Una mañana cuando ambas teníamos franco y después de que te acompañara a llevar a Juan al cole, volvimos a tu casa para tomar unos mates en el sillón mientras mirábamos una película para pasar el rato.
Me acuerdo que en una parte de la película me quedaste mirando y te pregunte si te pasaba algo.
"Sos hermosa" soltaste de la nada mientras te acercabas con timidez hasta que nuestros labios se tocaron.
Muchas veces nos habíamos besado pero esa vez sentí que algo era distinto.
Nos besábamos con ganas como si quisiéramos dejar una marca en la otra.
No me acuerdo en que momento llegamos a tu cama ni cuando nuestras ropas quedaron regadas en el suelo. Lo único que recuerdo a la perfección son nuestros cuerpos reconociéndose poco a poco, casi con timidez mientras de vez en cuando nos sonreíamos sin dejar de explorarnos.
En ese momento te vi más libre y hermosa que nunca, con tu pelo revuelto y una boca roja por los besos donde tenías una sonrisa extasiada, placentera.
Aunque suene cursi nos hicimos el amor de forma lenta pero sin pausas, buscando lo que más le gustaba a la otra haciéndonos sentir placer mutuamente. Y aunque puede sonar como línea gastada nunca sentí tanto como en ese momento en donde nuestros cuerpos y corazones se complementaron a la perfección.