Ya había anochecido.
Después del paseo y nuestra pequeña discusión, obviamente no me dejaron volver sola a casa y tuve que venir escoltada por mis dos amigos protectores.
Me senté en el filo de mi cama y suspiré con pesadez mientras dejaba mi móvil sobre la mesita.
“Taehyung”
Aún se podía ver los restos de aquella palabra sobre la mesa. La froté con el dedo en un intento de hacerla desaparecer por completo. Pero fue en vano.
Entre los pequeños huecos de la madera se había quedado restos de la mina del lápiz. Aquello iba a ser imposible de limpiar.
Me dejé caer hacia atrás y miré el techo con intensidad.
¿Ese niño estará bien? No habrá muerto…¿verdad?
Yo creo que soy subnormal o algo me falla en la cabeza.
Di unos pasos, con algo de duda y temerosa, mientras me asomaba al callejón.
- Ehh – hablé en un susurro – “T”…¿estás ahí?
Silencio.
<< Bueno….el chico parece mudo….obviamente no va a responderme>>
- Si estás ahí, haz algún ruido golpeando algo – hablé de nuevo.
Fui entrando poco a poco.
- Anda….hola. Muchas gracias por cuidarle – habló una voz entre las sombras.
Cada vez pude reconocer más su cara. Era algo mayor, tal vez rondaba los treinta años. Sostenía un bate entre sus manos….y este estaba manchado de sangre.
El chico….
- ¿Vienes a divertirte con nosotros? ¡Sería un gran pago por robar a nuestro objeto de diversión! – dijo mientras bajaba el bate y señalaba algo en el suelo.
Entre la sombra y oscuridad de la noche, pude ver una pierna en el suelo.
Yo seguía de piedra, sin poder hacer ni decir nada.
- No seas sosa, enróllate – dijo otro que aparentaba la misma edad que el chico del bate.
Se acercó a mi y me agarró del brazo.
- ¡Suéltame! – grité mientras le di un tirón para soltarme de su agarre.
- ¡Cogedla! – habló el del bate.
Los dos secuaces que había con el que parecía ser el “líder” del grupo de matones, se abalanzaron sobre mí.
Esta vez no me quedé petrificada, si no que salí a correr.
No sabía que hacer o hacia dónde dirigirme. Por el momento solo huiría.
Por supuesto que llamar a Yoongi o Hoseok sería mi muerte cien por cien asegurada.
¿La policía?
Es una opción. Entre las prisas, encendí la pantalla de mi teléfono -el cuál estaba usando como linterna – y pulsé el número de emergencia.
- H…Hola – dije con dificultad por la carrera.
Aproveché para meterme por un callejón bastante estrecho. Mi cuerpo es pequeño así que puedo entrar por ahí con facilidad, cosa contraria para aquella escoria que me seguía.
Ventaja para mí.
- Hola, ¿en qué puedo ayudarla? – dijo la otra voz.
- N…necesito ayuda, u…nos matones….han golpeado a un chico y me están siguiendo – me apresuré a decir.
- Manténgase a salvo, ya estamos mandando una unidad de policía y una ambulancia. Dígame la dirección.
Se la di.
La llamada finalizó pronto. La estación de policía estaba a unas pocas calles de auí, y eso me tranquilizaba.
No iba a tener que huir por mucho más tiempo.
Salí del callejón y corrí por la avenida principal hasta llegar al mismo sitio, el callejón del chico.
Me dejé atrapar.
Ya escuchaba la sirena de la policía. Por eso lo hice.
Los dos matones me cogieron de los brazos para que el líder me golpeara con el bate, pero mientras se acercaba a mí, algo saltó sobre él.
- ¡Imbécil!
“T” se había tirado sobre este y con sus manos estaba tirando de la cabeza del enemigo hacia atrás.
- L…La policía, tío, la poli – gritó uno de ellos mientras me soltaba.
Pero no les iba a dejar escapar tan rápido.
Con velocidad le mordí con fuerza el brazo haciéndole gritar de dolor, mientras, me ferraba con fuerza a la ropa del otro.
No paraba de resistirse.
Por eso le di una patada en los huevos.
Hasta aquí este capítulo~
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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