La Sonrisa de Amapola

11

Lo nuestro iba a pasitos de bebe.

Salíamos, hablábamos, nos divertíamos. Nos íbamos conociendo.

Casi siempre nos quedábamos jugando hasta tarde con Juan o mirando televisión con él.

Mientras nuestra relación avanzaba, más nos íbamos abriendo la una con la otra.

Me dijiste que tus padres nunca tuvieron problemas con que llevaras novias a su casa, al contrario de los míos quienes pensaron que era una etapa de rebeldía hasta que lo terminaron de aceptar.

También nos contábamos los sueños y metas que teníamos de chicas y como fueron cambiando a medida que crecíamos.

Compartimos muchos mates y café, mensajes y llamadas trasnochadas.

Compartimos besos que a veces se volvían apasionados pero no llegábamos a más.

Me confesaste el miedo que sentías a que te vuelvan a lastimar a vos y a tu hijo, mientras yo me prometía a mí misma nunca defraudarte.

Nos íbamos conociendo y mientras más cosas conocía, más me iba enamorando porque gustar ya quedaba muy lejos de lo mucho que sentía por vos. Y esperaba que estuviésemos en la misma página.



#31922 en Novela romántica
#20345 en Otros

En el texto hay: tristeza, romance, amor

Editado: 28.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.