Nos sentamos en la mesa.
- No se si eres alérgico a algo, por eso puse más acompañantes de lo normal….¿tienes alergias?
Una vez más, el chico se encogió de hombros.
Tal vez no sepa realmente si tiene alguna.
Suspiré.
- Espero que no. ¡Qué aproveche! – dije mientras cogía mis palillos y empezaba a comer.
T no se movía, solo miraba los platos con cierto brillo en su mirada.
Por mi parte, levanté la cabeza para mirarlo fijamente mientras llevaba un puñado de arroz con kimchi a mi boca.
- Es gratis – solté de broma – puedes comer todo lo que quieras.
Esta vez el giró su cara hacia mi y cogió los palillos.
Lo vi dudando entre que acompañante escoger, finalmente cogió un trozo de carne – chico listo – y se lo llevó a la boca. Lo masticó durante tanto tiempo que debía de haber absorbido todas las vitaminas de este, una a una.
Cada vez comía más rápido.
Fue en uno de los momentos, cuando cogió un puñado de arroz, que vi como sus ojos se llenaban de lágrimas.
Eché la cara hacia delante, con inercia. No me creía lo que veía.
- ¿P…por qué lloras?
El chico negó con la cabeza y se restregó los ojos con la manga de la camiseta.
Se señaló a sí mismo.
- Tú – dije intentando leer sus gestos. Seguidamente señaló la comida – la comida – hablé de nuevo – finalmente indicó con el dedo hacia su boca la cual formaba una pequeña sonrisa – Mmmm….¿te gusta la comida? – él asintió - ¿estás feliz? – volvió a asentir mientras procedía a seguir engullendo.
Dejé mis palillos en la mesa y me dediqué a mirarlo. Bueno, más bien mis ojos estaban sobre él pero mi mente se había ido.
Llorar por la comida…. Realmente hay gente que lo pasa muy mal. No debería quejarme por mi solitaria vida, al menos tengo un techo, hago todas mis comidas, puedo estudiar y de vez en cuando puedo tener un capricho.
La vida es muy injusta.
Unos tanto y otros tampoco.
- Ten cuidado, podrías ponerte malo del estómago si comes tanto – solté mientras vi como frenaba su ritmo.
Mientras T terminaba, me puse a recoger la mesa.
¿Cómo dormiríamos? No me había parado a pensar eso.
Está la cama de mis padres y el sofá. Este último lo descarté, era como una piedra.
Lo dejaré dormir en mi habitación y yo dormiré en la de mis padres, no creo que les haga gracia para nada saber que un desconocido haya dormido en su mismo colchón, ni siquiera me imagino si supieran que hay un desconocido en su casa.
Poco después, T apareció a mi lado con los platos restantes en sus manos, mirándome como preguntando que hacía con ellos.
- Gracias – le dije mientras los cogía y los dejaba en el fregadero.
Lo vi alejarse y sentarse en la misma silla, mirando a la nada.
Era un chico bastante raro, pero no tanto como para llegar a darme miedo, por suerte.
¿Por qué estaba haciendo esto? Podría haberle dicho al médico que no tenía nada que ver con él y ellos se habrían encargado.
No sé si soy buena o tonta….
Fregar los platos me hizo reflexionar mucho sobre el por qué de lo que está pasando.
Una vez terminé y me giré, el chico no estaba.
Lo único que había era una palabra escrita en una servilleta.
La misma.
“Taehyung”
Hasta aquí este capítulo~
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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