La Sombra Del Holocausto.

Capítulo 56.

Septiembre, 1944.

Me termine de resignar de nuevo a otra perdida. 
Fela ya no iba a regresar, un día una vieja me dijo que no me acostumbrase a las personas, tarde o temprano se largan de tu vida, pero a observar a Alaric, que en sus ojos aún se observaba la esperanza me hacía volver a creer, sabia como se sentía el que la persona más importante de tu vida no esté a tu lado.

Pasamos meses buscándola por todos lados, ya nos habíamos enfrentado a unos soldados. Nuestra resistencia se fue haciendo pequeña esta vez, Jozef se dio un tiro en la cabeza, la desesperación del hambre provoco que perdiera el razonamiento.

Luka murió a manos de Irenka las cuales comenzaron a tener problemas entre ellas. Irenka la acuchillo por accidente mientras forcejeaban en un lio menor. Irenka comenzaba a comportarse rara, estaba comiendo demasiado y otros días la veía a escondidas devolver la comida en vómitos constantes, su ropa era más holgada y ella era una mujer marchita y pálida, comencé a dudar de lo que probablemente le pasaría, pero no lo comente con nadie hasta que los Lloriqueos de un bebé desconsolado inundaron mis oídos ese mes. Corrí hasta donde ella se encontraba y me encontré con una criatura a los brazos de Irenka. Mi respiración se agitó, mire para ambos lados y me acerque a ella. —Yahvé. — exclame sorprendida. — ¿Qué es esto? — Pregunte mientras me acercaba con terror a apreciar al bebé de cerca.
—Por favor, Norah. No me corras, no tengo a donde ir 
— ¿Por qué no me lo dijiste antes? — Pregunte un poco molesta.

—No era algo que yo planeara. Ni siquiera lo sabía, comencé a sospecharlo hace unos meses.

— ¡Pero aun así no me dijiste nada, Irenka! ¿Qué vas a hacer con esa criatura? No vas a poder hacer tus obligaciones aquí. Tienes que irte antes de que Alaric y Kurt regresen.

—Por favor. — Sollozo suplicante. — Ten piedad ¿A dónde voy a ir con mi bebé?

Era una criatura sin culpa alguna, su piel era blanca, y pequeños rasgos se ser rubio lo notaban, el pequeño recién nacido se aferraba a su madre con si supiese de que hablábamos. — ¿Cómo puedes quererlo? — Pregunte con lágrimas. — Es el resultado de un abuso. Yo no podría quererlo.

— Eso es porque no lo has vivido. — Dijo acariciándole el rostro. — Pensé lo mismo, hace algún tiempo, pero me he dado cuenta que él no es culpable de lo que ese malvado hombre me hizo.

— Es que...— Titubee llorosa, me acerque más a ella, me encuclille para verlo de cerca y sonreí al darme cuenta la preciosidad que estaban frente a mis ojos. Levante el dedo índice de mi mano y con delicadeza comencé a acariciar su mejilla rosada y tibia.

—Es precioso.

— ¿Te digo algo Norah?— Exclamo mientras sonría entre sus sollozos. — Le agradezco a ese malvado lo que me ha hecho, porque me ha regalado lo más bello que he visto y es mío, y nadie podrá quitármelo.

Sonríe entre lágrimas, subí la mirada a enfrentarla y dije. —Tienes que irte.

Ella negó con la cabeza y comenzó a llorar de nuevo. Estiró los brazos con su bebé cubierto con un pedazo de tela.

—Cárgalo. — Estaba ofreciéndome cargar a su bebé, yo la mire con los ojos abiertos y asentía con la cabeza limpie mis lágrimas y levante los brazos para recibir al pequeño. La criatura daba gemidos leves, lo sostuve en mi pecho, suspire al imaginar que era mío, levante el dedo índice y lo recorrí por su pequeño brazo. El bebé abrió su mano para recibir mi índice y lo apretó con su pequeña fuerza, no me soltó y sonreí mientras el bebé se aferraba a mi pecho. Solté un Sollozo de ternura y tristeza.

— Yahvé, ¿y ahora qué hago? — Pregunte mirando al cielo y llorosa y no soltaba mi índice.

Mecía a niño de un lado al otro estaba enamorándome de él. La criatura comenzó a llorar sin sentido, le cubrí la cara con la tela. — Shhh — Exclame al tiempo que lo mecía un poco más.
La puerta del escondite se abrió y Kurt estaba parado en el umbral, salte del susto, el me miro sin expresión alguna. — ¿Qué es eso? — Pregunto estricto.

Me quede callada, mire a Irenka que estaba pálida del susto, gire a mirarlo. El cambio unos pasos. —Un bebé. —Conteste con altivez.

— ¿Un... qué? — Su voz Tartamudeo. Y frunció el ceño.

— Irenka tuvo un bebé.

— Se tiene que ir. —Dijo con severidad. Alaric apareció detrás de él.

—No. — Conteste 

—No podemos cargar con él. Si no se va tiene que deshacerse de él.

—No voy a deshacerme de mi bebe. — sentencio Irenka dolida.

—Entonces te vas. — Ordenó arqueando la ceja.

— No, no se va. — Ordene.

—Dije que se va. 
— Por favor, Kurt ten humanidad. —Chille.

— ¿Cómo puedes ser tan malo y vil? — Dijo Irenka con lágrimas




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