La Sombra del Legado

Capítulo 9: La Sombra del Escándalo

El grito que resonó en el salón interrumpió toda conversación, desgarrando el ambiente festivo en mil piezas. El caos se desató entre los nobles mientras las personas intentaban entender el origen del pánico. Isabella, con el corazón palpitante, no podía ignorar la conexión inquietante que sentía, percibiendo que la celebración estaba a punto de transformarse en un verdadero escándalo.

Mientras corría hacia la fuente del sonido, una multitud se había formado alrededor de un hombre caído, el mismo que había vistiendo un chaqué oscuro, con una expresión de horror perfectamente dibujada en su rostro. Isabella empujó a través de los invitados, hasta que logró abrirse paso y se encontró con la escena: un rostro que conocía muy bien, el de Victor Davenport.

—¡Victor! —gritó, la angustia surgiendo de su interior mientras se precipitaba hacia su abrupto lado.

Él yacía en el suelo, rodeado por nobles que intentaban auxiliarlo. La confusión reinante se convirtió en un mar de murmullos e inquietud; su corazón se hundió al ver a su amigo inmóvil, y el aire denso de incertidumbre hacía que su respiración se volviera más difícil.

—¡Por favor, alguien llame a un médico! —gritó Isabella mientras se arrodillaba junto a él. Su tono firme era capaz de someter cada reacción a una orden.

Victor, entreabriendo los ojos, buscó la mirada de Isabella, y en sus profundidades se atisbó un atisbo de dolor. Ella sentía que el mundo giraba a un nuevo ritmo, mientras la oscura sombra del evento se extendía sobre ellos.

—No... —murmuró él débilmente, luchando por sostenerse a la conversación, su voz casi inaudible. El pánico en sus ojos le revelaba que el peligro no solo era físico, sino que también emanaba de la tensión palpable entre sus familias.

A medida que la multitud se agolpaba, la señora Davenport se abrió paso fuertemente, visiblemente afectada al encontrar a su hijo en un estado crítico. La preocupación se apoderó de ella, y el rostro noble que había mostrado antes ahora era una máscara de angustia.

—Victor, cariño. —Su voz se quebró al agacharse a su lado, el inflexible hielo en su mirada se desmoronó mientras evaluaba la situación.

Mientras tanto, el murmullo de los nobles crecía en intensidad. Las miradas desconcertadas contenían preguntas sin respuesta sobre lo sucedido. Isabella se sintió impotente, el peso del secreto que había intentado enfrentar las sombras de la tragedia.

Era evidente que algo más profundo se tejía en todo el asunto. Era como si la tensión entre las familias hubiera alcanzado un punto de ebullición, y lo que había comenzado como una gala para unir a los clanes se tornaba en un frente abierto de agresiones y rencores.

De repente, la puerta se abrió, y un grupo de médicos entró rápidamente, forzando el paso entre la multitud, llevando consigo el equipo necesario para atender la emergencia. Isabella observó con desesperación cómo comenzaban a examinar a Victor, preguntándose qué obstáculos enfrentarían ahora, una vez que la situación había escalado a un nivel tan personal.

Cuando los médicos comenzaron a trabajar, la señora Davenport instó a los nobles a retroceder, creando espacio para su hijo. Una ola de silencio cayó sobre el grupo reunido; todos miraban mientras la gente se apeaba, temiendo lo que podían leer en las expresiones de los que trataban de salvar a Victor.

—¿Qué ha pasado? —preguntó una voz desde el fondo, y la tensión aumentó aún más, como si el aire estuviera repleto de antiguas heridas recibiendo luz.

Isabella no podía quitar la vista de Victor, y a cada segundo que pasaba, el miedo invadía su corazón. Finalmente, uno de los médicos se volvió hacia la multitud.

—Necesitamos llevarlo al hospital. Él está inconsciente, y no sabemos qué le ha causado esto.

El mundo pareció congelarse. Isabella sintió que su estómago se revolvía; no solo sí el estado de Victor era crítico, sino que las implicaciones de la familia Davenport comenzarían a resonar generando eco entre todos los presentes y desatarían aún más caos en el aire.

—Llévatelo. —la señora Davenport ordenó, sus ojos fijos en la situación—. Haremos todo lo posible por él.

Mientras llevaban a Victor en camilla, Isabella decidió que no podía permanecer al margen. Estaba clara en su determinación; para ella, la conexión entre sus vidas había crecido hasta convertirse en un hilo frágil pero significativo.

—Voy con él. —declaró, sin permitir que la negativa de la señora Davenport la interrumpiera. Su voz era fuerte, empoderada por un sentido de propósito que la ahorraba del temor.

—No es momento de juegos, Isabella. Esto es una cuestión familiar. —la señora Davenport la advirtió, visiblemente tensa ante la posibilidad de perder a su hijo.

—Lo sé, pero estoy unida a Victor por fuerzas más profundas. No me alejaré de él. —Isabella desafió, sus ojos fijos en la matriarca rival, con la determinación brillando en su mirada.

La señora Davenport pareció reconocer ese ardor en la joven, aunque la preocupación todavía danzaba en su expresión. Finalmente, sin poder soportar más el conflicto, aceptó la decisión de Isabella.

—Bien, ven con nosotros, pero por favor, mantente alejada de los medios. —dijo la señora Davenport, su tono descendiendo hacia una súplica.

Isabella asintió, determinada a acompañar a Victor mientras se sentía atraída por la urgencia de la situación.

El camino hacia el hospital fue una tormenta de emociones. En la carretera, los pensamientos de Isabella danzaban entre la angustia por la salud de Victor y la presión que caía sobre ambos clanes. La conexión que había florecido entre ellos se tornaba cada vez más intensa; su deseo de protegerlo y su compromiso por luchar a su lado alimentaban el fuego dentro de su corazón.

Al llegar al hospital, una oleada de nerviosismo invadió a Isabella mientras el equipo médico se apresuraba a llevar a Victor a la sala de emergencias. Ella sintió el latido de su corazón como un tambor, cada golpe marcando el compás de su ansiedad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.