Iba pateando una piedra mientras caminaba por las calles desiertas.
Ya era algo tarde y la oscuridad se encargaba de ensombrecer el barrio.
A pesar de haber escogido ya una opción, mi cabeza seguía luchando contra el dilema de querer quedarme en casa de mi amigo Yoongi o ser una buena hija y obedecer a mis padres.
Pero seguir pensando en eso no me iba a servir de nada, aparte de conseguir un dolor de cabeza.
Simplemente esperaría a mañana para volver a la casa de mi amigo.
Un sonido me sacó de mi mundo mental.
La piedra que iba golpeando con el pie se me desvió por una calle.
Por unos segundos mire hacia ese lugar, pero con las mismas, seguí mi camino.
O eso quise intentar.
Gritos. Golpes.
Eso escuchaba una y otra vez. Hasta ese momento no me había percatado del gran ruido que estaban generando.
- ¿Hay alguien ahí? - ¡obvio que sí! ¿Por qué habría hecho esa pregunta estúpida?
Me acerqué un poco, entré en la calle como un par de metros hasta quedarme completamente petrificada.
Sangre.
Un gran charco de sangre.
Nerviosa, encendí la linterna de mi móvil y alumbré lo que había delante de mí.
- ¡Corred! ¡Vamos! - decían varias personas mientras las escuchaba huir del sitio.
Ni siquiera me fijé en ellas, pues mi vista solo estaba clavada en eso que había en el suelo: una persona.
No iba a mentir, tenía miedo, pero aquello no me impidió acercarme hasta él.
Cada paso que daba, mi corazón latía más.
Cada paso que daba iba reconociendo rasgos.
Era él.
Definitivamente.
- Eh… - dije algo indecisa - ¿Estás vivo?
Toqué su cuerpo para buscar pulso.
Casi se me sale el corazón cuando su mano agarró mi brazo de repente.
- ¡Ah! – se me escapó un grito - ¿e..estás bien?
No obtuve respuesta.
Miré de nuevo la sangre que había y como el muchacho luchaba por mantener los ojos abiertos.
- Llamaré a una ambulancia, ¿vale? – fui a levantarme, pero su brazo me apretó más.
Le miré y el negó con la cabeza.
- ¿Por qué no? ¡Estás herido!
Él seguía diciendo que no.
De forma muy brusca tiró de mi brazo hacia el suelo para evitar que me levantara.
Obviamente aquello me hizo daño y, a su vez, me hizo enfadar.
- ¡Suéltame! – esta vez fui yo la que quité mi brazo de su agarre – te estaba ayudando primero porque estás mal herido y segundo – le señalé con el dedo – te ves muy joven como para vivir de esta manera. – y es cierto, aparentaba mi edad y aquello me hacía sentir el doble de compasión – Pero ya veo que me estaba equivocando.
Sin más, me largué de allí muy molesta.
Llegué a mi casa y cerré de un portazo.
<< ¿Qué pasa con la gente? ¡Cada vez están más locos!>>, pensaba a gritos en mi cabeza.
Me puse el pijama y me lancé a la cama.
Realmente es un niño….un niño que vive en la calle y se encuentra en esas condiciones….
Cada vez que veía o escuchaba de este tipo de catástrofes era cuando me daba cuenta de que tal vez mi “vida triste”, como la llamaba yo, no era nada comparado con el resto.
Y eso era muy duro.
Aunque más duro fue pasar la noche….pensando en si ese niño seguirá vivo.
La culpa empezaba a carcomerme.
Hasta aquí este capítulo~
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
Mil gracias por el apoyo~
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