La sonrisa del Ángel

Capítulo 2 “Recuerdos

A Santiago no se le ocurrió ningún nombre así que por los próximos cinco días se la paso llamándome "Hey" para prácticamente cualquier cosa, cuando vio que no tenía dinero, tampoco trabajo y aun peor que tampoco sabía que era eso, asumió que era una niña rica

Tu casa es bonita -dije eran muebles de madera y el piso brillaba, todo en su lugar, nada fuera de orden, se notaba que le gustaba controlar la situación y ahora si había puesto atención a ello, ni si quiera había notado esos detalles estaba muy aturdida

Gracias –dijo orgulloso- tu habitación será la que está en la parte de arriba al final del pasillo derecho, el baño es la puerta de en medio subiendo la escalera

¿Y tú donde duermes? –pregunte al ver que no lo menciono

Ah, en la habitación al final del pasillo del lado izquierdo –dijo rascándose la cabeza y mirando hacia donde había dicho, después de eso me llevo a la habitación, cuando llegamos, en las paredes había muchos posters de chicas, con poca ropa, se puso rojo de nuevo y comenzó a arrancar las fotos rápidamente mientras se disculpaba

Perdona, yo normalmente no entro aquí, así que no sabía que este tipo era un pervertido –dijo rápidamente llevándose todo

¿Y tú no lo eres? –le pregunte dudosa y con media sonrisa

¿Qué? –abrió demasiado sus ojos

Me trajiste a tu casa, donde vives solo... -le mire con los ojos entrecerrados

¿Insinúas que quiero aprovecharme de ti? –Se echó a reír- tranquila chica solo trato de ayudarte pero si te sientes incomoda puedes irte –a punto hacia la puerta

Oye, oye tranquilo, solo bromeaba –le di un golpecito en el hombro de forma amistosa y el levanto la cejas y sonrió de lado, su expresión no me dejaba ver del todo lo que en ese instante paso por su cabeza

¿Ahora haces bromas? Eres todo un caso, primero apareces de la nada, haces que me echen de la universidad y ahora estas en mi casa haciendo bromas, vaya día –dijo y dio un enorme respiro- ¿porque no te das un baño?- me pregunto y yo lo mire sin decir nada- un baño, una ducha, te metes ahí –a punto a la puerta que antes había señalado como el baño- te quitas la ropa... -dijo rápidamente pero en seguida se detuvo y de nuevo le subió el color a las mejillas, parecía que le pasaba eso con frecuencia, le sonreí

Creo que sé cómo se hace –le dije sonriendo, era raro pero se veía tierno, como un corderito

Eh... si claro, yo te traeré algo de mi ropa para que puedas cambiarte –dijo y de inmediato salió, lo vi caminar por el pasillo hasta el otro lado y entrar a su habitación, cuando ya no pude verlo me puse a examinar la habitación en donde me encontraba, a excepción de las fotografías que Santiago había quitado todo estaba igual que lo demás bien ordenado igual que el resto de la casa, me senté en la cama y era suave pero no exageradamente, la noche había caído, mi estómago hizo un ruido extraño y mire hacia abajo, Santiago entro a la habitación, tenía la puerta abierta

Vaya, ¿hace cuánto que no comes? –dijo

Jamás eh tenido la necesidad –dije pero no muy fuerte

Claro... como no, mejor dime ¿te gusta el sushi? –me pregunto ignorando mi respuesta

¿Qué es sushi? –se echó a reír, claramente se burlaba de mi pregunta

¿En serio? No me vas a decir que una niña rica no sabe lo que es el sushi –dijo y cuando vio que yo no respondí continuo –bien, pues hoy lo vas a probar, ordenare sushi tu mientras date un baño –me dejo su ropa en la orilla de la cama y salió, escuche sus pasos bajando la escalera, después de que me duchara regrese a la habitación, había mas cosas en la cama, un cepillo para el pelo y otro más pequeño, y otras cosas para el cuerpo, me cepille el pelo y baje

Mmm.... –no sabía que decir, lo mire sentado en el sofá con la cabeza entre sus manos- ¿pasa algo malo?- el levanto la mirada en seguida y me miro

¿En serio no recuerdas nada?- pregunto, su manera interrogante me sacudió un momento

Ahora mismo no, pero dame tiempo lo hare –sentía que debía aliviar su pesar, pero era verdad lo que le decía, gradualmente recordaría más acerca de la caída, lo haría porque aunque la caída había revuelto mi mente, sentía que podía recordar, como si lo tuviera en la punta de la lengua

Si, entiendo –dijo y se levantó-vamos a comer –nos sentamos en la mesa y saco unos platos, sirvió de lo que había en una caja blanca –después de saciar mis necesidades ahora humanas, me conto sobre él, su familia vivía en un lugar llamado Guadalajara pero había decidido venir a estudiar a Guanajuato porque le ofrecieron una beca, tenía pocos amigos

Bueno no hay muchas cosas importantes sobre mí, me gusta el béisbol y la buena música, tengo 18 y medio y.... tu ¿qué edad tienes? –me pregunto de repente

Cuatrocientos –dije y el me miro un segundo

Si claro, hablo en serio o es que ¿tampoco recuerdas eso? –era claro que recordaba mi edad, pero en años humanos eso era la edad que el tenia tal vez

La misma que tú, 18 –le dije

Entonces ¿lo recordaste o eso no lo olvidaste? –me estaba interrogando, era desconfiado hasta cierto punto

Creo eso no lo olvide –le dije

Bueno oye es tarde, vamos a dormir y mañana veremos qué podemos hacer, tal vez podamos llevarte con un doctor o algo –me dijo estirándose y bostezando

¿Doctor? –pregunte

Si, para ver que puede hacer con tu amnesia –me dijo

Oh no, no te preocupes debe ser temporal y pronto recordare –no sabía eso pero no podía permitir que alguien me revisara, solo no podía, yo sabía porque tenía amnesia no necesitaba que me lo dijeran, después de eso los dos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Me di cuenta que mi cuerpo se sentía excesivamente cansado y después de unos segundos de recostarme me quede dormida. En sueños tuve flashazos de la caída pero nada concreto.

 

 



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En el texto hay: angeles, romance juvenil, ficcion

Editado: 03.07.2021

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