Ojos cerrados.
Silencio absoluto.
- ¿H…hola? – tartamudeé - ¿c…chico?
Nada.
Me adentré en el callejón.
Era obvia la sorpresa que mi cara mostraba.
Rápidamente, me acerqué hasta el chico y empecé a moverlo con mis manos en sus hombros.
- Eh…chico…despierta.
Estaba inconsciente.
Sin pensarlo dos veces, cogí su brazo y lo puse sobre mi hombro. Le cogí del otro y lo pasé por el lado contrario. Con mucho esfuerzo, y con un pequeño salto, subí al chico sobre mi espalda.
Paso a paso, aunque fueran lentos, me encaminé hasta mi casa.
- ¿Y si vuelven a pegarle? ¿Y si muere? – decía una y otra vez mientras andaba en círculos en mi habitación. – Él es un chico de la calle….un vagabundo….está acostumbrado a ese tipo de cosas… ¿no?
No podía parar de hablar mientras me iba acelerando cada vez más y más.
- Quiero decir….peleas, hambre, frio, es el día a día de los pobres indigentes….ya habrá pasado más situaciones como esta… ¿verdad?
Empezaba a desesperarme, y con ello, a tirarme del pelo.
- Eres una asesina Songi….lo has dejado tirado….solo es un niño….asesina….iré a la cárcel, mis padres se enterarán, pagarán la fianza y me matarán ellos….no puede ser ….el chico va a morir y yo también.
Antes de darme cuenta ya me había puesto una chaqueta encima del pijama e iba camino al callejón cagada de miedo por lo que pudiera encontrar.
Me apresuré para abrir la puerta. Con otro salto recoloqué al chico sobre mi espalda ya que se estaba resbalando. A pesar de estar tan delgado pesaba más de lo que creía.
Cerré a toda velocidad la puerta golpeándola con el pie y puse las llaves en el pequeño mueble de la entrada.
¿Qué hago? ¿Dónde lo llevo?
Subí a mi cuarto y lo senté durante unos segundos en el suelo.
El muchacho estaba manchado de sangre, y cada vez había más. Me apresuré a poner varias mantas sobre la cama para no dejar ni rastro de esa sangre en el colchón.
Como último esfuerzo por cargar al chico, lo puse de golpe en la cama sin poder soportar más su cuerpo. Seguidamente subí sus piernas y lo tumbé boca arriba.
Aunque el olor era nauseabundo, no era mi preocupación. Incluso puedo decir que apenas llegaba a molestarme, pues era tanta la desesperación por saber que no iba a morir que no podía centrarme en otra cosa.
Empecé por quitarle los sucios y rotos zapatos. Decidí dejarle los calcetines para que no le diera frío. Luego le quité la chaqueta abrigada y otra fina que llevaba debajo dejándolo, así, con una camiseta de manga corta.
Con un ágil movimiento, saqué el gorro de su cabeza. Su pelo estaba completamente sucio y despeinado. Aún así se podía apreciar los tonos castaños que tenía en este.
Finalmente, empecé a quitarle el pañuelo.
Por primera vez pude ver sus facciones. Su redonda nariz decorada con un lunar en la punta, la forma de sus labios, los cuales tenían otro lunar posado sobre el labio inferior. Sus ojos delicadamente cerrados….quedé absorta. Era bastante guapo y….mucho más joven de lo que pensaba.
Rápidamente me puse a revisar sus heridas. Salí hasta la cocina y cogí un cuento con agua, un pago, y algunos productos sanitarios como tiritas, vendas, pomada, entre otros.
Primero eché su pelo hacia tras y empecé a limpiarle la sangre y suciedad que había en su cara. Tenía el labio partido, la nariz reventada y un corte en la ceja izquierda. Por suerte, nada grave.
Una vez curé la herida del labio y la de la ceja, poniéndole unos puntos de pega en esta última para cerrarle el pequeño corte, empecé a revisar su cuerpo.
Ahí comenzó el verdadero terror.
La fuente de la que provenía tanta sangre.
Su abdomen.
Un gran corte en su abdomen.
Hasta aquí este capítulo~
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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