La Sombra Del Holocausto.

Capítulo 23.

19 de agosto, 1942.

No dormí en toda la noche, solía salir de la habitación cada quince minutos a observar a Tessia y pasarle el dedo por enfrente de la nariz para cerciorarme que esta siguiera respirando. Con respecto a ella aún seguía admirándola, ni siquiera se en que momento ella debilitó, saber su pasado me hizo creer que debía ser más fría y fuerte, seguía llorando mientras pensaba que esa mujer era una santa, quizá a esto se refería mis abuelos con respecto a un ángel, solo que ella no se quedara en mi vida para siempre, nada es para siempre, la felicidad, la estabilidad, el dinero, el amor, ni siquiera las guerras, de lo que si estaba segura era de que esta tristeza que cargaba en mi espalda, esa si era para siempre, estaba tan cansada y acostumbrada a la vez de la situación, era una chica polaca y judía de diecisiete años que había tenido que pasar por todo aquello yo sola, me han insultado, me han maltratado, degradado y matado de hambre, amenazada de muerte y fui testigo del asesinato de mi abuela, y la muerte de mi tía y una amiga. Cobarde y egocéntricamente, deje a mi madre subir al tren mientras solo pensaba en mí, pero ese era el precio que debía pagar, mate a un nazi, y su rostro me perturbaba todo el tiempo, pero bien me dijo Tessia, es pasado y el pasado se olvida, porque es absurdo llorarle a algo que ya paso y no puedes cambiarlo, pero como ya he dicho hay pasados que duelen más que otros, y el mío no dejaba de doler, pero luego recordé aquello que me dijo Vannia en aquel sueño extraño "Vienen cosas peores "


¿Qué podía ser peor que eso? Eso mismo pregunte hace meses cuando nos apartaron. Siempre va haber algo peor que lo peor. 

Ya era de madrugada, mis ojos se cerraban solos, cuando inesperadamente quede dormida profundamente y desperté hasta el siguiente día, al darme cuenta que me quede dormida, me levante de un salto y corrí hasta la habitación de Tessia en el pasillo donde me quedaba de camino la habitación de Fela, mientras corría toque la puerta de ella con puño cerrado y grite que se apresurada a levantarse, seguía corriendo hasta llegar a la habitación de Tessia, abrí la puerta sin tocar, y entre de inmediato, estaba dormida, su pecho subía y bajaba, pase el dorso de mi mano por enfrente de su nariz, y respiraba aun, di un suspiro de alivio. 


— ¿Que sucede? — Pregunto Fela entrando de golpe.
— ¡Shhh! — Exclame llevado mi dedo hasta mis labios. — Está durmiendo.
Fela cubrió su boca con la palma de su mano, le hice saber que saliera de la habitación, haciendo un ademan con la mano, Fela dio media vuelta y salió de ahí conmigo detrás de ella, Fela se dirigía a su recamara y yo camine hasta la mía, me di un baño rápido, me puse un vestido sastre negro con garabatos blancos, y medias color piel, cepille mi lacio y largo cabello, sí que había crecido un poco más arriba de la cintura, lo deje suelto. En esos meses aprendí a delinearme los ojos yo sola. 
Salí de ahí, directo a la cocina, puse a hervir agua para preparar te, el que más le gustaba a Tessia, seguido de preparar arroz.

Sentí la presencia de Fela en el comedor, salí de la cocina, estaba sentada en el sofá, y traía una hoja de papel en las manos, fruncí el ceño al mirarla tan atenta.

— ¿Que lees con tanta atención? ¡Ni siquiera parpadeas!
Ella subió la mirada y tenía los ojos llorosos ― La encontré en un cajón de la cómoda del cuarto de Tessia.
― ¿¡Husmeaste en sus cajones!?— Reclame.
― Si.
— ¡Fela! — grite con severidad.
—Lo lamento — Contesto culposa — Pero... 
— ¿Pero qué? — Conteste con severidad. 
Ella se levantó de la silla. 
— Es una carta de despedida.

Mi expresión de severidad cambio después de escucharla. 
— ¿De despedida de quién?— Pregunte. — ¿Para quién?

— Para nosotras.

Arrugue la frente confundida 

― De Tessia — Dijo Fela 

— ¡Dame eso! — Dije y enseguida le arrebate la carta de un arrancón y comencé a leer en voz alta.

 

                        »17 de agosto de 1942.

Probablemente este muerta, o también puede que este muriendo, de cualquier u otra forma quería despedirme de ustedes, mi única familia que desde hace años no tenia, Es demasiado probable que Fela haya encontrado esta carta, siempre fue muy curiosa, de cualquier modo antes de morir tuve que decirles donde estaba esta carta.

Fela Jakov, fue una chica bastante fuerte y abnegada con ganas de siempre ayudar a su prójimo, después de todo lo que ha pasado, se atreve a bromear y a soltarse en carcajadas, sé que ella está leyendo estos escritos, y quiero que sepa que ella fue mi sostén durante muchos meses y llegue a quererla como una hija.

Después de tiempo, llego Norah Von Drachenberg, una muchacha verdaderamente difícil de tratar y entender, muy diferente a Fela, pues es fría y grosera, pero yo sé que en el fondo ella no siempre fue así, Hitler la convirtió en lo que ahora es, sin embargo no es una mala persona, es una muchacha hermosa e inteligente y de igual manera que Fela la amo muchísimo.




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