La Sombra del Magnate [2]

Capítulo 4

 

Capítulo 4

 

Aurora Flecher.  

El corazón me da un vuelco, los nervios llegan a mí en cuestión de segundos, aquella sensación extraña aborda mi estómago, aprieto mis labios sin poder contener la emoción, tomo grandes bocanadas de aire y no hago más que poner una de mis manos en la perilla de la puerta para así abrirla.

Abro la puerta y lo próximo que hago es tirármele encima, no me he tomado el vino y ya anda haciendo efecto en mí. Harris me toma en sus brazos y me carga, miro sus bellos ojos verdes y luego bajo a sus labios donde me deleito con la calidez de estos.

—Se acabaron los días de abrazar la almohada — pienso.

—Beautiful mine — susurra una vez que nos damos el tiempo para respirar.

Beautiful mine: Bella mía.

Mi novio me deja en el suelo y sonrío mientras le doy paso para que entre al departamento.

—¿Qué tal el vuelo? — pregunto.

—Estuvo genial, pero me dejo algo cansado — me sonríe.

El hombre de cabello castaño deja su equipaje en una esquina, me mira, sonríe y luego pregunta — ¿Qué tal el día?

—Interesante — respondí.

Abandonamos el lobby y nos dirigimos a la sala de estar.

Lily y Sara se vuelven locas cuando ven a Harris y yo no hago más que sonreír cuando los recuerdos llegan a mi mente mientras me siento en el mueble junto a Harris.

Conocí a Harris Abbey hace poco más de dos años, atravesaba una noche muy estresante en el hospital, no tenía pacientes por atender y se me ocurrió darme una vuelta por las instalaciones del lugar. En una de las habitaciones vi a una enfermera limpiar la herida que yacía en el brazo izquierdo de un bello hombre de tez clara, cabello marrón y ojos verdes, ojos que en segundos se cruzaron con los míos, estallando en mi interior cientos de emociones.

Aquella enfermera que se hacía cargo de la limpieza de la herida del hombre de ojos verdes al notar mi presencia me llamó para que le hiciera el favor de ayudarle, pues se le había presentado una urgencia y ante aquel caso, yo no pude negarme.

Terminé de limpiar la herida del desconocido y luego busqué un par de vendas, en el proceso comenzamos a tener una conversación bastante interesante, pero más pronto que tarde tuvo que marcharse. Meses después nos volvimos a encontrar y justo en aquellos momentos nos dimos cuenta de que yo era la doctora de cabecera de su padre y el mismo debía hacerse unos exámenes que yo le había indicado. En esta segunda vez Harris me había invitado a tomar café y yo había aceptado, a raíz de esa invitación y de esas tazas de café, nació una amistad rica en respeto y amabilidad, quienes luego le dieron paso al amor y a un noviazgo que ha sabido perdurar hasta hoy.

Una leve caricia me saca de mis pensamientos y suspiro mientras la realidad me toma en sus manos.

—La próxima vez que vayas a escocia deberías de llevarnos a todas — le dice Lily a Harris — si no puedes pagar el vuelo, lo cual no lo creo, yo me entro en la maleta.

—¿Y si no entras? — pregunta Sara.

Lily mira a Sara como si estuviese loca y eso causa una gran risa en mi — Todo con mantequilla entra, mi amor — responde.

¡Oh por Dios!

Todos comenzamos a reír como locos y luego nos detuvimos cuando recordamos que Aleph se encontraba dormido.

—¿Por qué no planeamos un viaje? — Sara rompe el silencio.

—Sí, ¿Por qué? — pregunta Lily.

—Porque aún no estoy de vacaciones — digo con sumo pesar.

—Me gustaría ir a... — el silencio se adueña de Lily cuando todos escuchamos el sonido de mi celular.

Frunzo el ceño y todos nos miramos entre sí.

—¿Quién será a estas horas? — pienso.

Me levanto del mueble y voy en busca del celular que se encuentra en el desayunador de la cocina.

Tomo el celular y luego la llamada.

—Buenas noches — digo en un tono bajo.

—Buenas noches, Aurora — logro reconocer la voz de la persona que se encuentra detrás de la línea — discúlpame, sé que estas no son horas de llamar, pero la tarde de hoy me entregaron un comunicado para ti que vino directamente desde la dirección y por algunas razones personales no pude entregártelo, lo enviaré a tu WhatsApp ¿está bien?

—Me parece bien — muerdo mi labio inferior — ¿por qué no me lo enviaron a mi correo en un inicio? — pregunto.

—Al parecer tu correo electrónico está presentando algunas fallas — explicó

Debo revisar mi correo — digo para mí.

—Está bien Frieda, envíame la información a mi WhatsApp. Muchas gracias. Buenas noches — digo para luego colgar.

—¿Qué sucede? — pregunta Harris.

—Al parecer la secretaria olvidó enviarme una información, pero ya lo he resuelto — sonrío y vuelvo al mueble con el celular en las manos.

—Esa información ha de ser muy importante para llamar a estas horas — comenta Sara.

—Eso pienso yo — susurro.

— Como estaba diciendo, me gustaría ir a turistear a Brasil, me parece un país muy interesante y con una cultura inigualable.

—No parece una mala idea — dice Lily.

—¿Qué dices tú? — me pregunta Harris. 

—Me parece interesante, ya que nunca me había interesado en aquella cultura — Respondo.

—Voy a servir el vino — anuncia Lily.

—Sí, por favor — habló Sara con dramatismo.

Siento mi celular vibrar anunciando la entrada de un nuevo mensaje. Tomo el dispositivo y accedo a la aplicación, me voy al chat de Frieda y mi corazón se acelera cuando veo el documento, pongo el dedo en la pantalla y en cuestión de segundos el documento se abre.

Comienzo a la leer la información, y una palabra llama poderosamente mi atención: traslado. Sigo leyendo y la gota que reventó el vaso se hiso notar, la palabra Nueva york figuró en negrita en el párrafo.




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