Lucía empieza a investigar la historia del espejo, buscando en diarios viejos que pertenecieron a su abuela, ya que Carlos la nombró, busca hasta que encuentra una nota escrita a mano que habla sobre una maldición: un hechicero atrapó su alma en el espejo y ahora busca desesperadamente una forma de salir, necesitando el alma de alguien para tomar su lugar. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Lucía, tomo el diario de su abuela y bajo para esperar a Sofía y leer juntas.
Esa noche, Sofía y Carlos acompañan a Lucía en su cuarto mientras leen la nota juntos, escuchan un crujido en el pasillo, los tres se miran asustados.
—No deberíamos estar haciendo esto… algo está pasando, no debimos subir al desván anoche. —Dice Carlos muy asustado.
—No es tiempo de llorar, tenemos que saber que quiere.—Dice Sofía.
—Asi es, no voy a vivir con este miedo.
De repente, la puerta se abre lentamente y ven la sombra, ahora en su habitacion, se mueve, dejando un rastro oscuro y sombrío, hasta desaparecer.
—¡Esto es una locura, Lucía! ¡Tenemos que destruirlo antes de que algo peor ocurra!
La sombra se va ellos siguen leyendo él hay una frase que dice mientras más luz haya más fácil será desaparecerlo.
—Vayamos al bosque a tirarlo por el acantilado.
—Bien dicho Carlos, vamos ahora mismo.
Eran las 11 pm y salen lo más rápido al bosque, desesperados, sentían que la sombra los perseguía, llegan al filo del acantilado Sofía le pega a una piedra con el espejo, pero quedó intacto.
—No puede ser, no se rompió.
—Lucia tiralo y regresamos a casa.
Lucía lanza y cayó por el acantilado, ellos corren de regreso pero sentían que la sombra aún los perseguía, llegan a la casa cierran la puerta y el espejo estaba ahí, la sombra a su lado ya tenía la forma humana más clara.
—Ja, ja, ja, creyeron que se librarían de mi tan fácilmente, están equivocados, no será fácil ahora voy a poseer algunos de ustedes para que me reemplace.
Se dirige hacia Carlos pero Lucía interviene y se pone delante de él.
—Sobre mi cadáver te vas a llevar a mi hermano.
—Entonces tú serás mi reemplazo.
—Lucia no. —Grita Sofí.
En ese momento Lucía comprendió todo.
—Sofi, recuerda que mientras más luz más fácil será.
La sombra sujetó la mano de Lucía, ella sintió su cuerpo adormecer mientras el la metió en el espejo, la sombra empezó a materializarse, sus pies empezaban a formarse, Sofía recordó las palabras de Lucía, vio en el fondo de la sala la chimenea encendida, la luz, Carlos la abraza con miedo y tristeza, su hermana acabada de irse.
—Carlos, sé, un buen niño.
—No, tú no, ya perdí a mi hermana.
—Se lo que voy hacer, tú solo corre si algo sale mal, ese ser solo hará daño a todos los del pueblo, es poderoso, pero alguien tiene que hacer algo y lo voy hacer.
Sofía se levantó y la sombra estaba formándose cada ves más, un frío inundaba la sala de la casa, el espejo estaba en manos de la sombra, mientras el se reía, Sofía tomó fuerzas y valentía de donde no tenía y se lanzó, logro quitarle el espejo y lo lanzo a la chimenea ardiendo, había gasolina en una botella y la lanzó igual, la candela ardió más y más, la sombra se comenzo a derretir, sus gritos eran desgarradores.
—Maldita, eres una maldita, cómo te atreves a hacerme esto, lo pagarás, te juro que lo pagarás.
El espejo brillaba, espulzó a Lucía, estaba fría y pálida, mientras que volvió a absorber a la entidad al lugar donde pertenece.
La candela se apagó, y el espejo quedó intacto, Sofía se acercó a Lucía, estaba fria, Carlos fue por una manta y agua, minutos despues empezó a reaccionar, su semblante débil, sonríe con la esperanza de que se acabo todo, ya había amanecido y escucho el carro de sus padres, al entrar vieron todo el desorden, los chicos les explicaron todo, sin pensarlo tomaron el espejo y lo dejaron en el desvan, empacaron y se fueron, Sofía tuvo que quedarse, sus padres no le creyeron nada además la castigaron, la casa quedó abandonada, nadie la compraba, Sofía creció y cada que pasaba por la casa, especialmente si era noche de Halloween veía por la pequeña ventana del desván a la sombra que esperaba con ansias la llegada de alguien que pueda reemplazarlo, Lucía y Carlos desde que se fueron no se supo de ellos, pero no les va a quedar más ganar de subir a un desván.
Fin.