La Sombra Del Holocausto.

Capítulo 38.

Habíamos sobrevivido unos meses a una enfermedad que aún no sabiamos de que ser trataba, no estábamos contagiadas, nisiquiera una tos leve , como todos los día pero sin hacerse costumbre estaba esperando a que el tren llegara para resivir a los Prisioneros. Kurt aprecio de sorpresa de lado mio con discreción. 

-Señorita - Saludo haciendo una caravana con la boina puesta.

-Teniente. - Le devolví el saludo. 

De pronto sentí su mano invadir la mia, se acerco a mi oido y me dijo; -Tengo algo que mostrarte.
Recorde que me habia dicho lo mismo hace tiempo, y por aquel incidente no me mostró nada, me quede en silencio pensando cuando el me saco de mis pensamientos, asinti con la cabeza y bastante insegura , el me tomo de la mano y me llevo hasta los cuartos, saco una bolsa de tela color crema. Levanto la cara -¿Me perdonaras por esto? -pregunto.

Confundida y con la frente rizada dije; 
-¿Perdonarte? -Titubee 

Y sin terminar de entender sus palabras, metio la bolsa en mi cabeza cubriendo por completo mi vista, estaba comenzando a desesperarme, crei que me quedaría sin aire. Soltaba dr manotazos al aire sin lograr nada. -No hagas nada. - Escuche decirlo. 

Me tomo de la mano y camine de su mano sin rumbo y sin saber a donde iba. Mis ojos estaban cubiertos con la tela y comenzaba a notarse mi desesperación y temor.

-Aqui hay un escalón, sube y agachate-Manifestó deteniéndonos.

Levante el pie y senti el escalon y me encorbe. -Ahora hay un asiento - Lo palpe con las manos y se sentía cómodo, me sente en el, y sus manos me abandonaron. 
-¿Dónde estoy? - pregunte. 

- Espera, ya lo veras.

Escuche el arrancar de un automóvil, y este comenzo a caminar, sentía el aire de la mañana pegar en mis manos con las que jugueteba una con otra, me había quedado muda, comenzaba a dolerme la garganta no me llegaba pensamiento a la cabeza, ni que pensar, ni que decir. Ni siquiera una palabra ni un gesto, simplemente el auto seguía y yo sin decir nada, tardamos un poco cuando este se detuvo frenando sueve. Sentí la ausencia de Kurt, levante las manos para quitarme la bolsa de la cabeza , pero el me detuvo al llegar a mi lado. - En serio, comienzo a asustarme ¿que estas haciendo? - Pregunto sin oír respuesta, solo lo escuchaba tragar saliva y sabía que estaba sonriendo - ¡Quitame esto ya de la cabeza, por favor! - Manifesté preocupadamente inquieta e insegura. 
El soltó una carcajada y baje del automóvil. 

- Solo sigue mi voz - susurro. Tomo mis manos caminamos hasta que esté me detuvo.

- Llegamos. - Afirmó.
- ¿A donde? 

El tomo con delicadeza la bolsa y la saco de mi cabeza, acto a esto el gorro de mi cabeza callo al suelo, soltando mi cabello. 
- ¡Diablos! - Exclame al ver mi cabello caer.

Abri los ojos y lo único que vi frente mio es su pecho, subi la mirada hacia sus ojos. 

- ¿Por que hiciste eso? ¡Crei que me asfixiaria con la cabeza ahora dentro! - Dije altanera.

- Lo lamento. - Dijo medio sonriente.

- ¿Dónde estamos? 

El me tomo de los brazos, quite mi mirada de la suya y mire a ambos lados, era Ovbio que habíamos salido del campo, pero no sabia donde estábamos, era un lugar con el suelo tierroso y miles de rocas planas enterradas en el suelo, era un cementerio, lleno de lápidas y flores hermosas adornando las mismas, estaba por girar a atras cuando el me detuvo. 

- Norah... - Suspiro, se quedó en silencio unos segundos y apreto los ojos. 
- ¿Dónde estamos, Kurt? 

- Quiero que te des vuelta. 

-¿Para que? - cuestione con los ojos metidos en el y con ceño rizado. El se quedó en silencio. -¿Para que quieres que me de la vuelta? 
- Para que los vuelvas a ver... -Murmuró. 

-¿A quien? - pregunte. 
- A ellos...

-Ellos... - Titubee. -¿Quienes ellos.?

El me tomo de los hombros y me pego a su cuerpo luego beso mi frente, se encorbo y se puso a mi altura. -Solo date la vuelta. Me susurro frente mio. Le sonrei nerviosa y di vuelta.
Frente mio me encontré con cuatro sepulturas con sus respectivas lápidas frente mio, de mármol fino y lleno de flores, claveles, rosas y margaritas. Sonrei con lamento y gire a mirarlo.
-¿Quienes son? - pregunte ingenua. Gire de nuevo a mirar las lápidas.

-Pon atención. - susurro a mi oido por detrás, sentí una sensación dolorosa en el estómago y emocionante - Acércate. - Me dijo con tranquilidad.

Me quede ahi parada como un poste sin saber que movimiento dar, el me tomo de la mano y me acerco hacia más cerca de la primera lápida, las flores tapaban las letras de esta, el me hizo sentarme a lado de la misma , y movió las flores que cubrían las letras, el ceño se me fruncio mientras yo lo miraba quitar las flores, gire amirar la lápida , abri la boca de expresión sorpresiva e impactada tanto que la tape con mi mano derecha, seguia igual de impactada e incrédula, al igual que abri tanto mis ojos, mismos que comenzaron a soltar lágrimas pesadas, algo en el estómago me hizo saltar de tristeza, susto y felicidad, esas emociones combinadas en una sola,destape mi boca y lleve mi mano a mis ojos, y me lancé a sus brazos, Kurt perdió el equilibrio y caí encima de el, Kurt seguía abrazandome y yo a el con mucha fuerza, apretaba en mis manos en uniforme de la parte de sus hombros. La lápida decia entre letras cursivas blancas y hermosamente talladas: Sylvia Polansky de Von Drachenberg. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.