Seguimos saliendo por dos meses.
Nuestras salidas eran variadas, íbamos al parque y hasta fuimos al cine con tu hijo, el cual me caía muy bien.
La primera vez que vi a tu hijo me di cuenta que tenía la misma sonrisa brillante que la tuya, solo que la de él estaba impregnada de inocencia.
Ese día salía del colegio y me preguntaste si quería acompañarte, la respuesta fue obvia.
Me emocionaba que tuvieras esa confianza de presentarme a la persona más importante de tu vida.
Él estaba con una mochila de Iron Man y a mí me encantaba Marvel, así que empezamos a hablar de eso, él se veía tan emocionado, y vos también, muchas veces te vi mirándonos con brillos en tus ojos.
En nuestra conversación juan me había dicho que no pudo ver la segunda película de capitán américa, y como en ese momento estaba en cartelera te pregunte si querías que vayamos al cine.
Aceptaste y juan estaba feliz, eso hizo que vos estuvieras más brillante y que yo no parara de contemplarlos.
Cuando me despedí vos me agradeciste y tu hijo me asigno el título de mejor amiga mientras me abrazaba por la cintura y me miraba sonriente.
Al otro día cuando me desperté todavía sonreía por la tarde anterior. Estaba feliz por haberme llevado tan bien con Juan, y cuando te vi en el trabajo me di cuenta que vos también lo estabas.
Eso solo me hizo dar esperanza de que tal vez, no me mirabas solamente como tu amiga.