La Sombra Del Holocausto.

Capítulo 39.

- Sabes, papá, no es un tipo malo. Gracias a él tienes una sepultura decente. - Suspire - ¡Ah, papá! Nunca sabre lo que se siente que me lleves de tu brazo vestida de blanco. Nunca sabre la expresión que tomarlas cuando te diga que serás abuelo. Nunca sabre que se sienten todas esas cosas. Nunca.

La lápida de mi padre decia Athos Von Drachenberg H. Bese la misma y camine hasta mis abuelos. 

-Conocí a una muchacha, abuelos. Se llama Fela y tiene los años que yo, ella ha sido mi sustento durante mucho tiempo, ustedes son irremplasables, pero ella es como.mi hermana y la amo muchísimo. Si estuviera en mis manos nunca dejaría que algo le pasara. También estamos a cargo de una pequeña de seis años, se llama Ruth y quedo huérfana al instante. ¿Saben abuelos? Recuerdo aquella vez que me contaron sobre un ángel, un ángel que me cuidaria siempre y a cambio de nada, creo que se quién es, ya lo conoces, es alto muy alto, tiene el cabello negro como las alas de un cuervo y los ojos verdes como las esmeraldas ¡Hermoso! La piel pálida y pulcra como las nubes del cielo, los labios delgados, la mandibula marcada y unas cejas pobladas, Y sus sienes se hinchan cuando esta molesto o preocupado, - Sonrei al recordarlo. - Recuerdo que Vannia que me dijo que cuando se está enamorada y cuando piensas en esa persona, sientes que no puedes respirar. ¡Y es verdad! Así me pasa cada vez que lo miro, pero lamentablemente también me aterra, abuelos, me aterra pensar que pueda hacerme algo, aunque el me lo ha prometido.muchas veces que no pasará. No lo se, siento que cuando lo miro no puedo para de suspirar, como un ruiseñor que suspira y suspira y despues se muere de tanto suspirar. Creo que lo quiero abuela, pero no confío totalmente en el.

-¡Norah! - Exclamo Kurt detras mio, di un salto del susto pues no sabía cuanto tiempo llevaba ahi.
-¿Que? - pregunte. 

-Es hora de irnos, ven.- dijo acercandose a mi Me ofreció su mano y la tome. El me jalo con fuerza hasta levantarme y tomo de la cultura para que no me separara de su cuerpo, subi la cabeza y lo miraba con una sonrisa en la cara, el suspiro. -Sabes que no me gusta que me mires por mucho tiempo. - Dijo girando la cabeza a un lado.
-¿Te incómoda? - pregunte siendome mal.

-Mmh - hmm - El negó con la cabeza, y me miro.-No me merezco me mires así.

-¿Como así?
- Es que me miras diferente a otras personas. Te he visto mirar a otro y a nadie miras igual como me miras ami.

-Eres diferente. - Conteste.

- Te brillan los ojos cuando lo haces 
- A ti también te brillan los ojos cuando me miras. - Sonrei.

- Es escalofriante - pauso y quite la sonrisa de mi cara 

- ¿Que? - pregunte ceñuda 

El trago saliva, aclaró su garganta y acarició mi mejilla, lleve mis manos hasta pasarlas en su cuello. - Es escalofriante como me miras, porque no puedo saber que hay en tus ojos cuando lo haces.

Sonrei leve y baje los brazos de su cuello, puse sus manos en su pecho. -¿Tu hiciste esto? - Pregunte al mirar las sepulturas.

- Si. - Respondió con sencillez. 

Algo me comprimio el cuello. - No cualquiera lo hace, ¡ Y aun dices que no te mereces como te miro! 

El sonrío. - Kurt, tu eres mi ángel. - Solte con los ojos apretados, tome sus manos en las mías, y posee los labios en ellas.

- No - Sentencio con un sonrisa triste. Dio la vuelta para el tomar mis manos, besarlas, levanto la mirada y dijo: - Yo soy todo menos un ángel. 

El volvio a bajar su mano hasta mi cintura, estaba tan cerca de el que podia oler su exquisito aroma. A veces me preguntaba como un hombre podia verse tan bien 

Yo sonrei, acaricie su mejilla y beso mis labios.

- Solo soy un miserable cobarde que no fue capaz de enfrentarse a su padre y lograr lo que realmente queria. -Dijo taciturno al bajar la mirada unos segundo después la subio de nuevo. Sentí lastima por el - Ya tenemos que irnos. - Su mano abandono mi cintura y camino hasta el automóvil, regreso con el saco en la mano y bufé por lo bajo, di el último adios a mi familia mirando sus lápidas, sonrei con tristeza y gire hacia el.
-¿Lista? - Me pregunto con el saco en la mano.
-No quiero que mi cabeza entre ahi. - Discutí. - Siento que no puedo respirar. 

-Ya basta. - dijo con una sonrisa. - Por favor, linda. Solo mete la cabeza. - Bufé por lo bajo y puse los ojos en blanco, seguido mi cabeza estaba cubierta por el saco, me encaminó hasta el auto donde el camino lo senti mucho más breve que como lo había sentido anteriormente. Rápidamente y con disimulo me llevo hasta la cocina, retiro el saco de mi cabeza y respire de nuevo la vibra maloliente, repulsiva y putrefacta del campo. Olía a encierro, a enfermedad tristeza y amargura. Su despedida fue breve beso mi frente, mis labios. - Me tengo que Ir. 
- ¿A donde? -pregunte ceñuda. Sostuve todo el tiempo sus manos heladas en las mías.
- Mañana en la mañana estaré aquí de regreso. - El tomo mis manos que acarició con sus mejillas. Se fue.

En la noche helada, Ruth moría de frio y yo sentía desespero y pesimismo al cerrar los ojos y escuchar esa tos áspera y seca de los demás, que a la vez era acompañada de escupitajos color rojo. Moría por que amanecerá y pudiera alejarme de esas personas infectadas, como ya lo había dicho olía a encierro, el dolor en la cabeza era como un pinchazo seguido por toda la misma, lo ignoraba al pensar lo que sucedió esa mañana pude ver por última vez a ami familia, y desde ese día no había pensado en mi hermano, estaba muy ocupada cuidándose la espalda cono para pensar que le pasaría a la suya, me informo que probablemente estaba vivo, pero como bien lo recuerdo, no quería saber nada de mi, así que trate de ignorar su presencia hasta que amaneciera.




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