahogarán en debates, en acusaciones y en movimientos de tropas mientras la herida se infecta y consume el mundo en secreto.

Valerius se acercó a la arcada abierta del observatorio y contempló las lejanas cumbres del Velo Roto, una silueta oscura contra el atardecer moribundo. —Entonces no podemos informarles —decidió, su voz firme como la roca bajo sus pies—. Si el mundo tiene una enfermedad, es nuestro deber, como sus futuros guardianes, encontrar su origen. Juntos.

Cassia se unió a él, su pequeña figura un contraste con la alta estatura del guerrero del viento. Sabía que era una imprudencia monumental. Un viaje no autorizado a una de las regiones más peligrosas de Elysara. Un secreto que, si se descubría, podría ser interpretado no solo como insubordinación, sino como traición por sus propias familias. Pero también sabía que Valerius tenía razón. El mundo, adormecido y complaciente por su larga paz, no se daría cuenta del peligro hasta que fuera demasiado tarde, hasta que el monstruo que dormía en las profundidades emergiera y devorara su plácido sueño.



#1594 en Fantasía
#2105 en Otros
#164 en Aventura

En el texto hay: fantasia épica, mundo construido, heroina resiliente

Editado: 11.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.